Transcripción automática
0:00:00 Hablaremos esta noche de los cínicos y de crates de pebas.
0:00:05 La escuela griega llamada Cínica, allá por el siglo III a.C.,
0:00:11 recibió su nombre de la palabra perro.
0:00:14 Los cínicos consideraban este calificativo como un honor.
0:00:19 Despreciaban las convenciones sociales,
0:00:23 imaginada a los adversarios de la escuela, sobre todo,
0:00:27 desde que algunos de sus miembros abandonaron las prácticas que llevaban a cabo
0:00:32 y se inclinaron al hedonismo, así algo que me gusta.
0:00:36 El cínico era estimado como el hombre a quien las cosas eran indiferentes.
0:00:42 La escuela cínica predicaba el retorno a la naturaleza,
0:00:48 destacar la autarquía, es decir, bastarse a sí mismo,
0:00:53 y la vida mendicante, es decir, anda jeteando por los caminos,
0:00:57 y desarrollar la forma literaria de la diatriba,
0:01:01 que era un diálogo breve, de carácter popular,
0:01:04 con un contenido ético y que se escribía con un lenguaje mordado.
0:01:09 Sí, claro, fue un tipo de lenguaje.
0:01:11 ¿Y tiene que hablar a usted de fulano?
0:01:13 Antístenes fue el creador de esta escuela.
0:01:16 Daba sus clases en Sinozargo, era un gimnasio situado en las proximidades de Atena.
0:01:22 Los filósofos daban clases en los gimnasios.
0:01:26 Diógenes de Sinope fue su discípulo,
0:01:30 y tal vez el principal propagador de estas doctrinas.
0:01:34 Se cuenta que al llegar diógenes a Atenas,
0:01:38 se encontró casualmente con Antístenes.
0:01:41 Y como éste no quería tenerlo como alumno,
0:01:44 diógenes insistió.
0:01:46 Y en una ocasión, para repelerlo,
0:01:50 con Antístenes, disculpe, me emociono mucho.
0:01:56 Intentó golpearlo con un bastón.
0:01:59 Diógenes le acercó la cabeza y le dijo,
0:02:03 golpea nomás, que no encontrarás cabeza tan dura como la media.
0:02:08 Nada me hará desistir de mi intención de ser alumna.
0:02:12 Entonces diógenes se convirtió en el discípulo.
0:02:15 Ya el otro imaginaba que se dejara de verlo.
0:02:17 Para exigera molestar.
0:02:19 Diógenes, como ustedes saben, vivían un tonel,
0:02:22 consideraba que esa manera de vivir coincidía con la libertad.
0:02:26 Con una lámpara aprendía de él.
0:02:28 Con una lámpara andaba buscando un hombre, decía él.
0:02:31 Cuanto más se eliminaban las necesidades superfluas,
0:02:34 más libre se era, decía.
0:02:37 En la libertad de palabra, la parecia,
0:02:42 los sínicos llegaron hasta los límites del descaro y de la arrogancia,
0:02:47 incluso ante los poderosos.
0:02:49 La famosa es la anécdota de diógenes con Alejandro Macro,
0:02:53 que se le acercó y le preguntó si necesitaba algo.
0:02:58 O le dijo más bien, píreme lo que quieras.
0:03:01 ¿Qué quieres de mí?
0:03:03 Y diógenes con arrogancia le dijo, que no me tapes el sol.
0:03:08 O sea, salía de la...
0:03:11 A mí me gusta más una menos conocida.
0:03:15 La de diógenes en el palacio de uno de los tantos pierros que han existido.
0:03:24 Y entonces el tipo entra descalzo con los pies embarrados
0:03:33 y pisa las alfombras de pierros y le dice a pierros,
0:03:39 mira, pierros, estas alfombras que son tu orgullo.
0:03:43 Mira como pisoteo por orgullo.
0:03:46 Y pierro le dijo, sí, diógenes, con otro orgullo.
