Transcripción automática
0:00:00 Continuamos la venganza, será terrible, estamos en vivo aquí en el galponcito de
0:00:05 Radio del Plata, en la calle de Gorriti 5963, mañana y el resto de la semana
0:00:10 estaremos aquí cada media noche esperándolos. Hablaremos esta noche de las
0:00:18 hordalías, un informe que ya hemos hecho alguna vez y que accediendo a algunos
0:00:25 pedidos vamos a abordar el tema noan. Así que tenemos nuevos datos y algunas
0:00:32 historias acerca de la hordalía o el juicio de Dios, no? Eran aquellas pruebas
0:00:39 que se hacían a los acusados para probar su inocencia. Generalmente eran
0:00:49 un absurdo. Digamos que la inocencia podía quedar demostrada si es que se
0:00:56 operaba un milagro. Dice el cronista que en este caso es Volter, nada menos, que el
0:01:04 origen de las hordalías se ha perdido en la noche de los tiempos, pero que era
0:01:09 corriente en los pueblos primitivos, pero fue en la edad media cuando tomó
0:01:16 importancia en la civilización occidental. Había varios sistemas que se usaban
0:01:23 para las hordalías. Lo más común era la prueba del combate singular. El
0:01:30 acusado debía demostrar su inocencia con el triunfo en una pelea. En algún
0:01:37 caso incluso se podía delegar esa lucha, podías mandar a otro en tu lugar.
0:01:45 ¿Pero por ahí estabas viejo o enfermo o eras cobardes? O lo que sea, que es yo.
0:01:51 ¿O eras una dama, una señora? Entonces mandabas a otro en tu lugar. Esta
0:01:57 delegación era incompleta en caso de derrota, ya que si el tipo perdía no lo
0:02:02 mataban a él sino a vos. Después otra hordalía no muy frecuente, pero
0:02:09 interesante, era la que se efectuaba por medio del veneno. En Mantua y en Siena
0:02:17 se conocieron episodios que dieron cuenta de ese procedimiento. Había distintos
0:02:22 matices, pero funcionaba más o menos así. El acusado tomaba un veneno.
0:02:29 Si lo hace, si lo hace este arsénico, lo que sea. Si el veneno lo afectaba
0:02:38 velozmente, indudablemente había sido culpable el tipo. Pero si tardaba en
0:02:46 retorcerse, si tardaban a hacer efecto, entonces se le daba un antídoto eficaz
0:02:56 para que no se muriera porque eso demostraba que el tipo era inocente. La
0:03:02 verdad es que muy poco resistían la violencia de los venenos porque eran
0:03:05 venenos italianos, eran de una enorme eficacia. Los mejores venenos, se lo
0:03:11 digo así como una recomendación, son los venenos italianos. No había
0:03:17 personas capaces de aguantarlo ni un rato. A veces se utilizaba
0:03:25 también la prueba del pan y el queso. ¿Cómo era? Se preguntarán ustedes
0:03:31 estas pruebas. Bueno, de la siguiente manera. Esto ya se practicaba incluso
0:03:37 desde el siglo II allá en el Imperio Román. El preso, el acusado, mejor
0:03:45 dicho, de un delito, debía comer cierta cantidad de pan y queso. Y los jueces
0:03:53 decían que si era culpable, entonces los dioses enviarían a alguien, o ya en
0:04:03 tiempo del cristianismo, Dios mismo, mandaría unos ángeles para apretarle
0:04:09 el cogote al tipo, de modo que no pudiese tragar, que no pudiese seguir
0:04:13 tragando aquello que estaba comiendo. Y esto sucedía casi siempre porque vos
0:04:18 podías comer cierta cantidad de queso, pan, queso, pan, queso, pero a los 50, 60
0:04:26 kilos de pan sentías que no podías tragar más. Y entonces ahí te decía
0:04:33 así que sos culpable. O sea cuando el acusado empezaba a descomponerse, a
0:04:39 jugarse y a demostrar que no podía tragar ni una sola miga jamás, decían
0:04:44 que había sido demostrada su culpabilidad. Otra abordaría con alimentos que
0:04:50 cita Volter, es la del pan de cebada que debía tragarse entero, si me permiten
0:04:56 la expresión. Todos los que fueron sometidos a tragarse ese pan murieron
0:05:01 ahogados, porque parece que era un pedazo de marroco enorme y que nadie se lo
0:05:07 podía tragar entero. La prueba del hierro caliente, ésta me gusta, era la más
0:05:13 usada y la que mejor conocemos. Según cuál fue la jurisdicción, porque había
0:05:22 distintas costumbres, pero bueno, se obligaba a caminar con el hierro en la
0:05:26 mano, distinta cantidad de pasos, para que luego se examinaran las quemaduras.
0:05:32 Es decir, si vos agarrabas un fierro caliente, caliente, quiero decir, candente, al
0:05:38 rojo y si no te quemabas, era sinocer. Ah, sí, sí. El hierro candente a veces era
0:05:47 sustituido por agua o aceite hirviendo o plomo fundido o alguna de esas bellices.
0:05:54 En los dos primeros casos, la hordalía consistía en tomar con la mano un objeto
0:06:01 pesado que se encontraba en el fondo de un gran recipiente con agua o aceite hirviendo.
0:06:07 Me llenaban un tacho así, aceite hirviendo y adentro había una pesa de 10 kilos.
0:06:17 El asunto es que... Había que meter la mano ahí. Claro, no te tenías que quemar.
0:06:23 También a veces lo hacían pasar al acusado, caminando de escalzo sobre rejas de arado.
