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0:00:16 Bien, vamos a hablar de eruditos creadores de vida.
0:00:24 Bueno, ¿qué quiere decir esto? Preguntará usted inmediatamente.
0:00:29 Bueno, algunos investigadores antiguos aseguraban que de las cenizas, por ejemplo, de una flor, podían crear otra flor.
0:00:41 Todos se estarán recordando inmediatamente la rosa de Paracelso, el cuento este de Borges.
0:00:49 Pero nuestro amigo, Athanasius Kircher, decía que si una rosa era reducida a polvo, mediante un proceso adecuado,
0:00:59 en las cenizas resultantes aún se hallaban las sales propias de la flor viva.
0:01:06 Pensaba Kircher que cada grano de aquella sal mantenía sobreviviente cada uno de los elementos constitutivos de la planta,
0:01:17 exactamente como en la semilla. Por lo tanto, las sales debían ser depositadas en una alambique y luego puestas al fuego.
0:01:26 Y bueno, bajo influencia del calor, la planta crecería, echaría brotes y finalmente aparecería en toda su belleza la flor completamente desarrollada.
0:01:38 La única diferencia aseguraba a Athanasius Kircher, que era un científico, llamémosle así, un gran escritor también del siglo XVII,
0:01:49 que hemos citado muchísimo aquí, la única diferencia decía que esta era una flor espectral, el espíritu abstracto de la flor original.
0:02:00 Cuando se apartaba del fuego y de la alambique, la floresta recreada, la nueva flor, comenzaba a encogerse y a desaparecer.
0:02:10 Kircher había mostrado este proceso de revivir flores a la famosa reina Cristina de Suecia.
0:02:18 Si es cierto o no es cierto, no se sabe, yo tengo mis sospechas.
0:02:25 Otro que habló de estos asuntos fue Serkán Dígbi, un comandante naval y diplomático, hombre que había servido sucesivamente a Carlos I, a Cranwell y a Carlos II, el rey de la restauración.
0:02:41 Dígbi trabajó junto a un alquimista polacco en la resurrección de 12 flores con el mismo procedimiento que el de Kircher,
0:02:51 pero fue más lejos, fue más allá del sistema de revivir flores y eligió por ejemplo una magnífica langosta viva,
0:03:06 utilizando un método secreto, la cocinó, la agrivió, la remojó y la cuidó,
0:03:14 y dice aquí, hasta que quedó la langosta reducida senilla, mucho no la habrá cuidado,
0:03:20 pero de esas senillas Dígbi realizó mediante trabajos que no puedo revelar, disculpen ustedes,
0:03:28 una langosta nueva, un poco más chica, siempre algo se pierde, vio cómo es la entropía, hay algo que se pierde,
0:03:37 hay una dirección del universo contra la que no puede luchar ni siquiera Dígbi,
0:03:42 pero el caso es que resucitó o creó otra langosta, sino, bueno, el caso más notorio de creación de vida fue el de los homúnculos de Kufstein,
0:03:56 y ese es el caso que quería contarles, ya hay personas que creen en la chancha sin cabeza o que se impresionan,
0:04:06 y es mejor que se fuera.
0:04:08 Bueno, yo me voy a quedar, pero...
0:04:09 Bueno, pero si se desmaya después no venga a quejarme.
0:04:13 Bien, para Celso, ya citado aquí y citado en el Cuento de Borges, había indicado las primeras instrucciones detalladas
0:04:24 sobre el método a seguir para crear hombres, digo, fuera de las ya conocidas consecuencias de una unión sexual,
0:04:34 en su obra de Natura Rerum decía que era una empresa perfectamente posible,
0:04:42 debía colocarse atención, amigos, atención, buena cantidad de simiente humana en una alambique, ¿de acuerdo?
0:04:51 Ya está, que espero un poquito más.
0:04:56 Una vez sellado en la alambique, había que mantenerlo durante 40 días a una temperatura exactamente igual a la del interior de un caballo.
