Encontrá todos los archivos de audio en MP3 del programa de radio La Venganza Será Terrible de Alejandro Dolina

23 de Julio de 2009

otro sultán del imperio otomano

Transcripción automática

0:00:00 Muy bien, señores, hablaremos hoy de otro Sultan, de otro Sultan del Imperio Otomano, así que, Sultan Turco,
0:00:15 ubiquémonos para eso en Constantinople a mediados del siglo XIX.
0:00:20 El Sultan Abdulhamid tuvo, no, Abdul Mesit, como con el abuelo, tuvo entre 1842 y 1848, 11 hijos.
0:00:33 Parece que el nacimiento de cada hijo era anunciado a Caño Nasus.
0:00:38 Las salvas por cada hijo se repetían cinco veces al día durante siete días.
0:00:44 Para el nacimiento de una hija, las salvas se disparaban solamente durante tres días.
0:00:50 Entre los hijos del viejo Abdul Mesit, estaba Abdul Hamid, de quien hoy hablaremos.
0:00:58 La madre de Abdul Hamid era una de las mujeres del aren del Sultan.
0:01:04 Antes de que Abdul Hamid se convirtiera en Sultan, le tocó cuidar, le tocó gobernar,
0:01:13 antes que, como sucesor de Abdul Hamid, a un hermano astro mayor, que fue Murad V.
0:01:20 Murad V, hemos contado alguna vez su historia, estaba loco y era borracho. Buenas tardes.
0:01:25 Mientras tanto, Abdul, que era su hermano, vivió en la caja, en la jaula,
0:01:31 donde, como también hemos explicado varias veces, se los recluía a los hermanos menores
0:01:36 que pudieran tener alguna aspiración de gobernar, como reasseguro contra las conspiraciones.
0:01:43 Vos eras el mayor de tres hermanos, nosotros dos eramos Barton y yo,
0:01:49 y vos cuando asumeas nos metías en una jaula, bien tratado, pero en una jaula,
0:01:55 para que no conspiráramos, para que no te asesináramos.
0:01:59 Porque la verdad que nosotros teníamos muchas ganas de gobernar.
0:02:03 Te queremos mucho, o Guilés P. III, pero nos gustaría gobernar a nosotros.
0:02:09 Para evitar esta clase de situación, los hermanos menores vivían en la caja o jaula.
0:02:16 Era así, en una sala del palacio Topkapi, en donde se confinaba a los hermanos menores
0:02:22 de los sultanes reinantes. Vivían totalmente aislados del mundo.
0:02:27 Los únicos compañeros de los príncipes cautivos eran los eunucos y algunas mujeres.
0:02:34 Si el sultán no conseguía descendencia y le tocaba el trono a algunos de estos hermanos,
0:02:41 había un riesgo. Los años de encierro solían perturbar a los hermanos menores de los sultanes.
0:02:49 Entonces por ahí, vos te morías, Dios no lo permita.
0:02:53 Y accedía a Barton, al trono, y que estábamos locos.
0:02:59 Porque la jaula...
0:03:01 Estábamos ahí, cerrado, no podíamos salir.
0:03:05 Además no sabíamos nada de nada de lo que ocurrió en el mundo, así que calcula.
0:03:09 A Abdulhamid le tocó reinar porque, como se ha dicho, Murat V estaba loco y se lo desplazó.
0:03:16 Murat, por ejemplo, se aterrorizaba ante los clérigos ortodoxos griegos.
0:03:20 Con solo verlos salía corriendo los gritos y se encerraba en su habitación.
0:03:24 Adoraba a los payasos.
0:03:26 Quiere decir, le gustaban los payasos.
0:03:29 Le provocaban tanta risa que solía orinarse delante de todos y no permitía que lo cambiaran.
0:03:36 Me parece bien, ya que uno se orine de risa es un gesto de locura.
0:03:41 Pero que además se haga cambiar de ropa en la misma fiesta es el colmo.
0:03:46 Bueno, este no llegaba tanto.
0:03:49 Después escupía cada momento porque creía que tenía la saliva envenenada.
0:03:54 Bien, intentaron curarlo con encantamientos, hechizos y sangrías y lo dejaron peor.
0:04:02 El Consejo Imperial Otomano quiso que lo atendiera el doctor Leidesdorf, un alienista bienes.
0:04:10 Como casi todos los alienistas.
0:04:13 Los ministros impidieron que el sultán fuera trasladado a Viena, por lo que Leidesdorf abandonó el caso.