0:03:55 Es muy bien.
0:03:57 Más conocida es la de diógenes en una casa asuntosa,
0:04:05 pero también probablemente la misma.
0:04:08 Y que parece que al entrar le habían recomendado no escupir que estaba mal visto.
0:04:13 Y sin embargo, diógenes entró y escupió en la cara del dueño.
0:04:19 Y dijo, disculpe, pero no encontré un lugar más inmundo donde escupí.
0:04:25 Ah, sí? Dijo el dueño.
0:04:27 Extraordinario, no sé por qué lo invitaba.
0:04:32 Bueno, discípulo de diógenes fue Crates de Tebas.
0:04:38 Su vida fue verdaderamente extravagante.
0:04:41 Vivió en el siglo III a.C.
0:04:43 Su padre, Ascondas, era rico y le dejó a su muerte 200 talentos,
0:04:49 que era mucho caldo.
0:04:51 Un día Crates fue a ver una tragedia de Eurípides.
0:04:54 Al aparecer sobre la esquena, Telefo, el rey de Misia,
0:04:59 vestido con andrajos y con la cesta de los mendicantes,
0:05:04 Crates comprendió súbitamente que había descubierto al fin su vocación.
0:05:09 Se puso de pie en medio del teatro y anunció a los gritos,
0:05:13 imagínense, mientras la gente estaba mirando la obra,
0:05:16 anunció a los gritos que distribuiría a quien lo solicitara,
0:05:22 los 200 talentos de su herencia,
0:05:26 y que de allí en adelante los arapos de teléfono le bastarían.
0:05:30 Los tebanos empezaron a reír, pero se agolparon frente a su casa,
0:05:34 y Crates les arrojó por la ventana su dinero y sus muebles,
0:05:39 se puso un manto de lienzo, se colgó una bolsa de cuero y se puso en camino.
0:05:44 En Atenas, pagó por las calles, se entregó a las doctrinas de diógenas.
0:05:49 Incluso rechazó el tonel, como vivienda, porque pensaba que era superfluor.
0:05:54 Desnudo vivía en medio de la inmundicia y guardaba en su bolsa los mendrugos de pan,
0:06:01 las corteces frutas, medio rodidas y los restos de pescado podrido que encontraban los basureros.
0:06:08 Estoy exagerando un poco.
0:06:11 Los males del cuerpo le eran familiares y así cubierto de llagas,
0:06:18 lo único que lamentaba era no cerro, bastante flexible para poder la mérselas.
0:06:23 Me refiero a la llaga.
0:06:28 Deploraba también la necesidad de absorber alimentos sólidos y de beber agua.
0:06:33 Pensaba que el hombre debía bastarse a sí mismo sin ayuda exterior alguna.
0:06:38 Se abstuvo de lavarse, se contentaba con rascarse contra las paredes,
0:06:44 porque había observado que ese era el procedimiento de los burros.
0:06:49 Así, no sabía que los burros bañaban rascándose contra las paredes.
0:06:55 ¿Cómo harían antes de que construyeran paredes?
0:07:07 Crates no hablaba de los dioses, pensaba que nada podían hacerle ni para bien ni para mal.
0:07:12 Les reprochaba, sin embargo, el haber privado a los hombres de la facultad de caminar en cuatro patas.
0:07:19 No los privó.
0:07:21 Hay que salir más seguido.
0:07:24 Pronto contrajo una terrible enfermedad de la piel, eso por rascarse contra la pared.
0:07:31 A mí me lo dijo el doctor Carajancián.
0:07:35 Yo fui un día con una...
0:07:37 ¿Lo vio con unas saguitas?
0:07:39 Unas saguitas que sé yo.
0:07:41 Y me mireas eficazmente y me dice,
0:07:43 Usted se rascas contra la pared.
0:07:46 Y como si no.
0:07:48 ¡Soy solo!
0:07:52 ¡Vivo solo!
0:07:54 Usted tiene una familia grande y nunca le falta uno que lo lograr.
