A las tres de la madrugada entró un ladrón a casa; con toda la amabilidad y elegancia que aprendí en el polígono de tiro, le sugerí que egresara de la misma, cosa que hizo a toda velocidad por la puerta que él mismo había barreteado con toda astucia.
El hecho es que me quedé despierto para asegurar la puerta de manera provisoria hasta cambiarla, así que después de eso me puse a buscar a Carlitos Gancé entre los audios de esa época; en cambio, me encontré con esta historia del juego del 15 (le jeu de Taquin), a partir de la marca de tiempo 08:36. No recuerdo haber oído hablar jamás de ese juego, ni de sus consecuencias sociales y matemáticas. Me pregunté si habría alguna versión online para ver de qué se trataba; encontré miles, por supuesto. Este desarrollo en particular me resultó simpático; el problema es que ahora no puedo volver a dormir, pero no por el intento de robo, sino porque mi imbecilidad me impidió hasta ahora completar un solo juego.
De paso, antes de la charla sobre el juego, hay una presentación especial del mago oriental Washington Tacuarembó y sus sombras chinescas. No hay mal que por bien no etcétera.