Sí fui, pese a que la noche se anunciaba tormentosa; ida y vuelta caminando sin tropezarme con ninguna aventura digna.
Había más gente que el día de la inauguración, pero debo haber estado especialmente taciturno porque, salvo el tramo del Sordo, al que esta vez le dejaron un tiempo suficiente, al resto no lo disfruté demasiado. Influye un poco con quién se siente uno en la mesa.
Apología de los paseos súbitos, para los que no se deciden a ir hasta los estudios de la radio: "Cuando por la noche uno parece haberse decidido terminantemente a quedarse en casa (...) después de la cena (...) dispuesto a hacer aquel trabajo (...) terminado el cual habitualmente uno se va a dormir; cuando afuera el tiempo es tan malo que lo más natural es quedarse en casa; cuando uno ya ha pasado tan largo rato sentado tranquilo a la mesa que irse provocaría el asombro de todos (...) cuando ya la escalera está oscura y la puerta de calle trancada..." http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/kafka/paseo.htm