0:07:57 ¡No, la secretaria!
0:08:02 Crates tuvo un discípulo, atención a este nombre.
0:08:06 De nombre Metroclo.
0:08:09 ¿Cómo me gustaría llamarme Metroclo?
0:08:12 ¿Qué dice un nombre para un subclue?
0:08:14 Era un acaudalado mancebo de maronea.
0:08:17 Su hermana, la hermana de Metroclo,
0:08:20 y Parquia, noble y hermosa, se enamoró de Crates.
0:08:25 Miran cómo son las cosas.
0:08:27 Aunque parezca increíble,
0:08:29 y Parquia fue en busca de Crates,
0:08:32 con el propósito de entregársela.
0:08:35 ¡De entregársela!
0:08:39 Nada consiguió disuadirla.
0:08:42 Ni la sociedad del sínico,
0:08:45 ni su miseria, ni la absección de su vida pública.
0:08:48 Posiblemente esto era lo que le gustaba.
0:08:51 Crates la previno de que vivía a la manera de los perros
0:08:55 en medio de la calle,
0:08:57 y rebuscando los huesos en los montones de basura.
0:09:00 Le advirtió que se unía a él,
0:09:03 su vida en común estaría siempre a la vista de todos,
0:09:06 y que hasta la poseería públicamente
0:09:08 si lo asaltaba el deseo.
0:09:10 Y Parquia dijo que sí a todos.
0:09:13 En vano intentaron retenerla a sus padres.
0:09:17 Bueno, al final abandonó el burgo de maronea,
0:09:21 desnuda con el pelo suelto,
0:09:24 y vivió de allí en adelante con crates.
0:09:27 Y tuvieron un hijo llamado Pasicles.
0:09:31 Esta y Parquia fue, según parece, bondadosa y compasiva.
0:09:35 La mía sin la menor repugnancia,
0:09:38 las heridas de quienes sufrían.
0:09:41 Venían gente que se sintía herida.
0:09:47 Bueno, este...
0:09:50 Y se prestaban según crates entre ellos
0:09:53 la ayuda silenciosa que los animales se prestan entre ellos.
0:09:58 El hermano de Parquia, el ya mencionado metróclo,
0:10:03 admiraba también a crates y lo imitaba,
0:10:06 vio como son los cuneados.
0:10:08 Pero el bueno de metróclo no tenía tranquilidad.
0:10:11 Lo aquejaban a menudo unas flatulencias violentas
0:10:16 que no lograba contener.
0:10:19 Entonces ese ferado resolvió morir.
0:10:22 Me voy a suicidar.
0:10:25 Dejó una carta diciendo,
0:10:28 no se culpe a nadie de mi muerte, disculpe en la letra de interrumpida.
0:10:33 Pero crates se enteró al último momento de esta desgracia
0:10:43 y quiso consolarlo.
0:10:45 Entonces comió una porción entera de altramuces.
0:10:49 Son por otros.
0:10:51 Y se fue a ver a metróclo
0:10:55 y le preguntó si era la vergüenza de su dolencia lo que lo afligía.
0:11:00 Metróclo contestó como pudo que sí
0:11:04 y que no sentía ánimos para seguir viviendo.
0:11:09 Entonces crates le mostró con un ejemplo propio
0:11:14 que se podía vivir tranquilamente con esa dolencia
0:11:18 y seguir siendo digno.
0:11:20 Metróclo entonces recobró la tranquilidad
0:11:25 y permaneció junto a su maestro durante largo tiempo
0:11:30 en medio de las calles de Atenas.
0:11:33 Hablaban poco, pero igual se entendían.
0:11:39 Sabemos que crates murió viejo.
0:11:44 Más vale perder un amigo.
0:11:52 Sabemos también que había decidido no moverse al mismo sitio.
0:11:57 Era el cobertizo de un almacén donde los marineros
0:12:01 resguardaban los fardos de mercancías.