0:04:22 No es que viene, si no viene a Viena, que quiere.
0:04:25 Finalmente el gabinete de ministros decidió de poner al sultán por incapacidad mental.
0:04:30 Qué tanto alienista bienes.
0:04:33 Lo mandaron a la jaula del Top Capy.
0:04:36 Más tarde, una salva de 100 cañonazos.
0:04:41 Fuebricar balas de cañón era un gran negocio en aquellos años.
0:04:45 Una salva de 100 cañonazos anunció la población que había nuevo sultán.
0:04:50 Abdul Hamid inició su reinado en agosto de 1876.
0:04:56 No te sé la proximidad con nuestros días.
0:04:58 Tenía 34 años de edad.
0:05:00 Poco después de llegar al sultán apto, Abdul temió que una venganza de su hermanastro de puesto se verificara.
0:05:10 Y esta paranoia fue creciendo con el tiempo y lo transformó en uno de los sultanes más déxpotas de la historia automana.
0:05:18 Pueblos enteros, ya veremos, padecieron esta tiranía.
0:05:22 Siempre son pueblos enteros los que padecen tiranía.
0:05:25 Al comienzo pareció solamente un sultán extravagante, pero dentro de lo que había esperado.
0:05:32 Era excelente carpintero, pasaba mucho tiempo en su taller,
0:05:37 armaba las camas de las mujeres de la den y se amueblaron varias dependencias con sus obras.
0:05:44 Tenía un museo de animales disecados, mandó a construir un hospital para sus perros y se compró un león.
0:05:53 Quiso tenerlo en una habitación del palacio, pero los destrozos y los rugidos del animal molestaban algunos cortesanos
0:06:02 por lo que envió al animal a un zoológico.
0:06:05 Ya por esos días tenía la manía de espiar a todos los que lo rodeaban.
0:06:10 A menudo se lo veía mal escondido, escuchando lo que hablaban sus parientes acerca de los asuntos de la corte.
0:06:19 Abdul Hamid le gustaba andar por la ciudad.
0:06:22 Compraba él mismo sus cosas en las tiendas, cada tanto entraba en café
0:06:28 y aunque tenía un arena a su disposición se enamoró de una vendedora bélica
0:06:35 que tenía una tienda de ropa en la calle de Pérea.
0:06:39 Se llamaba Flora Cordíe y era hermosa.
0:06:43 El sultán tenía la costumbre de ir a ese negocio a verla.
0:06:49 Era muy tímido.
0:06:51 Un tipo que está acostumbrado a que las mujeres tengan la obligación legal de complacer hasta su mínimo deseo
0:07:04 no se hace muy ducho en esos ministerios, no tiene que levantar menos.
0:07:10 Las minas ya le vienen levantadas por su dignidad.
0:07:14 Entonces no sabía cómo hacer para levantarse esta menos.
0:07:19 Iba todos los días a comprar guantes.
0:07:23 Este detalle lo contó nada menos que Benjamin Disrael y el primer ministro inglés en una carta a Lord Salisbury.
0:07:31 Dicen que se produjo en el negocio incluso un casamiento secreto,
0:07:37 aunque es algo que nunca fue reconocido oficialmente.
0:07:40 Una vez, después de haber asistido unas 20 veces, haber comprado 20 paras de guantes,
0:07:46 el sultán, Abdurhamet, se acercó a Flora y le preguntó si podía casarse.
0:07:52 Ella aceptó y fue a vivir a un palacio secundario y apartado del Top Cappy a brillas del Bósforo.
0:08:02 El romance entre Abdur y Flora Cordíe duró un año
0:08:06 y se interrumpió a causa de la oposición de funcionarios y parientes.
0:08:10 Nada se dice de lo que fue de esta chica después de la ruptura.
0:08:16 La tienda de la calle de Pera fue cerrada
0:08:20 y ocurrieron rumores de que Flora había sido enviada de vuelta a Bélgica.
0:08:24 Abdur le gustaba el teatro.
0:08:26 Se contrató entonces a una compañía ambulante de actores italianos dirigidos por Arturo Strabollo.
0:08:33 Abdur exigía a veces que se cambiaran los argumentos de las obras y de las óperas
0:08:39 porque no le gustaban los finales desgraciados.
0:08:42 Por ejemplo, la traviata fue llamada Madan Camelia
0:08:46 y así Violeta recupera la salud en el último acto.
