Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la veganza, será terrible, estamos en el galponcito de la calle Gorriti 5963, salimos en aquella foto también en este momento. Muchas gracias.
0:00:13 Y recuerden que el día 22 estaremos haciendo el programa Nolabarri en el Teatro Municipal, el día 26 de mayo, en Quilmes, en el Teatro Cervantes.
0:00:25 Hablaremos hoy de extravagancias de algunos filósofos antiguos, así que inevitablemente nos llevaremos por delante a Dios Genez la Erzio, que escribió allá en el siglo I,
0:00:39 vida de los filósofos más célebres de la historia y de ahí habremos robado esto. Así que vamos a ver. Hablaremos de algunos gestos, de algunas acciones de ciertos filósofos más allá de su sistema filosófico.
0:00:59 Comencemos con Heráclito de Efeso, poco antes de su muerte, allá por el 480 a.C.
0:01:07 Heráclito es uno de los amigos de este programa, el oscuro de Efeso, aquel que dijo que no nos bañamos dos veces.
0:01:18 No, en las mismas aguas.
0:01:20 Ah, hasta ahí no segué. Bueno, aquel que dijo que no nos bañamos, que no nos bañamos dos veces, ah, en el mismo rey, aquí.
0:01:32 Heráclito parece que se había ido a vivir a las montañas como si fuera un eremita. No quería ver a nadie. La humanidad le producía enorme antipatía.
0:01:47 Dijo que la humanidad era una bestia irremisiblemente hipócrita, obtuse y cruel, a la cual no valía la pena intentar enseñarle nada.
0:01:57 Dijo, con un tono muy parecido, al de Mario Mactas.
0:02:02 Sus meditaciones están reunidas, no las de Mario Mactas, sino las de Heráclito, en un libro titulado sobre la naturaleza.
0:02:14 Que cuando estuvo terminado, de Pósito Heráclito, en el templo de Artemis, la diosa de la caza, para desesperación de la posteridad, porque de resultas de ese depósito se perdieron muchos fragmentos de aquel libro.
0:02:36 El templo ese era una de las maravillas del mundo, si no me falla la conjetura.
0:02:42 El templo de Artemis, en Efeso, y ese templo fue incendiado. Incendiado por un señor que quería pasar a la posteridad y que, entonces, le prendió fuego al templo de Artemis.
0:02:59 Después en Grecia prohibieron pronunciar el nombre de ese señor, justamente al enterarse de que el propósito que había tenido por incendiar el templo de Artemis era el que su nombre fuera muy pronunciado.
0:03:19 Entonces, prohibieron pronunciar. No consiguieron, sin embargo, que el nombre se olvidara. Pero después se olvidó igual.
0:03:40 Porque la gente se olvida de todo y por ignorancia y falta de ilustración, la gente se olvidó cuál era ese nombre.
0:03:49 A punto tal, que hasta podríamos decir que ahora nos hemos olvidado, pero no. Sabemos bien que es erótrato, pero queríamos cumplir, siquiera por un rato, con los jueces griegos.
0:04:04 Y el libro sobre la naturaleza se rompió, se dañó, quedaron solo ruinas del libro. Se fueron perdiendo unos cachitos.
0:04:21 Y ya el libro era oscuro antes, por eso le llamamos el oscuro de Efeso. Pero ahora es más difícil entenderlo, porque le faltan partes.
0:04:32 O a lo mejor uno piensa que le faltan partes y no. El libro ya era así. A mí siempre me ha gustado esa idea. Yo he tenido dos ideas en mi vida.
0:04:43 La primera me lo olvidé. La segunda es que los textos de Heráclito ya habían nacido ruinosos.
0:04:52 Habían sido preparados con astucia para sorprender a una posteridad que respeta siempre más lo que se ha perdido.
0:05:01 Entonces preparó el libro así.
0:05:07 Habíamos dicho que Heráclito se había ido a la montaña de Pura Brón, Caromal.