0:05:10 Y no sé cuáles eran.
0:05:12 No sé, parece más sencillo poner, por ejemplo, 39 grados, que debe ser, según su calculo, no ha estado mucho adentro del caballo.
0:05:21 Calculo que andará por los 39 grados, según por qué hay caballo más caliente que otros.
0:05:29 Bueno, luego de este periodo de los 40 días, el omúnculo empezaba a animarse.
0:05:36 Y en este punto ya tenía un poquitín de forma humana, pero era todavía transparente e insustancial.
0:05:45 Y ahora viene lo peor, porque había que esperar 40 semanas, que es mucho, y el omúnculo debía ser alimentado con sangre humana.
0:05:59 ¡Ah, qué beso!
0:06:03 Al cabo de este periodo, después de las 40 semanas, yo tenía un hombre, pero mucho más pequeño, es decir, un omúnculo.
0:06:13 Los biógrafos de paraselso, no los cinematógrafos de paraselso, sino los que escribieron su biografía,
0:06:19 no señalan la presencia de ningún omúnculo entre sus creaciones.
0:06:23 Los alquimistas que lo siguieron tampoco han aludido a la realización de ese tipo de experiencias,
0:06:29 pero se ha hablado, sí, de un caso en el que no uno, sino 10 omúnculos fueron creados en el taller de un alquimista.
0:06:38 Un hombre llamado Francisco Kammerer, secretario del Conde von Kostein, ofreció allá por fines del siglo XVIII, 1780,
0:06:50 una detallada reseña de los gastos de ingresos de su amo.
0:06:56 Kostein fue un rico propietario y alto funcionario de la Corte de Viena,
0:07:02 y en el Diario de Su Ayudante, Kammerer, relata que del mismo estilo seco, asuntos tan diversos como el costo de las posadas,
0:07:12 el polvo de arroz usado en las pelucas y también el método de creación de 10 omúnculos.
0:07:19 De acuerdo con esta crónica, durante su viaje hacia Italia, el Conde Kostein,
0:07:24 conoció a la Bate Gelloni, que era afccionado a asuntos alquímicos y fanático, seguidor de paraselso.
0:07:32 Los dos hombres se encerraron en el taller de Gelloni y se pusieron a trabajar en la creación de omúnculos.
0:07:41 Vamos a hacer unos cuantos omúnculos.
0:07:43 Arranquemos por uno, maestro.
0:07:45 No parece que tuvieron éxito el secretario Kammerer anotó haber visto 10 seres en sus respectivos alambiques.
0:07:54 Cosa curiosa, eh. Cada uno de estos seres tenía rasgos bien señalados.
0:08:00 Había un rey, una reina, un arquitecto, un monje, un minero, una monja, un serafín, un caballero, un espíritu azul y uno rojo.
0:08:08 Pero estaban con ropa.
0:08:10 Para mí estos no son rasgos señalados.
0:08:15 El arquitecto no es un rasgo. En tu caso es una profesión.
0:08:21 ¿Cómo reconocía el secretario Kammerer que el tercer omúnculo era un arquitecto?
0:08:26 ¿No es sencillo reconocer a un arquitecto? Si es que el propio arquitecto no se presenta como tal.
0:08:32 Usted me entra en una persona y dice qué cara de arquitecto.
0:08:38 Hay algunas profesiones que sí permiten un resucimiento, por ejemplo, domador.
0:08:42 Usted entra en tiempo con las patas abiertas y te dice, este es para mí que es domador.
0:08:48 Pero son pocas, no.
0:08:50 A estos 10 omúnculos era necesario alimentarnos cada 3 días y acuerdo con ciertas recetas que tampoco puedo revelar.
0:09:00 Lo dame. Lo damento.
0:09:02 ¿Y en qué ocasión había que sellar los recipientes a donde los tenían guardados?
0:09:09 Porque los cautivos mostraban una creciente inclinación a escapar.