0:08:51 Abdur era un lector boraz, sobre todo en novelas policiales.
0:08:57 Si la leía Ismet Bey, que era el jefe de guardarropa imperial,
0:09:02 se sentaba oculto tras una celosía.
0:09:05 Al parecer, el sector favorito era Conan Doyle.
0:09:09 Le gustaban las historias de Sherlock Holmes.
0:09:12 Y tan pronto como aparecía un nuevo libro de Conan Doyle,
0:09:16 ordenaba que se lo tradujieran en una noche.
0:09:20 Para eso trabajaba un departamento de traducciones en el palacio.
0:09:25 En otro orden de cosas, los ministros y secretarios podían ser llamados a su presencia
0:09:29 a cualquier hora de la noche porque Abdur sufría de insomnio
0:09:33 y solía dar sus órdenes a la madrugada.
0:09:36 Ahora bien, este temor que él tenía de que hubieran una conspiración
0:09:43 para restaurar a su hermano Murat al trono,
0:09:46 hizo que cerrar al palacio a todos los que no tuvieran una autorización expresa
0:09:53 para habitarlo.
0:09:55 Y a partir de entonces, apenas se lo hubió en público,
0:09:58 excepto cuando debía ir a una mezquita.
0:10:01 Por sus miedos llegó a permanecer encerrado un mes en su habitación.
0:10:07 Su violencia para combatir las conspiraciones
0:10:11 encontró pretexto con los armenios.
0:10:15 Turquía estaba en pie de guerra con Rusia,
0:10:19 un país que en ese momento apoyaba a los nacionalistas armenios.
0:10:23 Allá en 1896 los nacionalistas lanzaron una bomba al paso de Abdur Hamid
0:10:30 cuando iba a una mezquita.
0:10:32 Se alió y lesó, pero murieron varios guardias.
0:10:35 En la primera represalia fueron asesinados 10.000 armenios que vivían en Estambul.
0:10:40 Las masacres continuaron y causaron, como se sabe,
0:10:44 la indignación de Europa Occidental.
0:10:47 El primer ministro inglés, Glaston, llamó a Abdur, gran asesino,
0:10:52 mientras que en Francia, nada menos que Clemensó, al tir de Clemensó,
0:10:56 se refirió a él como el sultan sangriento.
0:11:00 A todo esto, su hermano Murat,
0:11:03 languí decía en la jaula sin intrigar en absoluto.
0:11:07 Murat porque es turco, no es francés.
0:11:09 Su estadía allí se limitaba a la lectura,
0:11:13 al encuentro con muchachas de un aren de segunda fila
0:11:17 y al pedido de pájaros de colores.
0:11:21 Murat murió en 1904, tras 28 años de encierro.
0:11:26 Abdur Hamid, denigrado por occidente como sultan asesino,
0:11:32 inició los últimos años de su reinado en el Gildiz Sarayi,
0:11:38 en otro palacio, una prisión en la que se encerró el mismo.
0:11:43 En julio de 1905, hubo otro atentado contra el sultan.
0:11:47 Se salvó con el hilo de una pata una vez más.
0:11:50 El jefe de la policía culpó otra vez a los armeños.
0:11:54 Abdur empezó a temer a todo el mundo.
0:11:57 Se sospechó de su ejército, el personal que lo rodeaba, de sus mujeres.
0:12:01 Su gobierno se hizo todavía más despótico.
0:12:04 Se ensuró libros periódicos, obras de teatro,
0:12:07 de los que se lo llevaban a la italiana,
0:12:09 o estrabóbolo, encarceló a cualquier posible sospechoso de liberalismo.
0:12:13 Y un grupo llamado los Jóvenes Turcos, que eran republicanos,
0:12:17 todos sabremos oído hablar de los Jóvenes Turcos,
0:12:20 se opuso a la tiranía.
0:12:22 Con ellos empezó la decadencia y luego la caída del imperio otomano.
0:12:26 Los Jóvenes Turcos llamaron al derrocamiento de Abdur en pro de la democracia,
0:12:31 decían, aunque fuera necesario el uso de la violencia.
0:12:35 Para esta lucha que habían despertado los Jóvenes Turcos,
0:12:38 se unieron algunos hombres del ejército.
0:12:41 Mahmud Pasha fue uno de ellos y entró con sus tropas a Istanbul.
0:12:47 Los guardias del palacio Yildiz desertaron y Abdur quedó indefenso.
0:12:52 Las mujeres del aren dicen que entraron en pánico.
