Transcripción automática
0:00:08 mañana y abiernos también estaremos aquí haciendo el programa en vivo, en la calle Gorriti 5963.
0:00:13 Entre Ravi y Nyanyi y la otra que se ha reíbalo.
0:00:16 Y les comento a los que están aquí presentes que hay unas sal, unas cajas, unas olas ahí,
0:00:21 que quedan ahí medio ocultas, a donde pueden depositar mensajes.
0:00:24 Señoras, se han rejuillado, que ahí son animales.
0:00:28 Ahí pueden depositar mensajes.
0:00:31 Ustedes se ríen pero vamos a seguir.
0:00:34 Bueno, mensajes y pedidos y todo lo que quieran.
0:00:39 Hablaremos hoy de la fiebre del oro en los Estados Unidos.
0:00:46 Hubo varias fiebres del oro, pero bueno, vamos a hablar de una de ellas.
0:00:52 Situémonos a mediados del siglo XIX en California.
0:00:58 Hemos contado hace mucho lo que sucedió con John Wilson Marshall y John Sutter,
0:01:04 que se establecieron en California, donde no había nada.
0:01:08 Eran dos tipos que fueron a California y no había nada en California.
0:01:12 Se asociaron Marshall y Sutter en la explotación de un aserradero.
0:01:21 El 24 de enero de 1848, vieron unas piedritas brisantes en el fondo de un canal
0:01:29 que llevaba agua a sus molinos.
0:01:33 Los hicieron examinar y los expertos dijeron que aquellas piedras eran del oro más puro.
0:01:41 Y pronto se comprendió la amplitud de aquel descubrimiento.
0:01:45 Por todas partes parecía surgir oro.
0:01:51 A Marshall y a Sutter no le fue muy bien.
0:01:55 Los obreros que trabajaban para ellos los abandonaron y salieron rajando en busca a cada uno de sus propios dorados.
0:02:04 Y además, ya que se iban le afanaron el ganado.
0:02:09 La propiedad en la aserradero fue invadida y ocupada por nuevos aventureros que llegaban.
0:02:16 Al ver todo eso Marshall se volvió loco.
0:02:20 No es que se enloqueció metafóricamente, no.
0:02:23 Se volvió loco.
0:02:25 Vio que todo el mundo encontraba oro y que el que lo había descubierto no accedía a ninguna clase de riqueza y se volvió loco.
0:02:34 En cuanto a la otra Sutter, en los últimos años de su vida el Estado de California le otorgó una pensión para salvarlo de la miseria.
0:02:44 Es decir, tampoco ganó nada.
0:02:47 Pero la noticia del descubrimiento llegó al este.
0:02:54 Muchos fueron sépticos, pero algunos hechos certificaron que el oro era verdadero y abundante.
0:03:01 El Jornal de Comercio en New York publicó una carta que daba precisiones al respecto.
0:03:08 Faltaba eso sí una confirmación oficial, pero esa confirmación llegó al poco tiempo.
0:03:15 De California habían partido dos informes detallados que iban dirigidos por el gobernador al Departamento de Guerra.
0:03:25 Iban acompañados por una caja llena de pepitas de oro y un poquito de polvo de oro.
0:03:30 Y el gobierno de Washington, que se había mantenido en una prudente reserva, empezó a estudiar.
0:03:42 El presidente James Park había dicho que la certificación de milagros exigía cierta deflexión.
0:03:51 Pero bueno, empezó a mirar los informes y al ver el oro ya el presidente comunicó oficialmente la noticia al Congreso.
0:03:59 Me dijo, muchacho, hay oro. Y bueno, salieron todos rajando para California.
0:04:04 Los más entusiastas partieron al instante.
0:04:07 Ahora, era muy difícil atravesar el continente en aquellos tiempos.
0:04:12 Llegar desde este hasta California era muy difícil.
0:04:17 No estaban todavía, había pocos ferrocarriles.
0:04:21 Había sí, te he dicho, había uno en construcción.
0:04:24 Eran posibles dos rutas marítimas.
0:04:28 Una por América Central, privas hasta México, o hasta Nicaragua, o mejor todavía, hasta Panamá.
0:04:37 Cruzabas por tierra hasta el Pacífico y te embargabas de nuevo.
0:04:40 Algunos también lo hacían en el mismo barco alrededor del Cabo de Ornos,
0:04:44 pero se tardaba un año desde Nueva York a San Francisco.