0:06:31 Y había el del agua también, la hordalía por el agua, muy simple.
0:06:40 Bastaba con atar al imputado de modo que no pudiese mover brazos ni piernas ni nada.
0:06:45 Y después lo tiraban al río. Pero al revés, se consideraba que el tipo era culpable si flotaba.
0:07:00 Y al contrario, si se bulldía, era inocente.
0:07:03 Porque se pensaba que el agua estaba siempre dispuesta a recibir en su seno aún virtuoso.
0:07:09 Mira vos. Claro, pero bueno, muchas veces se declaraba la inocencia de los que ya estaba muerto.
0:07:20 Porque se corría el riesgo de declarar la inocencia de los que se morían.
0:07:26 Es el peligro de que el inocente se ahogue. Bueno, eso no les preocupaba a los jueces.
0:07:31 Lo importante era saber si era inocente o no. Después se moría que se ahogó.
0:07:38 Sin embargo, en el siglo IX, Incmar o de Reims, Arzobispo de esa ciudad,
0:07:48 recomendó mitigar la prueba a tanto que uno de los que fueran sometidos a esa prueba.
0:07:54 Y si se hundían, los levantaban. Eso se llama piedad.
0:08:00 Bueno, finalmente, Inocencio III, en el Consilio de Letrán, prohibió toda forma de hordalía.
0:08:10 Ah, sí. Los defensores de la hordalía basaban su actividad en ciertos versículos del Antiguo Testamento,
0:08:18 en los que algunos suspechosos de culpabilidad eran sometidos a una prueba consistente en beber una pózima
0:08:27 preparada por los sacerdotes, de cuyo resultado se dictaminaba si el acusador era culpable o no.
0:08:35 Pero esa no era más que buscar alguna cinta bíblica para justificar.
0:08:41 Yo voy a contar una historia de un noble de Frandes que, allá por 1150, participó de un holgóreo ciudadano.
0:08:50 Ustedes habrán escuchado de muchas fiestas de locos, cosas carnavalescas, que tenían días precisos,
0:08:59 asignados para el despliegue de danzas y acciones. Allí estaban permitidas cosas que en general no estaban.
0:09:08 Estaban la fiesta de Saturno, la fiesta del loco en París. Había varias fiestas, muchas civilizaciones.
0:09:15 Y durante esos días todo el mundo se ponía en curda, le faltaba el respeto a la cana, todo, todas esas cosas.
0:09:24 Este muchacho, este noble, se emborrachó convenientemente, pero tuvo mala suerte porque la esbornia le duró los días posteriores a las fechas convenidas.
0:09:37 Y entonces como festejante solitario y aislado le pasó lo mismo que aquellos japoneses que no sabían que había terminado la guerra.
0:09:47 El tipo estaba borracho y no le dijeron que había terminado el carnaval.
0:09:51 Entonces entró en una iglesia, le convidó vino a los santos, se abroció una figura, la tiró, se instaló sobre el altar para dar una misa.
0:10:01 Bueno, eso va a decir, las peores iniquidades, lo escucharon unos tipos y lo denunciaron.
0:10:08 Y el tipo fue preso. Parece que el tipo no se acordaba de nada.
0:10:13 Y negó naturalmente su culpabilidad y tuvo su juicio de Dios, su hordalía.
0:10:21 Pero aquí no hubo milagros, pero sí una estricta creencia por parte del mismo asegurado.
0:10:28 Le dijeron, bueno, agarrar un hierro caliente que si sos inocente no te va a pasar nada.
0:10:36 Y el tipo, y su claro, creía todo, a pie juntilla creía que no, si yo no fui, dame, no, que lo agarro, ¿no?
0:10:44 Y tomó el pedazo de hierro al rojo, sí con gracia, como si nada. Trae para acá, dame.
0:10:52 Pero, bueno, empezó a quemarse naturalmente y pegó un grito de dolor, pero también de sorpresa.
0:11:00 Habrá dicho, bueno, ¿cómo? ¿Cómo puede ser?
0:11:04 Y al instante, entre quejas y sollosos, prometió no beber más.
0:11:09 Le sugirieron que eso era probablemente lo que iba a ocurrir porque luego iban a ahorcar.
0:11:16 Y así fue. Y esta es la última historia que queríamos contar.
0:11:23 ¿A quién dedicar esto?
0:11:27 Yo, a las víctimas de estos métodos de barbarie para que la justicia consiguiera esos culpables, ¿no?
0:11:38 Por suerte, ahora eso no sucede.
0:11:41 Y vivimos en épocas en que la justicia funció, funciona perfectamente.
0:11:49 Podemos dedicar también a las que han sido víctimas de justicia.
0:11:53 A Volter, que nos ha pasado todos estos datos,
0:11:57 hemos ido a buscar un disco acerca del juicio de Dios y el discotecario, entusiasmado por la idea del hierro caliente,
0:12:10 nos dio este tema, que se llama Caliente, justamente.
0:12:15 Es una obra de Ástor Piazola, que ha sido compuesta contra la seguridad,
0:12:20 pensando en las sordalías en el juicio de Dios y en todo esto.
0:12:25 Caliente de Ástor Piazola por Piazola con Gary Barton, Horacio Malvichino, Héctor Cónsoles.
0:12:38 Y nuestro amigo, Pablito Sino, está ahí.
0:12:43 Así que vamos a escuchar Caliente. Adelante.
0:13:13 Caliente de Ástor Piazola
0:13:43 Caliente de Ástor Piazola
0:14:13 Caliente de Ástor Piazola
0:17:11 Era Ástor Piazola
0:17:13 La venganza será terrible ... Caliente
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