0:12:56 Las centenares de damas temieron los ultrajes de los soldados que estaban entrando al palacio.
0:13:02 Algunas se suicidaron y otras tuvieron ataque de histeria,
0:13:07 gritaban continuamente.
0:13:09 En fin, el sultan Abdul Hamid se entregó.
0:13:12 Una improvisada asamblea lo declaró indigno de reinar.
0:13:17 Lo había hecho 32 años.
0:13:20 Pidió vivir en un palacio alejado de la ciudad.
0:13:25 Y se le negó esa posibilidad, lo exiliaron a Tesalónica.
0:13:29 Allá fue en un tren, junto con cuatro de sus hijos, tres esposas, cuatro concubinas,
0:13:37 cuatro enuncos, algunos gatos y un perro zanvernardo.
0:13:42 Las damas que quedaron del aren fueron desalojadas del palacio.
0:13:48 Y fue una de las procesiones más tristes de las numerosas retiradas de grandesas caídas.
0:13:57 Las mujeres que eran de todas las edades, eran tantas que hicieron falta 31 carruajes para sacarlas del gildiz.
0:14:05 El nuevo gobierno entró en contacto con las poblaciones de donde provenían la mayoría de las mujeres del aren,
0:14:13 notificándoles que pasaron a buscar a sus parientas.
0:14:17 Algunas de las mujeres, ya me lo voy a venir, no fueron reclamadas.
0:14:21 Por lo que el gobierno anunció que serían mantenidas por el estado,
0:14:24 hasta que fueran pedidas en matrimonio por algún gil.
0:14:28 Eso decía el decreto.
0:14:32 Más tarde, una comisión fue al deshabitado palacio de Abdul,
0:14:36 para realizar el inventario de las propiedades del sultan.
0:14:40 Y se produjo un extraño incidente.
0:14:44 Cuando los funcionarios hacían el trabajo, se sorprendieron al escuchar enronquecidas voces,
0:14:52 procedentes de una habitación.
0:14:56 Y la sorpresa se convirtió en alarma, cuando entendieron las palabras, que eran larga vida al sultan.
0:15:06 Un guardia entró violentamente a la habitación, donde se suponía que había seguidores de Abdul.
0:15:13 Pero el grito no procedía de reaccionario, sino de cientos de hambrientos loros,
0:15:18 enjaulados, a los que, según parece, les habían enseñado aquella frase.
0:15:24 Larga vida al sultan.
0:15:27 Nominalmente ocupó el sultanato, una hermanastro menor de Abdul.
0:15:30 De todos modos, el control del gobierno lo tenía la unión de jóvenes turcos,
0:15:34 que en 1914 embarcó al imperio en la primera guerra como aliada de Alemania.
0:15:42 Quizá alguno recuerde la frase con que, yo no sé si fue Glaston, comentó este hecho.
0:15:49 Decía, el imperio tomano ha cometido suicidio, cuando decidió participar de la guerra comodidad de Alemania.
0:15:59 Y efectivamente fue una decisión fatal para el imperio tomano, porque tras perder la guerra dejó de existir.
0:16:06 Abdul Hamid murió en 1918.
0:16:09 Un año antes, todas sus esposas y sus concubinas, menos una, habían pedido permiso a la Asamblea para abandonarlo.
0:16:16 Qué grande que para abandonarte, tengan que pedir permiso a la Asamblea.
0:16:20 Mirá si las meras que me dejan a mí les van a pedir permiso al Congreso.
0:16:24 Que tengan que hacer un trámite, por lo menos.
0:16:26 Por lo menos que tuvieran que hacer un trámite.
0:16:28 Pagar un sellado.
0:16:29 Sí, bueno, quiere abandonar este nieto, son 35 pesos.
0:16:35 Por lo menos lo van a pensar dos veces.
0:16:38 Y ahí vos traes cuenta si realmente tenían ganas de abandonarte o si era un gesto de histeria.
0:16:47 Bueno, y se fueron.
0:16:49 La que quedó se llamaba Musfica, se quedó con él hasta el final.
0:16:53 Y Abdul Hamid murió en brazos de esta tal Musfica.
0:16:58 Qué linda historia.
0:16:59 Sí, muy linda.
0:17:02 Inmediatamente fuimos a la discoteca.
0:17:06 Discrímenlo de los loros, me quedé pensando.
0:17:09 Yo de los loros.
0:17:10 ¿Cómo resistieron ahí?
