Martha Elda Bernal
En Venganzas del Pasado desde el 09-sep-2020 a las 12:58 hrs
Sobre una impostura: Me parece que Dolina vive en la impostura. Pretender fingirse joven a los 80 es una impostura. Hacerse cirugíasy teñirse el peso, sobre todo siendo hombre, es una impostura. Fingir que aún se pueden levantar minas a los 80 (sobre todo si pueden ser sus nietas) es una impostura. Para mí le importa más la imagen que la verdad o Darío le habrá hecho creer, con su filosofía posmoderna, que la imagen y la realidad son la misma cosa. En el fondo creo que Dolina no tiene idea de lo que es el amor. Lo asocia con la juventud y la belleza pero eso no es amor, amor es algo más profundo y duradero. Lo que Dolina llama amor es vanidad, es deslumbramiento. No dura nada.
Me encanta Dolina por su talento como narrador oral y escritor. A veces, cuando se lo ha escuchado por años, resulta reiterativo pero ¿quién no? Molesta un poco tanta insistencia con el tema minas y su mal disimulado machismo. Aunque se hace el deconstruido, sus comentarios sobre mujeres indican esta condición porque siempre se hace hincapié en el físico. Cualquier heroína o reina o lo que fuere la mujer de que habla o es linda o es fea, criterio que no se aplica a los varones. Nadie dice de un héroe, un astronauta o un científico: era hermoso, tenía un lomo que bueno bueno. Su deconstrucción roza el ridículo como cuando alaba exageradamente a Cora Barengo o al "filósofo" Darío y adhiere últimamente a criterios copiados de esos dos personajes. Es un tipo muy contradictorio porque por un lado supuestamente admira muchísimo la inteligencia, la bondad, etc. como máximos valores. Pero se ha desfigurado en el afán de conservar una juventud que se le fue hace rato. Y sí, es patético un tipo de más de ochenta queriendo pasar por uno de treinta en lo que respecta a vida sexual. Vamos, que hay edades para todo y en la que está Dolina hay que pensar en cosas más serias, me parece.
No tenía idea de que se pudiera poner Posidón. Dolina sabe seguramente más que yo de griego.
Creo que Alejandro Dolina no supera el hecho de no haberse convertido en Borges. Pero como el mismo Borges decía: hubiera querido ser Shakespeare, pero tuve que conformarme con ser Borges. Me gustó eso de que Dolina hubiera querido pisar la alfombra roja que le pusieran los académicos. Y bueh... todo no se puede. A mí me parece que el Negro es demasiado susceptible a los halagos y por tanto, a los rechazos. Escuché más de una vez que se quejaba por no haber sido invitado, reconocido lo suficiente, etc. Creo que es muy talentoso y tiene la envidiable capacidad de poder metamorfosearse cuando ha sido conveniente. Pudo reconstruirse y pasar de una actitud bastante patriarcal a ser un macho posmoderno. Ojo, no es una crítica: hay conversiones auténticas, más allá de la de Constantino (que esa es un poco dudosa).
Siempre leo los comentarios pero no podía registrarme. Estoy de acuerdo en casi todo con Mariela Luna Petiza, siempre. La posmodernidad, lamentablemente, lo invade y arruina todo. A mí me pasa con Dolina sobre todo desde que se asoció con el filósofo de moda Darío (de apellido imposible). Solo quedan rescoldos del talento del Negro.
Qué bien lo que dice Alejandro respecto a la angustia por no poder salir con amigos. Es una tontería en comparación con el panomara de enfermedad y muerte. Dolina siempre tiene la opinión más certera.
Mis felicitaciones a Barton y Gillespie que tan bien lo secundan.