0:05:12 En la montaña se alimentaba con hierbas recolectadas al azar en sus caminatas. Es una mala política alimenticia.
0:05:21 Como sabe cualquiera que haya leído al doctor Cormillo, esta digo de alimentarse con hierbas recolectadas al azar.
0:05:29 Imagínense que cualquiera de nosotros siguiera ese procedimiento.
0:05:35 Empece a caminar por cualquier calle, empieza a contar hierbas, que es esos pastos, caléndulas, margaritas, hortigas, revienta caballo.
0:05:47 Segundo día te moriste. En las hortigas creo que te morís.
0:05:52 No, le sale un sarpullido, un ardor.
0:05:55 Lo mismo. Primero le sale un sarpullido y después te morís.
0:05:59 Bueno, Heráclito decía, nada puede interponerse entre esas plantas y yo.
0:06:07 Cortarlas no implica el menor comercio con los hombres.
0:06:11 Con aquel régimen Heráclito terminó por perder la salud. Como ya se lo habíamos advertido nosotros, dos oraciones atrás.
0:06:19 Látima que no estuviéramos nosotros así en Efresó o en la montaña.
0:06:23 En realidad se lincharon las piernas y las manos, por no decir otra cosa.
0:06:29 Sus tejidos también se lincharon.
0:06:33 Bueno, me refiero a los tejidos que forman el cuerpo humano. No las cosas que él tejía.
0:06:39 No. Sus tejidos estaban repletos de agua, sufría de hidropecía sin el mar lejo.
0:06:46 Había que encontrar un remedio antes de que el alma perdiera la secedad que la constituía entre tanta humedad.
0:06:54 Esto lo que dijo el mismo Heráclito.
0:06:56 Bajo de la montaña pidió ayuda a los eruditos que según se conjeturaba, vivían allí, al pie de la montaña.
0:07:04 Era fácil encontrar eruditos en la antigüedad clásica.
0:07:08 Y para recorrer los pies de las montañas.
0:07:11 Les explicó Heráclito a los eruditos, a los hombres sabios, que si el alma era la emanación de un fuego primero,
0:07:20 de un fuego perenne, mantener la presencia de esa agüita en el cuerpo era perjudicial.
0:07:28 Los sabios lo escucharon y le aconsejaron reposo.
0:07:31 Esa rapidez que caracteriza a los sabios.
0:07:34 Repose. Total, si se muere, por lo menos se va a dejar de corobar.
0:07:38 Heráclito volvió a abandonar la ciudad y, ayudado por sus sirvientes, trataba de transpirar bajo el calor del día.
0:07:47 Transpiraba, pero no se curaba.
0:07:49 Finalmente se detuvo cerca de un establo y dio la orden de que le cubriera en el cuerpo con estiércol y lo tiraran al sol.
0:07:59 Heráclito creyó que cubierto de bosta y al sol, la humedad de su cuerpo pasaría violentamente hacia la capa de desperdicio.
0:08:08 A esto le llamaban pensar.
0:08:11 Pues bien, lo untaron con mucho cuidado hasta que no se vieron más que sus ojos.
0:08:17 ¿Qué bonitos ojos tienes debajo de esas dosis?
0:08:23 Bueno, así tirado esperaba que el fuego se apoderara de él.
0:08:27 El fuego debía triunfar siempre para para hacer la corta.
0:08:31 Heráclito se murió. Se murió a fixado.
0:08:34 Y los sirvientes, bueno, lo abandonaron allí y que iban a hacer.
0:08:38 Y esa es la historia tremenda de Heráclito.
0:08:42 Termina con los sirvientes defendiendo el cuerpo del pobre Heráclito de los perros.
0:08:50 Otra historia, Aristóteles.
0:08:53 Aristóteles cuenta quiso organizar, antes de morir, era la única manera, la totalidad del saber.
