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10 de Marzo de 2011

Una dama por Brasil en el siglo XIX

Transcripción automática

0:00:00 Señores hablaremos tal como habíamos prometido de Jacobina Menz.
0:00:08 Era una dama que anduvo por el Brasil a mediados del siglo XIX.
0:00:16 Era anabaptista.
0:00:18 Los anabaptistas eran miembros de una secta alemana,
0:00:23 cuyo fundamento era la creencia de que el bautismo sólo podía ser recibido por los adultos.
0:00:29 Tal como ocurrió con Jesús.
0:00:31 De modo que cuando un nuevo integrante entraba al grupo,
0:00:34 se procedía a una segunda ceremonia bautismal.
0:00:39 Algunos jefes anabaptistas, ya en los siglos XVII, XVIII y principios XIX,
0:00:47 viajaron a América e incluso se aventuraron por América del Sur.
0:00:53 Allá por el año 1824 unos cuantos alemanes emigraron al Brasil.
0:00:59 El gobierno lo recibió pero los mandó a Río Grande de Sur.
0:01:03 Como consecuencia de esa colonización, los alemanes, confinados a zonas muy poco transitadas,
0:01:10 casi no se mezclaron con los brasileros.
0:01:13 Entre estos inmigrantes alemanes había un contingente de anabaptistas.
0:01:19 Uno de ellos se llamaba Liborio Mendes.
0:01:23 Ni bien llegó, se puso a construir una capilla evangélica.
0:01:28 Liborio desarrolló tímidamente el credo anabaptista, tuvo su familia, etc.
0:01:35 Pero su nieta, Jacobina, iba a recrear una experiencia anabaptista formidable.
0:01:43 Jacobina se casó con un tal Joao Mueer.
0:01:46 Un buen día este señor, Joao, oyó una voz divina que le ordenaba abandonar el trabajo de los campos
0:01:57 y convertirse en un sanador.
0:01:59 Y pues estaba ahí, por ahí, llento una boche dice,
0:02:02 que abandonar el trabajo de los campos y convertirte en un sanador.
0:02:07 Bueno, dijo otro.
0:02:09 A partir de entonces, parece que empezó a hacer milagros todos los días.
0:02:14 No dejaba pasar un día sin mandarse un milagro.
0:02:18 La vida de Joao y su mujer, Jacobina, cambió.
0:02:24 Naturalmente si uno forma parte de un matrimonio,
0:02:29 en donde el tipo se manda un milagro por día, la vida te cambia, mirá.
0:02:33 Parece que los enfermos acudían en masa,
0:02:36 hasta la casa donde vivían ellos, en la localidad de San Leopoldo,
0:02:40 y llovían los regalos de agradecimiento.
0:02:43 He ahí uno de los milagros que hacía Joao.
0:02:46 Hacía Jover, pero regalos de agradecimiento.
0:02:51 Milagro doble. Ya ser Jover es un asunto peleagudo.
0:02:56 Pero que en vez de agua lluevan las pisceras párqueres en vueltas artísticamente,
0:03:02 o cajas de champán, eso ya es difícil.
0:03:08 Bueno, mientras el marido recibía a los pacientes y los curaba,
0:03:12 Jacobina comentaba la Biblia.
0:03:14 Me decía, qué libro.
0:03:16 Poco a poco se estableció una especie de ritual
0:03:27 y se formó una comunidad religiosa.
0:03:30 En un principio había 34 familias.
0:03:33 Y Jacobina, o Jacobina como usted quiera,
0:03:37 era la gran sacerdotisa de esta comunidad.
0:03:41 Jacobina se vestía con velos blancos,
0:03:43 usaba una corona, pronunciaba discursos incendiarios,
0:03:47 otro milagro,
0:03:49 y cada tanto tenía algún ataque de catalepsia
0:03:53 ante la felicidad mística de los fieles.
0:03:56 Imaginas, un ataque de catalepsia parecía muerta la tipa.
0:03:59 Qué cosa mejor le puede pasar a alguien que asiste a un ritual,
0:04:05 que ver a la sacerdotisa en estado cataléptico.
0:04:10 Por esos tiempos ya esta chica dominaba a su esposo, a Joao.
0:04:16 Había conseguido ser atendida por la gente con mayor fervor
0:04:22 que le dispensaban a los milagros mismos de Joao.
0:04:27 Jacobina se creía refundadora del anabaptismo,
0:04:32 pero más bien parecía una caricatura de sus antepasados.
0:04:36 Había impuesto unas prohibiciones tremendas.
0:04:38 Los discípulos no podían beber, ni bailar, ni jugar.
0:04:43 El 18 de mayo de 1872, Jacobina se declaró la reencarnación de Cristo.
0:04:51 El marido le preguntó un poco con envidia.
0:04:57 Si no hubiera sido preferible ser ella la reencarnación ponéle de Magdalena.
0:05:04 Pero no, ella insistió que no.
0:05:07 Entonces, Jacobina eligió 12 apóstoles entre ellos su marido, Joao.
0:05:13 Tuvo bien.