0:09:14 ¿A los omúncos lo que están en un frasco no le gusta que estar ahí?
0:09:18 Bueno, como cualquier cautivo por otra parte.
0:09:21 Conforme a su forma de encarar estos asuntos, querido Barton,
0:09:28 usted seguida va a decir, a usted le gustaría que lo encerraran en una alambique.
0:09:35 ¿A usted le gustaría que lo encerraran en una alambique?
0:09:38 Yo estoy en profundo, de acuerdo con esa forma de examinar los asuntos humanos.
0:09:43 A saber, a usted le gustaría.
0:09:45 A usted le gustaría, por ejemplo, que le sacaran el cuero e hicieran con ellos pelotas.
0:09:51 Bueno, eso es lo que le pasa a las vacas.
0:09:59 ¿Qué quiere, que desaparezca la industria del cuero?
0:10:06 Bueno, el caso es que estos omúnculos tenían mal carácter,
0:10:09 como suele ocurrir con quienes están confinados en una alambique.
0:10:13 Parece que en cierta ocasión, mientras recibía su alimento,
0:10:18 el monje, el cuarto de los omúnculos, mordió a su creador, el abate de Lonnie.
0:10:25 El caso es que el Conde Cústane mostró en Viena sus criaturas.
0:10:31 Ah, lo mostró, sí.
0:10:34 Ah, hizo, no sé, una reunión y le dije, les voy a mostrar a mis 10 omúnculos,
0:10:41 uno atrás del otro. Uno atrás del otro es un agregador.
0:10:46 Algunos de los presentes dijeron que aquellos omúnculos más bien parecían renacuajos.
0:10:54 Pero allí estaba el Conde Zoom, por ejemplo, que certificó lo expuesto por Cústane
0:11:01 y colaboró incluso en los experimentos.
0:11:04 El Conde Zoom era bien conocido por sus dotes de médico milagroso,
0:11:08 así que vaya le tomando el peso.
0:11:11 Parece que curaba a los pacientes este Conde Zoom con solo tocarlos.
0:11:16 Imposición de manos.
0:11:18 Imposición de manos.
0:11:19 Su carrera de todos modos terminó en Leipzig en 1794,
0:11:23 cuando se reunió en su sala, una enorme sala,
0:11:26 había un gran número de pacientes que venían a hacerse tocar.
0:11:30 Sí, bueno, sí, curar, curar.
0:11:33 Conde Zoom.
0:11:35 Este tipo, como eran muchos, les vendó los ojos a los pacientes.
0:11:42 Trajo cuatro o cinco ayudantes y empezaron a tocar por todas partes.
0:11:48 Bueno, estaban entrenados los ayudantes o al Tuntum.
0:11:51 El origen de la burocracia, señor.
0:11:54 Y por ahí uno se sacó la venda y vio que había varios tocadores y se armó un escándalo.
0:12:01 Yo vina que me toque el médico, ¿no?
0:12:03 Los ayudantes.
0:12:05 Vaya veces conté este episodio, luego.
0:12:09 Un día hace ya algunos años, bastantes años, pero no tantos,
0:12:16 me dijeron que venía un cierto médico de las Filipinas,
0:12:20 muy famoso, muy famoso.
0:12:24 Y que con varios meses de anticipación,
0:12:30 había que sacar turno para ir a una reunión donde tipo justamente los iba a tocar a todos.
0:12:37 Años 70, 80, por ahí.
0:12:39 80 largos.
0:12:40 90.
0:12:43 Se trata evidentemente del mismo médico.
0:12:46 Y me cobraron, ponéle que fuera hoy, mil pesos.
0:13:02 ¿Usted pagó mil para hacerse tocar por un Filipino?
0:13:05 No, es que el tipo que me obligó prácticamente.
0:13:10 Y además el dueño de la radio donde yo trabajaba, que me digo,
0:13:15 yo digo, ¿sí no?
0:13:16 Tienes que ir.
