«¡Es sucia!» (Stronati, marca de tiempo 10:01); de esas dos palabras puede destilarse maldad químicamente pura de vieja de barrio o de pueblo. Reconozco que no hace tanto tiempo desde que comprendí la importancia humorística de esas brevísimas intervenciones de Stronati (también las de Rolón, claro, cuando no caía en la trampa del personaje psicoterapeuta); quizá por eso me cuesta tanto oír la torpeza y la lentitud de muchos de los compañeros posteriores de Dolina.
La bicicleta son los padres! jajajajajaja
«¡Es sucia!» (Stronati, marca de tiempo 10:01); de esas dos palabras puede destilarse maldad químicamente pura de vieja de barrio o de pueblo. Reconozco que no hace tanto tiempo desde que comprendí la importancia humorística de esas brevísimas intervenciones de Stronati (también las de Rolón, claro, cuando no caía en la trampa del personaje psicoterapeuta); quizá por eso me cuesta tanto oír la torpeza y la lentitud de muchos de los compañeros posteriores de Dolina.