Impecable programa.
El capitalismo y sus propuestas van a seguir este curso, su voracidad es un reflejo entrópico de su pérdida de relevancia social y de la propia distorsión de valores que promueve para preservarse a sí mismo. Los límites se van ensanchando a medida que las personas van descubriendo que nadie ni nada puede detener sus medidas para obtener un beneficio. Te pueden vender 5 ravioles a $200 porque hay gente que los paga, incluso con placer, mostrando y reforzando su idea del status social que ocupa... Este curso simplemente va a seguir porque para la gente la estratificación es natural y tener valores morales comparativos es normal. Eso permite que no exista una idea o interés de hacer un análisis profundo de las estructuras que rigen la operación social y su impacto en la condición humana. Incluso si quisieran, la mayoría de las personas no tiene las herramientas para juzgar las cosas desde una perspectiva mecanista o de causalidad. En Argentina, de los miles de comunicadores sociales que hay, el único capaz de hacer una crítica concreta al sistema capitalista es Alejandro Dolina, lo cual refleja que tan lejos se encuentran estas cuestiones de la zona de debate público. Es algo que no se pregona en ningún ámbito educativo, o de otra clase.
¿Qué hay para hacer? No mucho. Pensar y promover la erradicación completa del sistema capitalista y de cualquier otra forma de sistema monetario. Empezar a aceptar la ineficiencia de las ideologías románticas como son la democracia, la propiedad privada, trabajar por un ingreso y cualquier otro concepto desalineado con el conocimiento actual.