Encontrá todos los archivos de audio en MP3 del programa de radio La Venganza Será Terrible de Alejandro Dolina

12 de Febrero de 2013

Las encarnaciones de Elise Mueller y el profesor Theodore Fluornoy

Transcripción automática

0:00:00 Hablaremos ahora de las encarnaciones de Elise Müller y el profesor Flournoy.
0:00:12 Contaremos un asunto que es un poco esotérico, un poco relacionado con impostura y un poco amoroso también.
0:00:21 Esto sucedió a fines del siglo XIX en Ginebra en pleno auge del Espiritismo, una época en donde el Espiritismo tenía muchos adeptos y seguidores.
0:00:36 Y había cobrado hasta un lugar científico si se quiere.
0:00:39 Sí, porque muchos científicos estaban interesados en él y concurrían a las sesiones con verdadero interés.
0:00:46 Elise Müller había nacido en 1861 en Martigny, un cantón suizo.
0:00:52 Poco después de su nacimiento su familia se mudó a Ginebra. Allí vivió con su madre Vuda, tenía un negocio de ropa en ella.
0:01:01 Bueno, no importa mucho todo esto. En realidad nada importa hasta 1892.
0:01:07 En ese año, Elise fue a una sesión de Espiritismo y le gustó.
0:01:12 Algunos dicen que descubrió su capacidad de médium y otros dicen que encontró de qué modo engañar a algunos y ganar dinero.
0:01:21 Elise era hermosa, así que no le hacía falta ser médium. Era alta, morotcha y de ojos negros.
0:01:28 El cronista anota que nada recordaba en ella el aspecto de macrado o trágico que se solía atribuir a las adivinas o a quienes traficaban con los espíritus.
0:01:40 Es verdad, suele creerse que las personas que se relacionan con los muertos se les parecen.
0:01:46 Se les parecen porque van a hacer un gran desgaste. En cada sesión esto las va de macrando y consumiendo.
0:01:50 Sí. El caso es que esta era una morotcha alta, saludable y me la imagino pechubó.
0:01:57 Reconozco.
0:02:00 Bien, la cuestión fue que empezó con reuniones espiritistas humildes en las que las demostraciones se reducían a mesas giratorias, floreros volantes y ramilletes se movientes.
0:02:14 A mí no me parece tan poco eso.
0:02:16 Hemos visto menos a veces.
0:02:18 Pero de todos modos no era tan poco, pero era lo que hacían todos.
0:02:23 Y de este modo ni sorprendían y convocaba más que algunos curiosos de segundo orden.
0:02:29 Allá por 1895, Elisa se hizo famosa con escenas de reencarnación.
0:02:35 Aseguraba que entrance podía corporizar en sí misma el espíritu de cualquier muerto famoso.
0:02:44 Y entonces ahí empezaron a visitarla más interesadas.
0:02:50 Entre ellos estaba un profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Ginebra, Thomas Clournois.
0:02:56 Era un hombre escéptico que en verdad sólo quería encontrar alguna experiencia para sumar a su tesis de no creyente.
0:03:06 Clournois pretendía refutar cualquier asunto relacionado con el espíritu.
0:03:12 Bueno, parece que cuando entraba entrance las representaciones que Elisa hacía, por ejemplo, de María Antonieta,
0:03:20 eran impactantes y seducían a muchos.
0:03:23 Los más entusiastas aseguraban que Elisa conseguía los más delicados matices de expresión,
0:03:30 de encantadora cortesía, de altiva con descendencia o de abrumador de exprecio,
0:03:37 que sucedían alternativamente entre el desfile de cortesanos o de tallesco que poblaban su sueño.
0:03:43 Bueno, eso no era demostrar mucho, puesto que lo podía hacer cualquier buen actor.
0:03:48 Hasta que Elisa, portadora, portatrice del espíritu de la reina, escribió.
0:03:55 Y su letra, cotejada por visitantes eruditos, era la misma que la de María Antonieta.
0:04:05 Las damas que visitaban su sesión estaban maravilladas con el manejo del pañuelo real y de otros accesorios ficticios.