0:13:17 No, pero ¿cómo era pagar mil pesos para ir a un médico?
0:13:20 Hay que estar loco para pagar mil pesos para un médico.
0:13:27 Bueno, no es un médico, es un mago.
0:13:30 ¡Ah! le dije, guá.
0:13:33 Y le di los mil pesos.
0:13:35 ¿Usted tenía alguna enfermedad o una delicia?
0:13:40 No, eso lo peor.
0:13:41 No tenía que decir.
0:13:42 Claro, no tenía ningún.
0:13:43 Y entonces empecé a pensar todos los meses, pues faltaba muchos meses.
0:13:49 Y digo, ¿qué le puedo decir que tengo a este tipo?
0:13:54 Y lamentado, digo, qué lástima que ya me cure de tal cosa.
0:13:57 ¡Sabe!
0:13:59 Salía a tomar frío a ver si se enfermaba.
0:14:02 Y al final por suerte me agarraron como una especie de conjuntivitis.
0:14:07 Y fui.
0:14:09 Y había un tipo que realmente tenía enfermedad seria.
0:14:12 Yo, ¿cuánto hay vos que tenés?
0:14:14 No, yo no veo nada.
0:14:18 Había que sacerdar un poco.
0:14:20 Un amontonamiento que esto no era nada.
0:14:23 Entonces, serio, todo siendo unas colas de horas y horas.
0:14:27 Y el tipo atendía en una especie de pequeña habitación.
0:14:31 Primero nos hicieron juntar en un lugar enorme,
0:14:35 una música a todos medio a los curos.
0:14:38 ¡Hom, hom!
0:14:40 Era la sala de espera.
0:14:42 Después empezamos a pasar largas horas, ¿no?
0:14:46 Y el tipo atendía en una pequeña habitación.
0:14:48 Y vos entraba tenías que cerrar los ojos.
0:14:57 Y cuando el que salía...
0:15:00 Entraba si salía, entraba si salía.
0:15:03 ¿Ustedes miraba los que salían a ver cómo salían?
0:15:06 Se salió así, ¿no?
0:15:09 Sí, qué pasó.
0:15:10 Nada, nada, me tocó, pero tengo un ardor donde me tocó.
0:15:15 Sí, a ver, acá me tocó y me daba...
0:15:18 Una marquita, tengo...
0:15:20 ¡Ay, mirad, fuerza que tendrás de hombre, sí!
0:15:23 ¡Hom, hom, hom!
0:15:26 ¿Cómo te sentías? ¿Cómo voy a sentir barba?
0:15:31 Qué nerviosa, aparte de que estaba pelando con semigante expectativa.
0:15:35 Y yo miré.
0:15:37 Sí, sí. Con conjuntivitito.
0:15:39 Y yo miré, con conjuntivitito, miré.
0:15:41 ¿Y? ¿Qué es bien?
0:15:42 Y el tipo tenía una cañita de amar.
0:15:45 ¿Cómo? ¿Una qué?
0:15:46 Tenía una cañita entre los dedos.
0:15:49 Y pues estaba sentado ahí...
0:15:52 Afilada.
0:15:53 Un poquito afilada.
0:15:55 Te raspaba, decía, con un ardor...
0:15:59 De milagro no contaminó a media ciudad de Buenos Aires.
0:16:06 Estaban ahí artistas argentinos, intelectuales, ¿no?
0:16:10 Con la superstición que nos caracteriza, imagínense.
0:16:17 Y me fui...
0:16:19 Puy, después me preguntaron...
0:16:23 ¿Cómo te fue? Bien, lo decía yo.
0:16:28 ¿Has alguna pregunta?
0:16:33 ¿Le tocaba siempre la misma parte si usted el problema lo tenía en los ojos?
0:16:37 No, a todos le tocaba, creo que la man.
0:16:39 Ah, la man.
0:16:41 Y tampoco creo que te preguntaba lo que tenía.
