Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la venganza, será terrible, estamos en el auditorio de Radio del Plata, este programa se hace con público presente,
0:00:10 en las entradas libres gratuitas pueden venir cuando quieran, hay mate en el mejor de las noches.
0:00:15 Cuando yo trabajaba en el revisto Humor, mejor dicho al revés, lo voy a decir, mucha gente se entera de que yo trabajaba en el revisto Humor
0:00:25 en tiempos de la dictadura, yo le decime pero lo felicito porque había que ser valiente para trabajar allí, me repuestan que en realidad los tipos que se jugaban eran Andrés Casioli,
0:00:37 eran Ulanos, que Maccar, esa gente que Enrique Vázquez, que tipo que escribían sobre política, que yo no, porque yo escribía las mismas cosas que escribo ahora,
0:00:48 se escribían en ese medio, pero no era yo portatriche, portadora, portadora de la linterna ideológica de la revista, sino uno más entre un montón de colaboradores,
0:01:07 no considero que esa haya sido una actitud de coraje, ni mucho menos, lo digo porque me llama la atención que muchas personas arreden del coraje que tienen ahora,
0:01:22 para hablar más del gobierno, cuando el gobierno realmente puede no gustarnos, pero no les hace nada a sus compositores, no se los lleva presos, no les hace mucho,
0:01:39 así que no es necesario ser tan valiente, de manera que bueno, cada cual siga hablando diciendo lo que quiero, pero sin alardear de guapo por ahí.
0:01:50 La chapa de héroe para otra cosa.
0:01:53 Si lo digo yo, que empiezo por aclarar que nunca ha sido valiente en ese sentido, ni en otros, y que en todo caso, si hubiera tenido la suerte de que me asistiera el valor del coraje,
0:02:06 nunca lo hubiera pregonado públicamente.
0:02:09 Es casi una operación, y esto seguramente lo ha escrito alguien antes, que elimina el valor que pudiera tener el gesto de coraje,
0:02:18 andar pregonando los pasos.
0:02:19 No, andar, ya portando la caja de valiente.
0:02:25 Bueno, muy bien, estamos en Gorriti 5963, completo la idea de la dirección.
0:02:33 Entre Rady Niani y Arevalo, por favor, porque me pido.
0:02:35 Es uno de los misterios de la vida, para algunos, y otros no, saber si uno es o no valiente.
0:02:42 Ese es el tema de cuentos y reflexiones borqueanas.
0:02:46 Absolutamente.
0:02:47 Esperando que la vida lo ponga a prueba para ver si realmente es o no es valiente.
0:02:52 Claro, y no es.
0:02:53 Esa duda es legítima y extraordinaria.
0:02:56 Y lo otro, andar...
0:02:58 Sí, andar sacando sacando.
0:03:01 Costulando, señor, como valeroso.
0:03:03 Contando sus asañas en un boliche, en un guapo que de grupos.
0:03:06 Más cuando esos asañales realmente no son gran cosas.
0:03:09 Y además, justamente para ser valiente, para haber tenido un gesto de valor que es muy diferente,
0:03:16 porque el tipo que es valiente todo el tiempo es un psicótico.
0:03:19 Digo, hay que haber pasado por alguna de estas situaciones y saber cómo quisieron uno.
0:03:24 Sí, a veces no, a veces no aparece.
0:03:26 No aparece, claro.
0:03:27 Es conveniente dudar, entonces, en nuestra valencia, y no hablar de ella.
0:03:32 Bueno, vamos a hablar hoy de Percy Shelley.
0:03:36 O mejor dicho, no vamos a hablar de Percy Shelley.
0:03:39 Hablaremos de unos papiles que habían pertenecido a Shelley.
0:03:44 Un gran poeta romántico.
0:03:46 Gran poeta inglés.
0:03:48 Pero el asunto es más o menos así.
0:03:53 En 1879 se cumplía de 57 años de la muerte de Percy Shelley,
0:03:59 agugado cerca de Viarello, ahí en la costa del Martirreno.
0:04:03 Es una ciudad valnearia.
0:04:05 Shelley tenía un velero, un pequeño velero, Don Juan.
0:04:10 Y andaba por ahí, lo agarró una tormenta y se murió abogado.
0:04:15 Como todos saben, estaba casado con Mary Gullwing,
0:04:21 llamando luego Mary Shelley, que era la hija de un librero, amigo de él.
0:04:26 No era su primera esposa, la había conocido cuando ya tenía.
0:04:30 La había convencido para huir, además de una historia.
0:04:33 Porque era hija de un amigo de él.
0:04:36 No de Dorio, sino del propio Sidi.
0:04:39 Con la nena no.
0:04:41 Era un gran poeta, ciertamente.
0:04:44 Bastante contestatario, bastante crítico.
0:04:50 Del estábio, yo venía escandaloso también.
0:04:52 Y se creía un gran marido, y no es que ha arrepentado,
0:04:54 porque había tenido un par de laufragios, un par de veces.
0:05:00 En 1879, como he dicho, se cumplían 57 años de la muerte de Percy Shelley.
0:05:05 Y también 55 de la muerte de Lord Byron,
0:05:08 que murió, como se sabe, de unas calenturas en misolomí.
0:05:12 Siempre me hace gracia esa palabra utilizada
0:05:15 cuando se habla de la muerte de Lord Byron.
0:05:18 No queriendo decir que murió de fiebre.
0:05:20 Pero bueno, explícalemente los biógrafos escriben siempre
0:05:23 la palabra calentura, porque se copian unos a otros.
0:05:27 Es con Lord Byron y con Quixote, o con Cervantes también,
0:05:30 que lo hacen.
0:05:31 Se les mezclan todos los calentones.
0:05:33 Ahora bien, durante la primera parte de aquel año 1879,
0:05:38 vivía todavía en Florencia, oscuramente y medio olvidada,
0:05:43 una de las pocas sobrevivientes del pasado romántico.
0:05:46 Se llamaba Claire Clermont.
0:05:48 Era inglesa y tenía 82 años.
0:05:50 Entonces se llamaba Claire Clermont.
0:05:52 Claire Mont.
0:05:53 Mi nombre es Claire Mont, pero si es que era inglesa.
0:05:56 Y se había estado junto con Byron, con Shelley,
0:06:02 con Mary Shelley, en las jornadas en que Mary Shelley escribió Frank.
0:06:12 El moderno prometió que se llamaba Frankenstein.
0:06:15 O el monstruo de Frankenstein.
0:06:18 Y había conocido muy bien a Shelley.
0:06:21 Y mejor todavía Byron, ya que era madre de una hija ilegítima de Byron.
0:06:27 De manera que los había conocido a todos muy bien.
0:06:30 Bíblicamente.
0:06:32 Era...
0:06:36 A estas alturas ya una mujer grande.
0:06:43 En realidad yo creo que era hermanastra de Mary Shelley.
0:06:47 Bueno, sólo algunos adoradores del poeta sabían que Claire aún vivía.
0:06:56 Uno de ellos era un marino retigado de Salin, Massa Chorzett,
0:07:01 que se llamaba Edward Augustus Chileski, un apellido polaco.
0:07:08 Y si veas que era un fanático de todo lo que Shelley había escrito.
0:07:13 Pero también de todo lo que Shelley había poseído o tocado.
0:07:17 Cuando se enteró de que todavía vivía una mujer que había estado con Percy y Mary Shelley,
0:07:25 viajó a Italia para conocerla a toda velocidad.
0:07:30 Claire Clermont se había convertido en una persona osca que no quería ver a nadie.
0:07:35 Y se compartía una habitación en el número 43 de la vía romana en Florencia
0:07:41 con una sobrina llamada Paula.
0:07:45 Paula había nacido en Viena, era soltera y muy fea.
0:07:48 Era una mujer tímida y luego de un par de fracasos había abandonado sus esperanzas de matrimonio
0:07:55 y se había entregado dosilmente al cuidado de su tía.
0:08:00 Claire desde luego amaba el recuerdo de Shelley.
0:08:04 En verdad, amaba el recuerdo de Shelley pero no el de Byron.
0:08:08 Odiaba a Byron porque las cosas habían terminado mal con él.
0:08:12 Junto a un crucifijo que colgaba por ahí tenía el retrato de Percy Shelley.
0:08:19 Conservaba también dos valiosos cuadernos de notas en los que Percy y Mary Shelley escribían.
0:08:26 Y también tenía más de dos docenas de cartas personales que le oía escrito a Shelley.
0:08:33 Y un mechón de pilo del poeta que guardaba en un pequeño estuche de tafiletes rojos.
0:08:40 Estos fueron los irresistibles recuerdos que movieron el capitán Sileschi atrás de la Darcia de Italia.
0:08:47 Tenía pensado pedir, comprar o afanar esos objetos.
0:08:51 Eso es un fang.
0:08:52 Si había preparado para la difícil tarea no sólo de conocer a la anciana sino de ganarse la confianza
0:08:59 de preparar un plan para hacerse con aquellos recuerdos.
0:09:03 En verdad, la casa de recuerdo de Shelley había empezado para el capitán Sileschi algunos años antes.
0:09:12 Había conseguido en realidad una sola cosa que era una guitarra que Shelley había tocado una vez en casa de una novia.
0:09:20 O sea nada porque ni siquiera era de Shelley la guitarra.
0:09:23 Si es que no eran todas mentiras.
0:09:26 Bueno llegó a Florencia Sileschi, se presentó ante la patrona de la casa del número 43 de la Vía Romana
0:09:33 y solicitó alquilar una habitación o dos.
0:09:36 Había lugar y entonces se trasladó inmediatamente allí y se convirtió en vecino de Claire Claremont y de su sobrina
0:09:44 que ocupaban otras habitaciones con una pequeña casa de departamento.
0:09:49 El capitán Sileschi, después de largas semanas de adulación y de favores, logró ganarse la confianza de estas dos mujeres
0:09:58 e incluso la admiración. Ellas no sabían desde luego cuál era el propósito de Sileschi.
0:10:06 Sileschi tenía un aspecto de antiguo pirata y se la pasaba contando historias exageradas de sus aventuras en los mares de la China.
0:10:17 Como ejemplo, cuento una de las aventuras.
0:10:20 Una vez contó que unos chinos lo habían tirado dentro de un tonel de aceite
0:10:25 y por ese motivo, habiendo tenido toda su vida rulos, le había quedado el pelo lascio para siempre.
0:10:34 Es una historia extraordinaria.
0:10:37 Bueno, mientras contaba esas cosas, miraba por toda la habitación a ver si se topaba con los cuadernitos y las cartas de Sileschi.
0:10:46 Sileschi estaba tan obsesionado que jamás se alejaba mucho de la casa por temor a que la propietaria se muriera en su ausencia.
0:10:58 Bueno, un día Sileschi se puso a recitar algunos versos de Sileschi.
0:11:05 Todavía nunca le había dicho nada a la vieja.
0:11:09 Claire lo escuchó y encantada le permitió a modo de confidencia ver y leer las cartas que Sileschi le había escrito.
0:11:19 Sileschi no podía creer lo que leía y lo que veía.
0:11:23 Supo de todas formas que la mujer no tenía intención de separarse de aquellos tesoros mientras viviera.
0:11:30 Empezó a esperar, a esperar que se muriera, a falta de un plan mejor.
0:11:36 Dice, bueno, voy a esperar que se muere esta vieja.
0:11:39 Bueno, pero la anciana seguía viviendo.
0:11:41 Entonces un poco desanimado, Sileschi decidió abandonar su vigilancia y ha sido un breve viaje a los Estados Unidos.
0:11:49 19 de marzo de 1879, ni bien llegó América, se enteró de la muerte de Claire Clairmont.
0:11:55 Un visionario, sí.
0:11:57 Pegó la vuelta, casó un barco y regresó a Florencia.
0:12:00 Cuando llegó se encontró con Paula, la sobrina, en la misma habitación.
0:12:05 Y allí Sileschi le rogó que le vendiera los recuerdos de su tía.
0:12:10 Y se produjo entonces una complicación.
0:12:13 La sobrina Paula se había enamorado de Capitán.
0:12:19 Y lo sometió a un chantage.
0:12:23 Qué dito que suele así.
0:12:25 Dicen los cronistas, la mujer entrada en años y provista de muy pocas de las gracias que atraen a los bucaneros,
0:12:33 le declaró su amor y le propuso un trato, le propuso.
0:12:37 El trato es el siguiente, los manuscritos pasarían a propiedades Sileschi si él la tomaba como esposa.
0:12:46 Casate conmigo y te haces con los manuscritos.
0:12:50 El capitán quedó estupefacto.
0:12:53 Él creía que estaba preparado para soportarlo todo.
0:12:58 Pero de repente el precio resultó demasiado caro.
0:13:02 Hasta el último centavo de sus ahorros, sí.
0:13:05 Pero casarse con aquella mujer nunca.
0:13:08 Tras la propuesta de Paula, el capitán Sileschi pidió un tiempo para pensarlo.
0:13:13 En realidad se trataba de un plan para ver cómo la burlaba.
0:13:18 Sileschi siguió frecuentando la casa de Paula, tenía con ella largas charlas, le suplicaba paciencia
0:13:25 y mientras, como lo había hecho antes, observaba, miraba toda la habitación,
0:13:31 a ver dónde podían estar las cartas y el cuadernillo.
0:13:34 Un día Paula fue al mercado.
0:13:38 Sileschi empezó a revolver.
0:13:40 Abrió una mesita de luz y encontró lo que buscaba.
0:13:43 Y se sorprendió por ayer lo tan fácilmente.
0:13:47 Era un cuaderno de notas de 150 páginas en el que Persi y Merigilli habían escrito su poema.
0:13:53 Y se lo afanó.
0:13:55 Se salió rajando y solo que cualquiera.
0:14:01 Pero el cuaderno lo encanotó y se salió rajando.
0:14:04 Después se subió un barco que lo llevó a Estados Unidos.
0:14:10 Y en el barco empezó a mirar el cuadernito y encontró una nota.
0:14:15 Una nota que decía, me alegro de que lo hayas encontrado.
0:14:20 Un poco de orgullo me llevó a esconderlo.
0:14:23 El cuaderno le pertenece.
0:14:25 Suya Paula.
0:14:27 ¿Le está gustando?
0:14:29 Sileschi llegó a Estados Unidos conmovido y no pudo quedarse con el cuaderno.
0:14:34 Entonces lo entregó a la universidad de Harvard.
0:14:38 Y ahí está la biblioteca Harvard.
0:14:42 En junio de 1887 el capitán Sileschi produció una conferencia entre 400 socios de la fundación Chile que se había fundado en Londres.
0:14:56 Su situo un enorme interés al referir las historias contadas por Clare Kelermont.
0:15:01 En 1900, gozando el prestigio de haber conocido a Clare,
0:15:05 Sileschi posó para un retrato de carbón que luego se colgó en la biblioteca de Harvard.
0:15:11 Murió Sileschi en 1904.
0:15:14 En cuanto a Paula, sufrió un desmayo un día mientras subía a una montaña.
0:15:19 Resbalón, se cayó a un río y se murió.
0:15:25 Digamos para terminar que aquella historia fue aprovechada por alguien que todos conocemos.
0:15:30 El escritor Henry James supo lo que había sucedido.
0:15:35 Y escribió, inspirándose en aquellos hechos, una novela que se llama Los Papeles de Asperna.
0:15:43 Los Papeles de Asperna, maravillosa obra.
0:15:45 La historia de Henry James siguió muy de cerca el modelo original, pero cambió de poeta.
0:15:51 El poeta fue Jeffrey Aspern.
0:15:54 Bueno, y este es el final de la historia, de la historia de los papeles,
0:15:57 de las cartas de Shilin, de Clare Kelermont y del capitán Sileschi,
0:16:02 que se arrepentió del chacamento al ver la inocencia y la bondad de aquella mujer,
0:16:09 que había ido al mercado nada más que para facilitarle el choreo.
0:16:15 Sí, interesante forma de la mola además, está bien.
0:16:22 Eso es todo lo que yo tengo que decirle.
0:16:24 Me quedé un poco sorprendido porque Sileschi, que ya era un observador de este grupúsculo
0:16:33 de muchachos y de muchachas, que son como el corazón del romanticismo,
0:16:38 en tanto escuela de pensamiento, no solamente en términos literarios, sino en términos ideales,
0:16:43 y eran gente que tenía, a mí en de su vocación por la exageración, por el lujo
0:16:48 y por formas barrocas, el lujo un poco oscuras, un poco ominosas,
0:16:53 incluso críticas para el resto del mundo,
0:16:57 eran gente que hacía de su vida una combinación interesante con la palabra.
0:17:03 Uno de ellos, quizás de estrella, de ellos, George Gordon Byron,
0:17:08 era un hombre con un problema en un pie,
0:17:10 y para evitar cualquier comentario acerca de su renquera, se cruzaron al canal de la mancha.
0:17:17 Y ante la injusticia de que el Imperio Tomás estuviese en Grecia, fue combatir por la libertad de Grecia,
0:17:23 se hizo renunciar.
0:17:24 ¿Dónde es el héroe nacional?
0:17:25 Es un héroe nacional, efectivamente.
0:17:27 Hay un bello retrato de él, que se lo puede ver todavía en la tienda,
0:17:31 en la pequeña música de Byron que hay por ahí,
0:17:34 pero Mary, nuestra amiga Mary Guston, Graf Godwin,
0:17:37 era una mina que venía con la tradición de lucha feminista.
0:17:41 En esos tiempos era muy difícil,
0:17:43 y más siendo la germa de Percy Shelley, que en el feminismo importaba tres rábanos.
0:17:49 El género humano.
0:17:50 No, pero era bastante anarquista.
0:17:51 Él estaba a favor de la libertad de costumbre,
0:17:54 pero sobre todo cuando le tocaban a él, digamos.
0:17:56 Y le tocaban en general él, un tipo muy seductor y muy apuesto.
0:18:00 Pensaba también que esta gente se encargó además de una vida de desenfreno cotillano
0:18:06 y todo eso.
0:18:07 Estaba Dante Gabriel Rosetti, el poeta también, por así describir una obra consistente.
0:18:12 Y esto me parece que es interesante también.
0:18:15 No le daban quizás a la obra la importancia definitiva de algunos como Balzac,
0:18:20 que se encerraban en la escritura de su obra,
0:18:22 y tampoco hacían como otros, como Cremingo,
0:18:24 y que creían que vivir era mejor que escribir, por ejemplo.
0:18:27 Creo que es gente que dudó todo el tiempo entre la importancia de vivir y la describir,
0:18:32 que es un dilema del que no se puede salir absolutamente nunca.
0:18:35 Pero que es propio del romanticismo, me parece, porque la idea romántico, mejor dicho,
0:18:42 lo que mejor identifica un romántico es que su obra está tan ligada a él
0:18:47 que no parece que todo lo que ha escrito le ha pasado.
0:18:50 Y que además entendieron eso de una forma que aquí en el Plata desgraciadamente
0:18:55 no generó una especie de brecha extraña donde los románticos,
0:18:59 en vez de defender los valores de la tierra,
0:19:01 se confundieron con la tierra europea y lo tenemos a Echeberri,
0:19:04 la generación del 37, y el más auténtico, lo romántico que fue Sarmiento,
0:19:08 escribió una obra maravillosa, pero el fue gobernó.
0:19:11 Así nos pasa, nos pasa a veces.
0:19:13 De todos modos, creo que hay en esos papeles privados,
0:19:18 todos ellos sabían que iban a ser grandes, iban a ser gel, iban a ser viral,
0:19:22 igual que guete, sabían que iban a ser guete,
0:19:24 y cuando escribían una carta, sabían que era la carta que iba a llegar a su destinatario,
0:19:29 y después a la posteridad toda.
0:19:31 Y escribían para la posteridad.
0:19:33 Y escribían para la posteridad. Y esto está bien, porque es una forma de doble amor.
0:19:36 Le están dando posteridad a aquel que va a recibirla.
0:19:39 Y creo que también, por eso, de algún modo, la búsqueda en Siléski
0:19:43 estaba justificada por eso, y el gesto de Paula, la fea, la enamorada,
0:19:47 tiene una grandeza y una nobleza que no tuvieron otras mujeres,
0:19:51 como la cuñada de el capitán Barton, que quemó todo para que nadie se enterara de esos secretos.
0:19:56 Lo que digo es que, de algún modo, también estaban marcadas, de manera muy noble, aquellas cartas.
0:20:02 Y aquellas cartas es el tango que vamos a escuchar ahora,
0:20:06 compuesto muy probablemente en atención a esas cartas que Chile había escrito a Claire Claremont.
0:20:12 Escucharemos la versión, una de las versiones, de Carlos Gardel.
0:21:26 La primera creeré para esas frívorosas que buscan rubores.
0:21:32 Y en tonal amor de casi de tío mi adere.
0:21:36 Es que las que aceroran, vían a tanto rojo, y hoy nublan pisotos y las vuelvan.
0:21:44 Y no como los bienes que adoran a su Cristo, con Santos a conoceros,
0:21:51 tu imaginadoré que mi alma al fin de darse la misa que hoy persiste,
0:21:57 con el coro no la dir, perdra mi perellepe.
0:22:01 Mas hoy, cuando en los peratos del otro amordichoso,
0:22:05 te entregues estas llanas de vida y de placer.
0:22:09 No olvides que el silencio palmaso folladoso,
0:22:13 mi abrazo a fin de acertar, estás creciendo las tus eras.
0:22:22 Coris las azones, fóridas y rosas, donde retan cosas que hoy no puedo querer.
0:22:30 Y no deseré, perdón, su tínebre lema,
0:22:34 resplamió el poema del primer querer.
0:22:38 Fueras frívorosas que evocan rubores,
0:22:42 y en tonal amor de casi de tío mi adere.
0:22:46 Es que las que aceroran, vían a tanto rojo,
0:22:50 y hoy nubran mis ojos, si las mueren como con el.
0:23:00 Era Carlos Gardel en la venganza, será terrible aquellas cartas.
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