0:05:15 Anuló todos los matrimonios existentes entre sus discípulos
0:05:20 y entonces volvió a casarlos, pero esta vez a su capricho.
0:05:24 Lo cual de paso le permitió a ella misma volverse a casar
0:05:27 con Rudolf Sen, que era un señor mucho más bonito que Joao.
0:05:33 Esto nos quiere decir que si hubiera instalado algún tipo de libertad sexual,
0:05:38 en verdad la comodidad era sometida a una severa obediencia militar.
0:05:44 La desconfianza hacia los libros fue un rasgo permanente de los anabaptistas.
0:05:51 Se prohibió a los niños aprender a leer.
0:05:55 Algunos de los seguidores, que eran unos 300, empezaron a cansarse
0:06:01 y se negaron a obedecer.
0:06:03 Otros presentaron incluso una demanda contra la secta.
0:06:06 Jacobina Menz continuó con su prédica.
0:06:10 Un día tuvo incluso la ocurrencia de predicar el fin del mundo
0:06:14 con multitud de detalles sangrientos.
0:06:17 Naturalmente, lo anunció para una fecha determinada,
0:06:21 pero llegada esa fecha el mundo no terminó.
0:06:25 Y Jacobina perdió aún más crédito.
0:06:29 Muchos de sus seguidores atacaron a los que habían demandado a la secta.
0:06:34 Hubo incendios, enfrentamientos.
0:06:37 Finalmente apareció la policía.
0:06:40 Enterada ya Jacobina de una posible represión,
0:06:43 construyó junto a algunos fieles un templo fortificado en el cual se atrincheró.
0:06:49 Y allí fundó una especie de foro sagrado.
0:06:52 Incluso pidió a un artista que había por ahí que pintar una última cena
0:06:57 en el lugar central.
0:06:59 La obra prometía ser un espanto.
0:07:03 Pero no pudo terminarse porque cuando estaban por empezar a pintarla
0:07:08 atacó el ejército, que no esperó y destruyó el templo fortificado.
0:07:14 Veis que pinten una última cena en melancólico,
0:07:17 pero que ni siquiera esa cena tengas
0:07:21 y que en realidad la última sea la penúltima, es ya patético.
0:07:27 Bueno, el caso es que en el entrevero del ataque del ejército murieron
0:07:31 Jacobina Menz y casi todos sus discípulos.
0:07:35 Algunos de los que sobrevivieron esperaron a que sucediera lo que el Nuevo Testamento
0:07:41 explica tras la crucificción del Cristo.
0:07:43 Es decir, que Jacobina Menz resucitara.
0:07:47 Pero bueno, al menos hasta el momento ella no lo ha hecho.
0:07:55 Dedicamos esta chala al yo-ao, porque si ya ese nojoso tener una mujer dominante,
0:08:02 imaginante si encima se cree la reencarnación de Cristo
0:08:06 y que además se case con otro.
0:08:10 Bueno, hemos ido a la discoteca, hemos solicitado,
0:08:15 un tango acorde con estas cosas,
0:08:18 y cada vez que oye hablar de religión, el discotecario me encaja misa de once.
0:08:23 Después de todo, un lindo tanguito que vamos a escuchar
0:08:26 en la muy buena versión de Agustín Irusta,
0:08:29 como solista en que el gran te del Trio Argentino Irusta fugazó de mar.
0:08:53 En un colegio aducto vivía prisionera
0:08:57 y solo los domingos salía a pasear
0:09:01 del brazo de la buega se jabas a la misa
0:09:05 hay los aides lumbarantes de Gracia juvenil
0:09:09 y yo te saludaba por mi mejor sonrisa
0:09:13 que tu correspondías con la de Mangentil.
0:09:24 Voces de bronce
0:09:29 llamando a mi ya de once
0:09:42 en la fronada mañana
0:09:47 de mi dorada ilusión
0:09:52 y te arrobaré por el mundo
0:09:57 mi afán de gloria si beso
0:10:01 y solo traigo al regreso
0:10:06 cansancio en el corazón
0:10:11 no sé si era pecado decirte mi carnura
0:10:15 allí frente a la imagen sagrada de Jesús
0:10:19 lo cierto es que es el mundo sendero de venturas
0:10:23 y por aquel sendero tu amor era la luz
0:10:27 hoy te dirá otros labios de la cálida y pulsada
0:10:31 palabras bremosas
0:10:35 hoy te dirá otros labios de la cálida y pulsada
0:10:39 palabras bremosas
0:10:42 que pura y pide amor
0:10:45 en tanto que mi alma enferma y desahuciada
0:10:49 sos dos en la ventana el sueño evocador
0:10:55 mi so de once
0:10:59 yo ya no soy el de entonces
0:11:13 en la fronada mañana
0:11:18 de mi dorada ilusión
0:11:23 y te arrobaré por el mundo
0:11:28 mi afán de gloria si beso
0:11:33 y solo traigo al regreso
0:11:38 cansancio en el corazón
0:11:43 no sé si era pecado
0:11:47 cansancio en el corazón

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