0:12:04 En cambio la muerte y parque hay algo que se desconoce,
0:12:09 su circunstancia. La fecha en realidad no se sabe.
0:12:12 Crates había dejado de vagar en busca de huesos que roer.
0:12:17 Yani podía realizar el esfuerzo de llevarse la mano a la boca.
0:12:21 Y lo encontraron ahí tirados, pobre muchacho.
0:12:24 Durante los dos últimos siglos de la era pagana,
0:12:27 el cinismo la anguilleció.
0:12:30 Su desaparición se produjo por razones sociales y políticas.
0:12:34 La doctrina y la vida cínicas eran algo incompatible
0:12:39 y de un sentido sólido e tico de la romanidad.
0:12:43 Dice Cicerón, hay que rechazar en bloque el sistema cinico.
0:12:49 Es algo contrario a la vergüenza, sin la cual no puede haber nada correcto.
0:12:55 Nada honrado, dijo Cicero.
0:12:58 Sí, quedó. Curioso, ¿sabe que en principio...
0:13:01 ¿Para cuándo?
0:13:02 Sí, no, ¿cómo es cuétan de la búteria?
0:13:05 Es curioso porque esta gente, que uno se era muy inteligente, por cierto,
0:13:08 reivindicaba el silencio de los animales,
0:13:10 que en realidad es una especie de disminución.
0:13:13 Los animales no es que cajen por sabios, cajan porque lo saben hablar.
0:13:16 Y quizás todo esto haya aviseado este sistema.
0:13:19 Este sistema de la paredesía lo estudió mucho Michel Foucault en nuestros días.
0:13:22 Y la regla de la secta, digamos, del grupo, era de ser siempre la verdad,
0:13:27 pero no la verdad epistemológica, sino que ello que se le pasara por el bocho,
0:13:30 donde fuera, y jamás dirigirle la palabra a alguien de su misma condición o menor.
0:13:34 Tiene que ser alguien de su peor condición.
0:13:36 Con lo cual, las sectas acabó porque lo mataron.
0:13:38 Lo mataron todo por maleducados o por salpados o por ridículos.
0:13:41 Pero, digo, hay este...
0:13:44 Este día de diógenes también, que es un personaje muy reivindicado.
0:13:48 Hoy en día, por algunos...
0:13:50 sea duro, que quieres llamar la atención,
0:13:52 no encontrarás algo más duro que mi cabeza.
0:13:54 Es esa la frase que uno espera en un hombre sabio.
0:13:56 La cabeza dura, no me ganas tú.
0:13:58 Por eso tuvo más sabio, pilarón.
0:14:00 Pero claro.
0:14:01 El que le dijo, sí, pisoteas me orgullo con otro orgullo, ¿no?
0:14:04 Ciertamente.
0:14:05 Y digo que les preguntaba, ¿por qué los invitaban?
0:14:08 Yo que les respondía esto cuando le dieron,
0:14:10 ¿por qué los sabios buscan a los...
0:14:13 ¿por qué los filósofos van y deschupan las medias,
0:14:15 son los sabios y no la inversan?
0:14:17 Si porque los filósofos sabemos qué es lo que nos falta.
0:14:19 Los sabios no se van a dar cuenta nunca.
0:14:21 Los poderosos, y usted no lo sabe.
0:14:23 Sí, los poderosos son los que no faltan.
0:14:26 Ahora, piedras...
0:14:27 Una cosa que así tiene que tirar piedras,
0:14:29 y otra de las amigotas de diógenes,
0:14:31 es que arrojaba piedras a la salida de un prostíbulo.
0:14:33 Y cuando le preguntaban por qué no debían los otros arrojar piedras,
0:14:36 y se dice, porque cualquiera de ustedes podría pegarles sin querer a su padre.
0:14:39 Cuando se daban cuenta y se estaba lejos,
0:14:41 no me parecen cosas muy dignas del pensamiento clásico.
0:14:45 Y finalmente, este asunto de la pelea, por la verdad,
0:14:48 digamos que esta misma sociedad o este mismo ámbito
0:14:51 que a veces audamos tanto con sus escuelas,
0:14:53 fue aquel que condenó... aquel asociado que condenó a Sócrates,
0:14:56 lo condenó a la muerte o al exilio,
0:14:58 simplemente por poner evidencias a contradicciones.
0:15:00 Fue la misma sociedad que basó la democracia
0:15:03 en la explotación de los esclavos y la que echó a pericas.
0:15:05 Claro, aquel que decía, no hay igualdad en Grecia.
0:15:09 Algunos tienen más esclavos que otros.
0:15:11 Claro, bueno, exactamente.
0:15:13 Las democracias basadas en la riqueza todavía,
0:15:16 ya de hoy, persisten sostenidas por algunas constituciones.
0:15:19 Aquellas que dorrego denunció que no debíamos tener.
0:15:21 Las famosas plutocracias de aquel asociado.
0:15:23 Bien, de modo que allí donde hay un imperio
0:15:25 que se propone como dueño de la barrera,
0:15:27 hay mucho mal olor.
0:15:28 Y frente a eso hay dos opciones.
0:15:30 Una es despedirse y la otra es se acudite el mal olor.
0:15:33 Ambas cosas se hacen con una sola práctica.
0:15:36 Agitando pañuelos.
0:15:37 Agitando pañuelos, que es lo que hacía la gente
0:15:39 que pasaba junto a Metróclos.
0:15:42 Es también el título de una samba
0:15:45 que se refiere probablemente a otras circunstancias
0:15:49 de la agitar pañuelos.
0:15:51 Por ejemplo, bailar la samba.
0:15:53 Si bien hay personas que bailan la samba solamente
0:15:56 para poder agitar pañuelos.
0:16:00 Canta maravillosamente esta linda sanvita Mercedes Sosa.
0:16:27 Te vi, no olvidaré
0:16:32 carnaval y tarrabo muy violín.
0:16:37 Agitando pañuelos, te vi
0:16:41 cadencia al bailar, airo superfí.
0:16:47 Agitando pañuelos, te vi
0:16:51 cadencia al bailar, airo superfí.
0:16:56 Me fui diciendo adiós
0:17:01 y en ese adiós quedo enredado un querer.
0:17:06 Agitando pañuelos, me fui
0:17:10 que lindo añorar la samba de ayer.
0:17:15 Agitando pañuelos, me fui
0:17:20 que lindo añorar la samba de ayer.
0:17:25 Yo me iré tu vendrá
0:17:30 y te llevaré mi rancho, se alegrará.
0:17:35 Agitando pañuelos, me iré
0:17:39 y en mi vivira aquel carnaval.
0:17:44 Agitando pañuelos, me iré
0:17:48 cantando estas tambas en mi copiotinda.
0:17:54 Agitando pañuelos, me iré
0:17:58 cantando estas tambas en mi copiotinda.
0:18:07 cantando estas tambas en mi copiotinda.
0:18:16 volví y te encontré
0:18:19 toda mi voz le dio la copla un canta.
0:18:24 Agitando pañuelos volví
0:18:28 sintiendo tambien mi pecho agitar.
0:18:34 Agitando pañuelos volví
0:18:38 sintiendo tambien mi pecho agitar.
0:18:43 Bailé hasta el final
0:18:47 y en Gualichao bailé hasta la amanece.
0:18:53 Agitando pañuelos, baile
0:18:57 que lindo es bailar la samba de ayer.
0:19:02 Agitando pañuelos, baile
0:19:06 que lindo es bailar la samba de ayer.
0:19:11 Yo me iré tu vendrá
0:19:15 te ode llevaré mi rancho se alegrará.
0:19:25 y en mi vivira aquel carnaval.
0:19:38 Era mercedezosa en la venganza será terrible
0:19:45 agitando pañuelos.
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