0:17:12 Solos.
0:17:14 Luis XV le había regalado a una que no le daba mucha bolilla,
0:17:20 un loro que previamente se lo había diestrado para que dijera la siguiente frase.
0:17:25 Amar al rey.
0:17:27 Amar al rey.
0:17:29 Lindo regalarle, voy a andar atrás de una mina y le regalas un loro que dice Amar a Barton.
0:17:37 Sí, pero un poco pesado.
0:17:39 Que le do a Barton.
0:17:41 Dale bolilla a Barton.
0:17:42 ¿Tabinario?
0:17:43 Es un lindo regalo.
0:17:44 Yo mina le doy bolilla.
0:17:46 ¿Al loro era la bolilla?
0:17:48 ¿Te termina dando bolilla al loro, me parece?
0:17:50 Ya, no.
0:17:51 ¿Qué hay ahí?
0:17:53 Yo mina, apreciaría ese trabajo.
0:17:55 Si no lo hago es porque nunca me ha durado el entusiasmo por una mina,
0:18:01 tanto como el tiempo que es necesario para diestrar a un loro.
0:18:05 Señor, eh, tampoco.
0:18:07 Pero no porque yo no sea consecuente, señor, porque yo creo que cuando alguien no le da bolilla,
0:18:16 cuando alguien no recibe respuesta, debe amenguar su entusiasmo,
0:18:22 no debe perseverar enseñando loros durante dos años.
0:18:27 Por el contrario, debe dejar tranquila la mina,
0:18:30 a dejarla que...
0:18:32 Si, que haga su vida.
0:18:33 Y haga su vida con otros señores que le caigan mejor.
0:18:37 Entonces no perdemos ni tiempo, ni yo, ni usted, ni el loro.
0:18:48 El discotequero también se entusiasmo mucho.
0:18:51 Se entusiasmo mucho con el loro.
0:18:55 Y me dio incluso un tango,
0:18:58 cuyo título tiene que ver con esa confusión primigenia,
0:19:02 los tipos que no sabían de dónde provenían aquellas voces.
0:19:05 Y el tango se llama Tal vez Será Subos.
0:19:08 Tal vez Será Subos.
0:19:10 Tal vez Será Cantado por nuestra querida Ruth Attaguile.
0:19:15 A ver quién toca quién.
0:19:20 Yo no estoy seguro si...
0:19:21 Creo que es mi Raji.
0:19:22 El trío de mi Raji acompaña a nuestra Ruth Attaguile
0:19:26 en este bello tango de Diomero Mance.
0:19:41 Suena un piano, la luz está sobrando.
0:19:46 Se hace noche de pronto y sin querer.
0:19:50 Las sombras se rinconan, evocando a Grizeta.
0:19:55 Amalena, Amaríeste.
0:20:00 Las sombras que a la pista tras vueltango
0:20:05 me obligan a evocar a mí también.
0:20:10 Bailemos que me duele estar soñando
0:20:15 con el brillo de tu traje desaté.
0:20:28 Bien pena en el violín que vos sentimenta
0:20:32 alcanzada de su feliz te ha puesto a sollozar así.
0:20:39 Tal vez será el rumor de aquella que una vez
0:20:44 de pronto se apagó.
0:20:47 Tal vez será su voz, tal vez.
0:20:51 Su voz no puede ser, su voz se durmió.
0:20:56 Tendrán que ser no más fantasmas del alcohol.
0:21:03 Era triste, era cálida y pausada.
0:21:08 Negro el pelo, no los ojos ver de gris.
0:21:12 Y era su boca roja bajo la luz del alba.
0:21:17 Una triste flor de cardín.
0:21:23 Un día no llegó, que de esperanza
0:21:29 y luego me contaron su final.
0:21:34 Por eso con la sombra de los tangos
0:21:39 la recuerdo vagamente más y más.
0:21:46 Bien pena en el violín que vos sentimenta
0:21:55 alcanzada de su feliz te ha puesto a sollozar así.
0:22:02 Tal vez será el rumor de aquella que una vez
0:22:07 de pronto se apagó.
0:22:09 Tal vez será su voz, tal vez.
0:22:15 Su voz no puede ser, su voz ya se durmió.
0:22:20 Tendrá que ser no más mi propio corazón.

Comentarios (0)

No hay comentarios. ¡Podés ser el primero en comentar!


Tenés que Iniciar sesión para comentar.
Podés darle estilo y formato al texto utilizando Markdown