Creo que Alejandro Dolina no supera el hecho de no haberse convertido en Borges. Pero como el mismo Borges decía: hubiera querido ser Shakespeare, pero tuve que conformarme con ser Borges. Me gustó eso de que Dolina hubiera querido pisar la alfombra roja que le pusieran los académicos. Y bueh... todo no se puede. A mí me parece que el Negro es demasiado susceptible a los halagos y por tanto, a los rechazos. Escuché más de una vez que se quejaba por no haber sido invitado, reconocido lo suficiente, etc. Creo que es muy talentoso y tiene la envidiable capacidad de poder metamorfosearse cuando ha sido conveniente. Pudo reconstruirse y pasar de una actitud bastante patriarcal a ser un macho posmoderno. Ojo, no es una crítica: hay conversiones auténticas, más allá de la de Constantino (que esa es un poco dudosa).