0:09:01 Para eso debía trabajar sin interrupciones.
0:09:06 Y para ganar tiempo empezó por comer mientras leía.
0:09:11 Bueno, en realidad lo que hacía era leer mientras comía.
0:09:15 Porque lo que ayudaba verdaderamente al conocimiento era la lectura, no la comida.
0:09:21 Entonces esa fue la primera cosa.
0:09:25 No perder tiempo en comidas.
0:09:28 Comía, pero al mismo tiempo leía.
0:09:30 Enseñaba durante las caminatas.
0:09:33 Caminaba de un lugar a otro.
0:09:35 Es una especie de procedimiento peripatético.
0:09:38 Pero en realidad hijo de la falta de tiempo y no de la creencia
0:09:42 de que un recorrido era más propicio al aprendizaje que permanecer en un solo lugar.
0:09:47 ¿Usted qué piensa, por ejemplo como docente?
0:09:50 Es respecto a la peripatilla, de la situación estática del alumno.
0:09:56 ¿Debe el profesor pasearse con los alumnos o por el contrario debe permanecer en un lugar fijo?
0:10:03 No, permanece en el aula, señor el profesor contemporáneo.
0:10:06 Me parece que se puede alternar un poco, señor.
0:10:11 Pero no.
0:10:14 Para mí el único inconveniente de esta educación se moviente es la variable locación en las casas de estudio.
0:10:24 Claro, porque usted a dónde va?
0:10:27 Yo estudio en Puán, dice el tipo.
0:10:30 Bueno, empiezo en Puán, pero a la tercera clase ya estoy en Pedro Gozena de Benéva Plata.
0:10:37 Pero como sabe...
0:10:39 Eso es una cosa. Lo peor de todo para mí es la mezcla.
0:10:43 Si el profesor se mueve y los alumnos no.
0:10:47 Claro, el tipo se va.
0:10:49 No, lo más usual es el caso contrario.
0:10:54 El profesor se queda pero los alumnos se las toman.
0:10:59 Se rajan al baño, a la sala de mapa, los armarios.
0:11:02 Incluso ganan a la calle y se van a jugar a las maquinitas en los boliches que hay cerca de la estación.
0:11:08 Está el profesor que deambula dentro del mismo aula.
0:11:12 Y de pronto le habla de atrás.
0:11:14 Dios, el profesor que de atrás le empieza a dar los conocimientos.
0:11:17 El 100 aula, dice, está lleno de alumnos.
0:11:20 Tenía sobre su mesa, al más grande de esta discusión, Aristóteles quiso organizar la totalidad de saber.
0:11:26 Y tenía sobre su mesa varios rollos abiertos al mismo tiempo.
0:11:31 Fichas de papiro, siempre preparadas.
0:11:34 Dos escribas a su disposición para dictarles.
0:11:37 Y por eso, qué pasaba todo el día de la obra.
0:11:49 Y entonces se había inventado un sistema para robarle horas al sueño.
0:11:54 Entonces inventó un aparato que era lo siguiente.
0:11:58 Un momento de estímulo.
0:12:00 Estímulo no. Destímulo.
0:12:03 Mecanismo despertador.
0:12:07 ¿Para qué? Tanto lío.
0:12:10 Aristóteles tomaba una bola.
0:12:14 Agarraba con la mano una bola de fierro.
0:12:18 Y ya en la alta noche, cuando se estaba por ir a dormir,
0:12:23 cuando sabía que el sueño podía vencerlo, agarraba una bola.
0:12:28 Y abajo había como una especie de gong,
0:12:34 gigantesco platillo que hacía un ruido, la lámina metálica, ¿no?
0:12:39 Una sartén, vamos a decir.
0:12:41 Cuando Aristóteles se dormía, la bola caía sobre la lámina.
0:12:46 Y producía un estrépito.
0:12:50 Hacía a temblar el cráneo del estudioso siendo Aristóteles el estudioso.