0:16:52 Este tipo lo mismo, pero no importa, no estábamos ni siquiera hablando de él.
0:16:58 Este el Kondetun certificó la existencia de los omúnculos aquellos de Kürstein.
0:17:04 Dicen que a medida que los omúnculos crecían, crecian poco porque nunca tuvieron más de 15 centímetros.
0:17:10 Se tornaban cada vez más rebeldes y molestaban al Kondetun,
0:17:14 y al Kondetun que se había incorporado al grupo, con declaraciones burlonas.
0:17:21 El omúnculo es de posible burlón.
0:17:24 Y con pedidos de liberación que estaban totalmente cutificados.
0:17:28 ¿Cuánto tiempo más me vas a tener aquí?
0:17:30 ¡Oh, Kondetun!
0:17:31 ¿Cómo incorporaron el idioma de Kandroni?
0:17:34 Me imaginó la voz agudita.
0:17:36 ¡Cuánto tiempo más me vas a tener aquí!
0:17:38 ¡Oh, Kondetun!
0:17:40 ¿Qué se gile?
0:17:41 Y los tenían, me imagino, en una campana sanguchera.
0:17:44 ¿Qué se gile?
0:17:46 Es que tenían de tamaño una ardilla.
0:17:49 Como si fueran pebetes, qué se yo.
0:17:51 ¿Qué otro lugar más cómodo para tener un omúnculo?
0:17:56 Bueno, el tipo ha sido una reunión, ponía 10 campanas sangucheras,
0:17:59 como en la especialidad de casero, y abajo el omúnculo,
0:18:02 apogiado en el vidrio.
0:18:04 Me imagino con la nariz un poco chata,
0:18:07 y quizá siendo gestos obscenos de los amigos del Kondet Kutang,
0:18:11 que se le acercábamos.
0:18:13 Yo haría lo mismo.
0:18:17 La verdad es que no se sabe cómo terminó
0:18:19 aquella cría artificial de pequeños seres humanos.
0:18:22 No se sabe a dónde fueron a parar.
0:18:24 Quizá el Kondet los tiró.
0:18:26 Algunos dicen que el Kondet disolvió a los omúnculos,
0:18:30 los destruyó,
0:18:32 accediendo a Ruego de la Esposa,
0:18:35 que consideraba que todo aquello era un sacrilegio.
0:18:38 Le habrá dicho a la noche...
0:18:41 que después no le molestaba el sufrimiento de aquellos seres,
0:18:46 sino el sacrilegio que constituía haber creado vida.
0:18:50 Es decir, era un tema filosófico de la esposa,
0:18:54 no de conmiseración.
0:18:56 Entonces todas las noches lo fastidiaba a Kustang.
0:18:59 Estaba durmiendo el tipo,
0:19:00 Kustang, el tipo.
0:19:03 Destruí esas creaciones, etcétera.
0:19:08 Compraste unos imónquiles.
0:19:09 Y el tipo no podía dormir.
0:19:11 Y una noche se cansó.
0:19:13 Se levantó, me imagino,
0:19:15 todo legañoso,
0:19:17 arrastrando los pies.
0:19:20 Se fue donde estaban los omúnculos,
0:19:22 levantó las 10 campanas a Cuchere
0:19:24 y los tiró a Basura.
0:19:28 Otra posibilidad es que todo esto se mentira.
0:19:32 Que en realidad los omúnculos hayan sido,
0:19:35 como sostenían algunos escépticos,
0:19:37 sapitos disfrazados,
0:19:40 monitos con traje de rey,
0:19:43 o como dice usted, simónquiles.
0:19:47 Así que eso es todo lo que tengo que contar
0:19:50 sobre la creación de omúnculos.
0:19:52 Lamentablemente yo no creo.
0:19:54 Además, qué poca utilidad que le daba el Kondekustang
0:19:57 a esos omúnculos.
0:19:59 Le podía haber fabricado una casa miniatura.