0:04:14 También quedaban pasmadas ante la desenvoltura con la que a cada vuelta quedaba e echaba atrás la imaginaria cola de su vestido.
0:04:24 El doctor Clournois no creía nada y tenía buenas razones para no creer.
0:04:31 Parece que en su encarnación de María Antonieta a Elisa le ocurría a veces dirigirse a algunos de los asistentes como a personajes concretos de su corte.
0:04:43 Clournois, que era un erudito, la hacía incurrir en anacronismos inadmisibles.
0:04:50 Las construcciones discursivas de Elisa y su supuesta encarnación eran nobles, pero pertenecientes a otros tiempos y no al siglo XII.
0:05:05 Bueno, entusiasmado con aquel descubrimiento, Clournois preparaba nuevos capítulos de sus refutaciones, pero vino a suceder algo.
0:05:17 Elisa supo que las investigaciones de Clournois iban a destruirla.
0:05:22 Entonces, y de un plan que en absoluto supondría encarnaciones irrefutables o corporizaciones mediúmnicas, Elisa decidió seducir a Clournois del modo más contundente.
0:05:38 Una noche, en una sesión a la que Clournois asistió solo, Elisa entró en trance y dijo encarnar a Simbandini, una princesa árabe y esposa principal del príncipe hindú llamado Sibruka Nayaka.
0:05:57 Este príncipe había reinado en Canara hacia el siglo XV.
0:06:03 En esta ocasión, en vez de remitirse a gestos cortesarnos, hasta que como lo había hecho María Antonieta, Elisa funció en su trance ingresar en el arendes y bruca.
0:06:14 Los movimientos y las expresiones de esta chica fueron de los más lasciivos.
0:06:20 Y el doctor Clournois fue invitado al amor en el sáscrito más correcto.
0:06:27 O sea, querés hacer el amor.
0:06:30 Dice el cronista que Clournois inevitablemente entró en trance, él también, y se creyó Sibruka por un momento.
0:06:37 Bueno, se ha amado.
0:06:42 Y Clournois abandonó todo ese edificismo y empezó a creer fervorosamente en las encarnaciones de Elisa, tanto que siguió visitándola y esperando que los trances volvieran a remitirla a Gineseos pretendo.
0:06:57 Procreyente por enamorado o por agradecido, Clournois no molestó más a Elisa.
0:07:04 Después de algunos encuentros más, con otros nombres y otros rostros, dejaron de verse.
0:07:10 Y Elis Mueller continuó con su trabajo y les nombró a otros, con apariciones de Catalina de Médici, María Estuardo o Isabel de Inglaterra.
0:07:21 Todas las reinas tenían los mismos gestos.
0:07:23 Pero eso no importaba.
0:07:25 En 1900, una acaudalada millonaria norteamericana maravillada con los espectáculos de Elisa le legó una fortuna cuyas rentas le permitieron vivir tranquila hasta que murió, cosa que sucedió en 1929.
0:07:43 Esta es la historia, breve historia, de Elisa Mueller a quien el amor vino a rescatar del engaño de la farsa.
0:07:58 Es curioso porque estaba pensando que algunas elecciones de esta muchacha eran ciertamente las que, por ejemplo, convocara María Antuanet a la Reina de Francia,
0:08:08 porque la requería, por lo menos, para algunos observadores racionales y pesados, este asunto de la ausencia de cabeza, por ejemplo.
0:08:15 Alguna cosa por el estilo.
0:08:17 Claro, pero la convocaba antes de la decapitación.
0:08:21 Lo cual es raro, porque en general se trata de impresionar con detalles así, no sé, no estoy seguro.
0:08:30 Es curioso.
0:08:31 No conozco el oficio del médium y ahora no hay.
0:08:35 No hay gente que por lo menos lo haga con tanto trabajo y dedicación, ¿no es cierto?
0:08:40 Pero también es curioso ver de qué manera se reciben estas visitas y de qué manera funcionan los interlocutores ocasionales, porque me parece, me hace sospechar esto, Alejandro,
0:08:52 que aquellos que eran invitados a las sesiones, empezando por el incauto, el primero exéptico y después el ardecido muchacho,
0:09:00 que funcionan como muchos periodistas de la televisión, ¿no?