0:12:56 Entonces se despertaba.
0:12:59 Esto lo hacía por noche dos veces.
0:13:02 Ya a la tercera se iba a dormir y dormía tres horas.
0:13:07 Ya los vecinos decían, se le casó la bola a Aristóteles.
0:13:10 Otra vez se le casaron las bolas a Aristóteles.
0:13:13 Y la segunda.
0:13:15 Ya a la tercera se iba a dormir y se deja de broma.
0:13:20 Con tanto conocimiento.
0:13:22 Dicen que una noche la bola cayó contra el metal,
0:13:26 pero el pensador no pudo despertar.
0:13:29 Es que había muerto.
0:13:32 No pudo despertar porque no se había dormido, sino que se había muerto.
0:13:36 Y ahí sí ya no pudo robarle a la muerte una última reflexión.
0:13:43 Finalmente hablaremos de Platón.
0:13:46 Dicen que Platón viajó a Egipto donde los sacerdotes le abrieron algunos papiros sagrados.
0:13:54 Llegó a Sirenáica, Mégara, Siracusa,
0:13:58 que por cierto ninguno de esos lugares que eran Egipto.
0:14:02 Así eran los viajes a Egipto de Platón.
0:14:06 Platón buscaba encontrarse con los pensamientos de Pitágoras.
0:14:12 Sabía que aquel maestro había detentado conocimientos esenciales sobre el orden del universo,
0:14:19 su arquitectura interna y sobre la liberación del alma.
0:14:24 Es decir, ya Platón tenía aquella convicción que todos vinieron a tener en algún momento
0:14:30 a saber qué Pitágoras conocía, algunas cosas que después nadie supo.
0:14:36 Pero las enseñanzas, como bien sabemos, permanecían en el más estrito secreto.
0:14:42 Ya se sabe el cuidado que tenía Pitágoras por el secreto.
0:14:48 Recordemos el castigo que infligieron aquel alumno que había revelado en un boliche
0:14:55 el secreto de la esfera de 12 pentágonos que, como todos ustedes saben, es el do de Caedro.
0:15:01 Bueno, lo condenaron a que nadie le hablara, qué sé yo.
0:15:06 Tanto se preocupaba a Pitágoras por no revelar secretos que casi no había contenido en los secretos.
0:15:18 No revelamos secretos, no revelamos secretos, y nunca había nada que revelar ni que cuidar.
0:15:24 Eso suele pasar, ¿no? Cuando se reúnen los Pitágoricos.
0:15:28 Bueno, Platón estaba cierto de que Pitágoras algo debería saber o haber sabido.
0:15:34 La comunidad Pitágorica había sido destruida ya, los alumnos dispersos,
0:15:41 pero Platón o yo hablar de un cierto filolao, un médico que parece que había vivido en Crotona,
0:15:47 la ciudad donde Pitágoras estuvo bastante tiempo,
0:15:51 y parece que ese tipo había conseguido o había consignado lo esencial de las enseñanzas de Pitágoras en tres obras.
0:16:00 Había escrito tres libros a aquel muchacho.
0:16:03 Pero bueno, nadie parecía haberlas leído ni visto, y algunos decían que esos libros no podían existir.
0:16:11 Los que desplegaban los saberes Pitágoricos, saben ustedes que corrían riesgos de muerte.
0:16:19 En aquel entonces el griego Dionisio gobernaba ciracusa, era el pirano de ciracusa.
0:16:26 Platón fue a buscarlo, y parece que en la corte haber encontrado un hombre que sabía dónde vivían los parientes, los parientes de Filolao.
0:16:37 El discípulo de Pitágoras de Zamévia había muerto hace mucho tiempo, desde luego.
0:16:45 Pero él preguntó, ¿está Filolao? No, ese ya no está.
0:16:49 Pero se conservaron sus recuerdos y sus escritos, y se los mostraron a Platón, eran tres rodos.
