Había una vez un tonto que luego de mucho esfuerzo logro echar al último allegado que lo soportaba.
Como consecuencia de esta repentina soledad no tuvo quien le recordase que era un tonto, por lo que creyó que ya no lo era.
Vestido con esta falsa piel, se pavoneaba por los círculos más encumbrados, dando por sentado que su falta de entendimiento era parte del proceso creativo en que se había convertido su vida.
Computadora mediante, lograba refutar los argumentos más elaborados y las críticas más sagaces, y con tan poco esfuerzo que lo hacía tecleando con un solo dedo en cada mano.
Una mañana su habilidad llego al máximo, se le había abierto la inspiración, y con un dedo solo de una única mano se daba maña para elaborar discursos que le eran apenas inteligibles.
Pero ¡qué decepción! aTónito-n, descubrió que no era inspiración lo que se le había abierto, y además descubrió donde se estaba escondiendo el otro dedo.
Ya no son iguales las mañanas, con el recuerdo de tan propio asiento.
Ricardo Ebook el viernes, 30 de septiembre de 2011 a las 04:33 PM
en La venganza será terrible del 29/09/2011 dijo: