Transcripción automática
0:00:00 Señores, hablaremos de un asunto muy lindo, una niña de historia hoy que involucra a Percy
0:00:08 Schillie, que murió usted, saben, ahogado, Mario Merigilli, recuerdo usted, la que escribió
0:00:20 Frank está en huerto, o sea, este hombre murió ahogado, en Italia, al viviano allí,
0:00:27 cerca de Viarello, Viarello, es muy lindo Viarello, en su lugar ahí está.
0:00:38 Como es tipo pueblo o paris.
0:00:40 Me parezco que conozco Viarello, si no me lo confundo con Portofino, pero también conozco,
0:00:45 pero Viarello no lo voy a contar lo que hacía, tenía muy poca plata, vivía en Genoa, en
0:00:55 un hotel las cuatro media luna.
0:00:57 Ay, que feo nombre.
0:00:59 No sé cómo se llamaba, pero...
0:01:02 Entonces, Viarello en un lugar del turismo muy, de primera clase, ¿no?
0:01:12 Y yo había resuelto pasar todos los días en Viarello, dormía en un hotel que era un asco,
0:01:18 pero me tomaba el tren, hay un tren que sale de Genoa, en Píncipe, que es la estación,
0:01:23 y la cuarta quinta estación era Santa Marguerita, y ahí caminando, tenía que ser como 15 cuadras,
0:01:29 y llevaba a Viarello, que es un lugar donde las montañas se precipitan al mar,
0:01:35 y hay como una olla con un pequeño pueblo, todo lleno de vacanes, todo lleno de vacanes.
0:01:42 No se comprane ni un pancho.
0:01:44 Meno nosotros, mire.
0:01:46 Unos vacanes.
0:01:48 Y lo que es lindo es que todos los días iba a ir.
0:01:50 Sí, iba a caminar, jugaba, perderme por ahí, y después me perdí y me asustaba.
0:01:57 Pero fue muy lindo, Gareza.
0:01:59 Bueno, ahí lo...
0:02:01 Qué enigmático que es usted en un punto.
0:02:05 Muy raro todo esto.
0:02:07 Es muy raro.
0:02:08 Sí, y como fui a hablar yo ahí también es raro, pero otro día se lo cuento.
0:02:13 El amigo de los Chile, que era Lord Byron, al comienzo de esta historia, que empieza en 1879,
0:02:21 ya ha sido 55 años que había muerto, así que no lo vamos a poner en esta historia.
0:02:26 Muchos dicen que con aquellas muertes se había enterrado el romanticismo.
0:02:30 Pero la historia de hoy dice que durante la primera parte de aquel año, 1879,
0:02:36 vivía todavía en Florencia, oscuramente, medio olvidada,
0:02:42 de pocas supervivientes del pasado romántico.
0:02:44 Se llamaba Claire Clermont, era inglesa, y tenía 82 años.
0:02:49 Isa había conocido a Chile y a Byron.
0:02:51 Fue amiga inspiradora de Chile y madre de una hija de...
0:02:57 de Lord Byron.
0:02:59 Y era en verdad hermanaxtra de Mary Chile, que era la esposa del poeta,
0:03:03 y como hemos dicho al comenzar la charla, la autora de Frank Stein.
0:03:08 Sólo algunos adoradores del creciente culto de los poetas sabían que Clara aún vivía.
0:03:14 Uno de ellos, uno de estos adoradores, era un marino retirado de Salem,
0:03:20 llamado Edward Seelsby.
0:03:23 Era un fanático de todo lo que Chile había escrito,
0:03:27 y de todo lo que Chile había poseído y tocado.
0:03:31 Cuando se enteró de que todavía vivía una mujer que había conocido a Pérsida y Mary Chile,
0:03:37 viajó desesperadamente a Italia para conocerla.
0:03:41 Yo tengo conocido a esa mujer, oh, no, como esto,
0:03:44 que hay que... son fanáticos del mispres, entonces juntan todo.
0:03:49 Y viajó.
0:03:52 Clara, esta mujer, se había convertido en una persona hoja,
0:03:56 que no quería ver a nadie,
0:03:58 y compartía una habitación en el número 43 de la vía romana en la ciudad de Florencia.
0:04:04 Vivía con unas sobrinas llamadas Paula.
0:04:07 Paula había nacido en Viena, tenía 42 años, era soltera y fulera.
0:04:13 Era también una mujer tímida, que luego de un par de fracasos había abandonado su esperanza de casarse,
0:04:22 y se había entregado al cuidado de su tía.
0:04:25 Clara, la tía, amaba el recuerdo de Chile, pero odiaba el recuerdo de Byron,
0:04:31 pues que las cosas entre ellos habían terminado mal.
0:04:34 Frente a un crucifijo que había en la habitación, tenía que oír un retrato de Chile.
0:04:41 Conservaba también dos valiosos cuadernos con notas en los que Pérsida y Mary Chile habían escrito.
0:04:51 Y tenía también más de dos docenas de cartas personales que Gili había escrito a ella,
0:04:56 y hasta un mechón de pelo del poeta que guardaba en un pequeño tucherojo.
0:05:03 Estos irresistibles tesoros movieron al capital Cisri a trasladarse a Italia.
0:05:11 Tenía pensado pedir, comprar o robar aquellos objetos.
0:05:17 Y había preparado para conocer a la anciana y ganarse todas sus confianzas.
0:05:23 El capitán ya tenía alguna pequeña conexión de recuerdo de Chile,
0:05:28 aseguraba tener una guitarra que el poeta había tocado alguna vez en casa de una novia, que es eso.
0:05:34 Cuando Sylvie llegó a Florencia se presentó en la casa, en una casa que alquilaba en habitaciones,
0:05:40 y así, y solo hizo alquilar alguna.
0:05:43 Como había lugar, se trasladó allí y se convirtió en vecino de Clara, como una casa de departamento.
0:05:49 Y el te alquiló un par de habitaciones.
0:05:52 El capitán Sylvie, Merced, a largas semanas de adulaciones y pequeños favores,
0:05:59 logró ganarse la confianza y la admiración de las dos mujeres,
0:06:03 que desde luego no tenía ni idea de las intenciones del capitán.
0:06:07 Sylvie tenía aspecto de antiguo pirata y se la pasaba contando historias exageradas de sus aventuras en los mares de la China.
0:06:17 Ha dicho Borges alguna vez que hay una idea contemporánea,
0:06:23 que consiste en creer que el hombre valiente no ha dejactarse.
0:06:27 Sin embargo, no siempre fue de este modo.
0:06:31 Los héroes de Homero, antes de entrar en combate, cuentan sus propias asañas.
0:06:37 Lo mismo sucede con los héroes de la antigüedad nórdica, y nada de eso estaba mal visto, se admitía, ni un tipo se ejactara.
0:06:45 Pero bueno, como ejemplo de las historias que contaba Sylvie,
0:06:49 parece que un día contó que unos chinos lo habían arrojado a un tonel de aceite,
0:06:55 y que por ese motivo él, que siempre había tenido rulos, quedó con el pelo lasio para siempre.
0:07:01 Asegúrate de caliente.
0:07:03 Aceite, un tonel de aceite.
0:07:05 Si vos te pones adentro de un tonel de aceite, el pelo que tenés así te queda el asio.
0:07:11 Te queda el asio, Guile, te lo juro.
0:07:15 Bueno, pero lo que pasa es que me imagino que una vez que uno se lava, ¿no?
0:07:19 No sé, él contaba eso.
0:07:21 Bueno, la tía y la sobrir, imagínense, escuchaban las historias con admiración.
0:07:26 Y Sylvie, mientras contaba, nos sacaba la vista de los tesoros de Gilly que llenaban la habitación.
0:07:33 Estaba el capitán tan obsesionado con los objetos que nunca se alejaba mucho de la casa por temor a que la propietaria falleciera en su ausencia,
0:07:42 y si alguien se llevara todas esas cosas.
0:07:46 Un día Sylvie se puso intencionalmente a recitar versos de Gilly.
0:07:51 Claire, la vieja, lo escuchó y encantada, le permitió a modo de confianza ver y leer las cartas.
0:08:01 Sylvie no podía creer lo que veía, pero supo también que la mujer no tenía ninguna intención de separarse jamás de aquellos tesoros.
0:08:12 El capitán esperó. La anciana seguía viva, pero Sylvie decidió abandonar la habitación algún tiempo para hacer un breve viaje a Estados Unidos.
0:08:24 Ni bien llega América 19 de marzo de 1879, se entera de que Clara muerta la vieja.
0:08:30 Inmediatamente tomó el primer barco y se volvió a Florencia.
0:08:34 Al llegar se encontró con Paula, la sobrina, que continuaba viviendo así.
0:08:39 Y de eso esperó Sylvie, le rogó que le vendiera los recuerdos de su tía.
0:08:43 Y aquí se comprecaron las cosas.
0:08:45 Paula, que lo digo ahora que estamos solos, se había enamorado perdidamente del capitán y lo sometió a un chantage.
0:08:57 La mujer entró de años y provista de muy pocas de las gracias que gustan a los bucaneros, le declaró su amor y propuso un trato.
0:09:11 Los manuscritos pasarían a manos de Sylvie si él la tomaba como esposa.
0:09:17 Sylvie quedó estupefacto.
0:09:21 Pensaba que estaba preparado para soportarlo todo.
0:09:25 Trasladarse a Florencia, a dolar a la vieja, pero esto ya era demasiado.
0:09:31 Tras la propuesta de Paula, Sylvie pidió un tiempo para pensarlo.
0:09:36 Aunque en verdad planeaba cómo podía servirse con la sucia.
0:09:41 Sylvie frecuentaba a la casa de Paula, tenía largas charlas con ella, en las que le suplicaba paciencia.
0:09:48 Y mientras observaba la habitación, pensando en dónde podrían estar ocultos aquella estes obra.
0:09:56 Un día cuando Paula dice, voy al mercado.
0:10:00 Ese es el lamento.
0:10:04 Ahora o no.
0:10:05 Manos a la obra.
0:10:06 Sylvie, cuando la mina se fue, abrió la mesa de luz y enseguida encontró lo que buscaba.
0:10:13 Pero el cuaderno de notas de 150 páginas en el que Percy Meri ha bien escrito su poema y se lo afano.
0:10:20 Y huyó a toda prisa de Florencia sin esperar ni siquiera que volviera del mercado.
0:10:25 No, más vale, qué va a esperar.
0:10:27 Ahora que pienso que tiene razón.
0:10:29 No, se espera peor.
0:10:31 Claro, era mucho peor.
0:10:32 Bueno, se subió al barco.
0:10:35 Se estaba ahí todo, de una película.
0:10:37 Sí, se había ido correndo.
0:10:39 Y encontró una nota en medio de los poemas del cuaderno que me debería empezó a leer.
0:10:43 La nota decía, me alegro de que lo haya encontrado.
0:10:48 Un poco de orgullo me llegó a esconderlo apenas.
0:10:51 El cuaderno le pertenece.
0:10:53 Vuestra, Paula.
0:10:58 Estaba para casarse.
0:10:59 Con ese actito, ya me enamoré.
0:11:01 Yo que el tipo vuelvo y me caso.
0:11:04 Sylvie llegó muy convovido a su país y no pudo quedarse con el cuaderno.
0:11:08 Lo entregó a la Universidad de Jarba, donde aún se encuentra la biblioteca.
0:11:12 Si alguno va a la Universidad de Jarba, pregunta por la biblioteca.
0:11:15 ¿La biblioteca pregunta dónde está?
0:11:17 Y solo a Paula.
0:11:20 Y encuentra otro papel.
0:11:23 Qué dice.
0:11:24 En junio de 1867, un año después, el capitán Sylvie pronunció un año después del 66.
0:11:36 Un año después de qué?
0:11:40 El capitán Sylvie pronunció una conferencia ante 400 socios de la sociedad Chile.
0:11:49 Su citó un enorme interés al referir estas historias contadas por Clara.
0:11:56 No solo lo que había en el cuaderno, sino lo que había alcanzado a saber con por Clara.
0:12:03 En 1900, gozando del prestigio de haber conocido a Clara, Sylvie esbozo un retrato al carbón de Clara,
0:12:10 que fue guardado en la biblioteca de Jarba, donde parece que guardan todo lo que se pierde.
0:12:15 Sylvie murió en 1904.
0:12:17 En cuanto a Paula, sufrió un desmayo un día subiendo en la montaña.
0:12:22 Dres való y se murió.
0:12:24 ¡Ay, qué mal!
0:12:26 Creo que accidente más desafortunado.
0:12:29 Lo que me han contado toda esta historia fue nada menos que Henry James, que supo lo sucedido, inspirado por aquellos hechos.
0:12:36 Escribió una novela llamada Los Papeles de Haslam, que es esta misma historia contada, pero con otros nombres.
0:12:44 Así que esto es lo que quería contar.
0:12:46 Qué lindo esto.
0:12:49 Se la dedicamos al capitán Sylvie, que quiso resargar su bajesa haciendo algo noble.
0:12:57 Y también se lo dedicamos por haber quedado con el pelo laxio.
0:13:00 Sí, que tenía ruro.
0:13:06 Y a Paula.
0:13:08 Pobre Paulín.
0:13:12 Un tema difícil para que haya música de esto.
0:13:15 No tuve que despertar cuatro veces al tiempo.
0:13:18 Ponés esta tarde de lluvia.
0:13:20 Y finalmente estuvo bien, porque me dio un tango que se llama Íntimas.
0:13:25 Relación al diario, al cuaderno, a las cartas, etc.
0:13:30 Y escucharemos esta versión del tango Íntimas que grabó Carlos Gardel.
0:14:26 El perfume exagaban tu violeta y tu fútbol sin tu sombra preferirse a denarse te quisieran invitar.
0:14:38 Más la vida tiene a ver por si son dables.
0:14:42 Hay camino del destino extra incitable.
0:14:46 Hay recuerdo de amor y de olivar de ley.
0:14:49 Y hay vacío sin posibles rellenar.
0:14:53 No también vivotiste desde un día.
0:14:56 En qué cosas de la vida te pasaron.
0:15:00 Y un sol de marra recuerdo me dejaron.
0:15:04 Y un amor imposible de culpar.
0:15:08 Yo te amaba y me amaba cierna vez.
0:15:11 En más las fuerzas del destino que pusieron.
0:15:15 Y desde entonces cuesta el alma su fiero.
0:15:19 Un vacío imposible de llenar.
0:15:23 Tu se encalca, tu sorrecha te da para ver.
0:15:27 El perfume exagaban tu violeta y tu fútbol sin tu sombra preferirse a denarse te quisieran invitar.
0:15:38 Más la vida tiene a ver por si son dables.
0:15:42 Hay camino del destino extra incitable.
0:15:46 Hay recuerdo de amor y de olivar de ley.
0:15:49 Y hay vacío imposible de renar.
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