0:09:04 Esto es, preguntan aquellas cosas que un espíritu, incluso un pagote, no tendría ningún empacho de responder fácilmente y no repreguntan.
0:09:11 Le habrán preguntado, por ejemplo, a Elizabeth I, la reina de Inglaterra, cuáles sus amantes fueron verdaderos, cuántos hijos dejó, qué pasó con las colonias en América,
0:09:21 digo, qué pasó con aquellas alianzas con el Celípico.
0:09:24 Sí, siempre había esa pobreza de interracción.
0:09:27 Porque, fijémonos, lo único que va a estar, estrictamente todas las reinas se parecen desde la reina de la Cebada Cervecera a la reina de Holanda,
0:09:38 y bueno, hacer gestos con la capa, saludar con la mano más o menos así.
0:09:41 Sin embargo, calculo que no siempre habrá sido así. Victor Hugo era medio.
0:09:45 Claro, bueno, si lo hiciera sus colonos.
0:09:47 Victor Hugo era medio. Entonces me imagino yo que los personajes serían muy consintentes.
0:09:52 Yo prefiero, mil veces, a un medium como Victor Hugo, como Sir Arthur Conan Doyle, gente estudiosa, a un tipo como...
0:09:59 No voy a nombrar a ningún actor amigo, no se haga problema, que haya estudiado poco.
0:10:02 Pero estaba pensando también que después, cuando empieza a caer el interés por este tipo de prácticas, porque lo que se manifestaba a veces era ectoplasma,
0:10:10 que es una cosa bastante asterosa, exactamente.
0:10:12 Si yo me veo una ectoplasma, mi cama, me agarra repunaz.
0:10:16 Es como la policía del que dice Barton de los dentífricos.
0:10:19 La de las escupidas.
0:10:21 Y que una de las cosas que suplanto de una manera legal de esto es la cinematografía, las películas de Hollywood,
0:10:28 que también, incluso con los anacronismos del caso, nos permiten por un rato pensar que estamos en contacto con ese tipo de personajes
0:10:36 que aún no tanto le hubiera gustado conocer.
0:10:38 Pero mucho antes que eso, hay otro tipo de prácticas, otro tipo de envelesco, otro tipo de encantamientos que nos remiten.
0:10:44 Eso es nada menos que el amor.
0:10:46 Allí donde uno, efectivamente, está hablando con una especie de aparición tan real como pueden ser las cosas, las fantasías que tenemos nosotros en la cabeza.
0:10:54 Y que después, con el tiempo, quizás maldadamente o quizás afortunadamente, se prolongan o desaparecen.
0:11:00 Y creo que todo esto nos lleva a algo que también nos ha dicho el amigo Borges de la parte de Palermo,
0:11:05 y es pensar que si acuerce al carácter racional o no, esos minutos que uno comparte en relación con ese tipo de presencia
0:11:11 nos convocan inmediatamente para hacer una elogia de la sombra.
0:11:14 Y la sombra es la breve canción que escucharemos ahora,
0:11:19 es un número de lo que me costó el amor de Laura en la versión de Julia Senco, a la que acompaño yo prevé.
0:11:25 Y la voz de Sandro también dice por aquí, ¿no?
0:11:28 No, la voz de Sandro aparece.
0:11:30 Aparece luego.
0:11:31 Aparece inmediatamente después, pero no es forma para...
0:11:32 No lo convocamos hoy entonces, es un poco hacía.
0:11:34 La sombra, entonces.
0:11:44 No sé quién soy, qué ves en mí.
0:11:55 Soy la muerte o desgracia, abrazao mi amor.
0:12:03 No me engaño, sé tu nombre y el dirijo.
0:12:08 Soy el hombre que te ama, ves mi alma en mi cara, mi vida yo soy tu amor.
0:12:24 Y, favor, qué entiendo.
0:12:30 No me engaño, sé tu nombre y el dirijo.
0:12:36 Soy el hombre que te ama, ves mi alma en mi cara, mi vida yo soy tu amor.
0:12:47 No me engaño, sé tu nombre y el dirijo.
0:12:54 Soy el hombre que te ama, ves mi alma en mi cara, mi vida yo soy tu amor.

Comentarios (0)

No hay comentarios. ¡Podés ser el primero en comentar!


Tenés que Iniciar sesión para comentar.
Podés darle estilo y formato al texto utilizando Markdown