0:16:56 Cuentan que Platón notó que esta gente no sabía de que se trataba todo aquello.
0:17:02 Empezó un regateo, bueno, al final los parientes pidieron 700 talentos, Platón se los dio por 600, que era mucha guita.
0:17:14 Y bueno, le vendieron los tres rollo por 600 talentos. Platón se retiró de allí creyendo que llevaba bajo sus brazos la explicación de los misterios del universo.
0:17:31 Pero revisó los rollo cuando llegó a la casa, y los rollo no le hacían más que fila.
0:17:38 Esas, cuando parece que voy, vengo, cuando parece que vengo, voy.
0:17:43 El color del no sé qué y la metáfora del no sé cuá. Toda aquí, y se comió un garrón.
0:17:52 Y las cosas que supuestamente se había pitagoras pertenecen todavía al mundo del misterio y el secreto.
0:18:04 Quiere que le diga lo que a mí me parece.
0:18:07 Que no hay nada. Que no hay nada.
0:18:09 Que no hay ningún secreto.
0:18:11 Que no hay ningún secreto.
0:18:13 Guardar secretos que no son nada es mi especialidad.
0:18:21 Estas son las historias.
0:18:23 Además, lo muy valioso, lo muy valioso.
0:18:28 No se conserva el secreto.
0:18:30 No, el secreto se sabe.
0:18:32 Por propósito.
0:18:33 Los secretos se revelan.
0:18:36 Los verdaderos secretos son los que se revelan.
0:18:39 Los que no se revelan no son nada.
0:18:42 Bien. Hemos sido al discotecario que empezó a hablar durante media hora.
0:18:54 Nos dijo que estos filósofos en verdad eran un poco ingenuos porque perseguían cosas que son enteramente imposibles.
0:19:05 El áclico quería curarse la hiropesía siguiendo procedimientos más adecuados para la fertilización del suelo, que para otra cosa.
0:19:16 El otro, Aristóteles, quería clasificar todo el saber humano creciendo que bastaba con no dormir.
0:19:22 Todo esto decía el discotecario.
0:19:25 Finalmente Platón quiso adueñarse de los secretos de pitágoras pensando que bastaba con 600 talentes.
0:19:33 En realidad quizá trató de apoderarse de secretos que ni siquiera existía.
0:19:39 Así que, el discotecario, eran perseguidores de quimeras.
0:19:45 Dijo, enarcando las cejas enfáticamente, que con tal de llegar al disco que él te quiere encajar, es capaz de razonar durante toda una taza.
0:19:57 Y quimera precisamente, se llama, nos dijo, con fingida sorpresa, este tango de Roberto Obreu Barbosa que va a cantar en este mismo momento, Carlos Garnes.
0:20:09 ¡Adiós!
0:20:27 Miren las veces tan promisores como el sentido de una pasión, pero que engaños son rubrosos con la arreborada por la ilusión.
0:20:50 Obida traición era que matas la ilusión, de todas estas ciberas vive en mi corazón.
0:20:58 No cogeres que vi bajo un sol matinar y en su dueño perdí a una plora virgina,
0:21:13 y el pudiera llegar a lo grande sentar esto y cubir con un manto ideal de la moraldad.
0:21:28 Por ello vivo, y ansioso busco hacernos mi panellusión.
0:21:36 Ya mi sonora, seis y cero noches, conté con juego en el corazón.
0:21:44 Dulce timera que guarda el alma que hay no sin nada que esperara.
0:21:52 Dulce timera tío, será la calma, sólo el rechuelo recubrirá.
0:22:01 Obida traición era que matas la ilusión, de todas estas ciberas vive en mi corazón.
0:22:09 No cogeres que vi bajo un sol matinar y en su dueño perdí a una plora virgina,
0:22:25 y el pudiera llegar a lograr ese encarmento y cubrir con un manto ideal del amor en la natad.
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