Hola a todos!
Soy de Bahía Blanca, escucho a Dolina desde hace muchísimos años y, gracias a este sitio y a otros (anteriores y no tan prolijos, debo decir) tento una enorme colección de programas del Negro que antes de Internet me había perdido porque acá no lo pasaban por radio ni había de dónde sacarlos.
Me gustaría responder a Cristian.
Como bien dice Ezequiel, sólo algunos pueden expresarse por escrito de manera parecida, no igual, a como suelen hablar.
El tema pasa por el lenguaje y no ya por el idioma que, para todos, es el mismo: castellano o español, que es casi lo mismo.
Sucede que el lenguaje coloquial, el que hablamos, tiene muchas menos reglas que el escrito. Podemos así, sin mayores problemas, hablar de la manera que más o menos deseemos, adecuándonos por supuesto al lugar y momento en el que nos encontremos. Podemos, y debemos además, a veces, hasta repetir conceptos y con las mismas o distintas palabras y esto no solo es válido sino hasta necesario en beneficio del mejor entendimiento. A las palabras se las lleva el viento y si no reiteramos, pueden perderse cosas en el transcurso de la charla.
Está también el lenguaje escrito, donde se acotan algunos recursos: si repetimos debemos utilizar sinónimos, evitamos muletillas, explicamos cosas que si estuviéramos hablando se entendenrían tan sólo por el tono y los gestos corporales, etc.
No podemos tampoco cometer errores ortográficos, ni sintácticos, ni semánticos porque lo que "decimos" queda escrito y debe ser tan claro como se pueda, igual que en la oralidad, pero con la perfección que marcan las reglas.
Dentro del escrito también hay diferencias. Mientras que en el lenguaje literario utilizamos metáforas, adejetivos y otros recursos (obviamente literarios), en el lenguaje periodístico o de información, debemos acotar esos recursos de hermoseo ya que son innecesarios y hasta, a veces, restan claridad a lo que decimos que, básicamente, debe ser conceptual, directo y preciso casi a ultranza.
Dolina es en sus textos escritos es tan brillante como en la oralidad pero, si se fijan, no deja de lado las "eses" finales aunque sí lo hace cuando habla. No nombra de manera idéntica a las mismas cosas porque su riqueza de vocabulario le permite reemplazar por infinidad de sinónimos, no comete errores sintácticos ni semánticos como sí lo puede hacer en la Venganza. Tampoco le sobran dativos ni acentúa los verbos como lo hace cuando habla, del modo argentino, sino como manda el perfecto castellano. No usa los capicúas en el relato (salvo que reproduzca un diálogo), o sea, no escribe "caminaba por Flores, caminaba".
En fin, así es un poco la cosa pero claro, los escritores que nombra Ezequiel han hecho del lenguaje su herramienta de trabajo, o de vida, y son eruditos en el tema de la expresión.
El resto de nosotros, hacemos lo que podemos, jaja
Saludos desde Bahía, que tengan un lindo fin de semana!
Sil
Silvia el sábado, 31 de octubre de 2009 a las 11:04 AM
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