0:20:02 O hacerlos a ser algo.
0:20:04 Personas más industriosas hubieran utilizado los omúnculos
0:20:07 para cultivar la tierra,
0:20:09 para higienizar callarías, etcétera.
0:20:12 Una defensa para Boca Junio.
0:20:16 Muy pronto iba a empezar la revolución industrial,
0:20:18 hubieran sido mano de obra barata.
0:20:21 Yo qué sé.
0:20:23 No hay mano de obra más barata que un homónculo.
0:20:26 Usted lo alimenta cada tres días.
0:20:29 Y me va a decir, un hombre de 15 centímetros
0:20:32 no tiene mucha fuerza.
0:20:34 Es por eso que no se siguieron haciendo.
0:20:37 La hula como duende, en el bolsón, por ejemplo.
0:20:41 Para que la gente se saque fotos.
0:20:44 ¿Qué no estaba tan desarrollada en la industria del engaño?
0:20:48 No era tan poco soplar y a ser omúnculo.
0:20:54 En cuanto a construir una rosa de las cenillas de la propia rosa,
0:20:58 no es más que un embeléco.
0:21:01 La perra termodinámica se opone a todos esos sueños de resurrección.
0:21:07 Pero sin embargo, quizá hay en el desorden un orden.
0:21:13 Algún día hablaremos de esto,
0:21:15 de este carácter fatalmente poético de todo lo que sucede.
0:21:20 Estamos condenados a la rima, me parecía medio.
0:21:26 Lo que pasa es que a veces no conocemos el verso anterior.
0:21:32 No sabemos con quién rimamos.
0:21:34 Somos una terminación fácil, lo que se llama un ripio.
0:21:40 Pero como nuestra vida es tan corta
0:21:44 y no sabemos qué decir en la indicacílabo
0:21:47 que alguien escribió dos versos más arriba
0:21:50 y que nosotros venimos a cultificar, tal vez,
0:21:53 esto que estamos diciendo.
0:21:55 No es más que el cierre de algo que empezó a escribir
0:22:00 y se va a pensarse hace tres o cuatro siglos.
0:22:04 Pero no lo sabemos.
0:22:07 O si no, como creo yo,
0:22:09 todo no es más que una ocurrencia casual,
0:22:13 una rica de un universo casual.
0:22:17 De todo esto hemos ido a hablar a la discoteca.
0:22:20 Es un tema interesantísimo.
0:22:22 ¿A qué lugar va a ir?
0:22:23 El discotecario, le dijimos todo esto.
0:22:25 El discotecario siempre son cosas así comunes.
0:22:28 ¿Esta historia?
0:22:31 Le preguntábamos.
0:22:35 Él era un poco homunculesco, por decirlo así.
0:22:43 Hablamos un poco, pero dijo que lo que se dice
0:22:46 es un disco de hombres creados de la nada
0:22:49 y que midan 15 centímetros, no tengo nada.
0:22:52 No, no lo haré.
0:22:57 Pero en cambio tengo tangos de flores, muchísimo.
0:23:03 Y elegimos el tango de flores negras.
0:23:06 Después de todo, las flores que salen
0:23:09 de la alambique de un alquimista
0:23:11 tienen que estar un poquito indignadas.
0:23:15 Y entonces, vamos a escuchar flores negras.
0:23:23 Y quizá la música es un poco el espectro de algo.
0:23:27 No sé de qué, pero si algo se parece un fantasma es la música.
0:23:32 Usted quiere agarrarla y no puede, pero evidentemente existe.
0:23:37 Usted quiere señalar su costado izquierdo y no puede,
0:23:41 pero evidentemente es una entidad que tiene una gran potencia.
0:23:49 Así que escuchemos ahora flores negras
0:23:54 en la interpretación de Juanjo Dominguez.
0:24:07 Agradecemos a Juanjo Dominguez.
0:26:01 Era Juanjo Dominguez en la venganza, será terrible, Flores Negras.
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