0:04:49 En el trayecto por América Central, que era más breve, había muchos peligros,
0:04:54 porque te podías contagiar fiebre amarilla o cólera o alguna otra podredumbre.
0:05:02 El caso es que algunas semanas después del discurso presidencial ya no había lugar en ningún navío de la costa atlántica.
0:05:09 Todos han monto.
0:05:11 Los buscadores de oro viajaban increíblemente amontonados,
0:05:16 incluso parados en su sitio sin moverse.
0:05:20 Imagínate un viaje de un año así.
0:05:22 Por, ya.
0:05:26 También había, imagínense, una gran rivalidad entre los viajeros,
0:05:31 porque cada viajero deseaba la desgracia del otro.
0:05:34 Entonces, ya cuando viajaban por tierra, algunos quemaban la hierba detrás de sí
0:05:41 para molestar a los caminantes atrasados.
0:05:44 Otros utilizaban como auxiliares a mujeres seductoras y atraían a sus competidores hasta algún sitio.
0:05:53 Y luego del amor eran despojados de mapas y herramientas.
0:05:58 Los que se animaban a ir por tierra, digo, tenían que atravesar desiertos, pero era más rápido.
0:06:04 Era más rápido.
0:06:06 Se tardaba unas 15 semanas más o menos.
0:06:08 Mejor 15 semanas que 52.
0:06:11 Así que, claro, hay un clima muy feo como siga viendo.
0:06:16 Mucho tornado, mucho tornado.
0:06:19 Martén contó que una vez vi un burro a 30 metros de altura levantado por un tornado.
0:06:27 Pero bueno, a lo mejor era un cuento.
0:06:29 Había sitios donde vivían algunas personas que no eran muy recomendables.
0:06:33 No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no.
0:06:35 Sabes quiénes estaban ahí.
0:06:38 Los mormones, ¿se acuerdas de los mormones? Concien a Yank, aquel que...
0:06:43 Bueno, pero el jefe de los mormones, Yank, les prohibió que buscaran oro.
0:06:50 Y entonces resolvieron prosperar con otras actividades.
0:06:57 Por ejemplo, establecerle peajes a cada momento a los viajeros, a los que venían a buscar oro.
0:07:02 Y los víveres se los vendían, le cobraban carísimo, le cobraban carísimas las informaciones.
0:07:10 Y había un negocio que les fue especialmente fructífero.
0:07:14 Los mormones cambiaban un animal en buen estado por tres cansados.
0:07:19 Pero hoy uno freco por tres cansados.
0:07:22 Entonces, una vez que recuperaban a los cansados, los cedían de nuevo siguiendo la misma proporción de uno a tres.
0:07:29 Todavía hoy hay un caso que sigue litigándose en Utah, que es donde el Estado se estableció los mormones,
0:07:35 sobre la desaparición de una gran caravana de la que lo último que se supo fue que había llegado a comerciar, a negociar con los mormones.
0:07:42 Nunca los encontrara, nunca más, ¿no?
0:07:45 Los viajeros no tienen más remedio que asentar aquellos abusos.
0:07:48 Hay que decir que no solamente se presentaban a estas aventuras los norteamericanos,
0:07:56 sino que había chinos, franceses, españoles.
0:07:59 Un cronista Robert LaCour cuenta que...
0:08:04 cuenta las aventuras de 18 vascos que se fueron a California a caballo desde la Argentina.
0:08:11 Y tenían que ser vascos, ¿no?
0:08:12 Tardaron un año.
0:08:13 No, un año y medio.
0:08:16 Los franceses eran muchísimos, unos 25 mil,
0:08:19 porque las noticias de California habían suscitado un enorme interés en París también.
0:08:25 Pero había pocas mujeres.
0:08:27 Se estima que en ese momento había una mujer por cada 20 hombres.
0:08:32 Y algunas chicas se aprovechaban de esta circunstancia.
0:08:36 Una muchacha llamada Claire Permot se arriesgó a atravesar un lugar de búsqueda de oro en un coche bastante lujoso,
0:08:44 y 3.000 mineros pagaron un dólar cada uno para que ella levantara las cortinas de su coche y pudiera almirarla.
0:08:50 Sí, nada más.
0:08:51 Estaban desesperados.
0:08:53 Y eso es amor, ¿eh?
0:08:54 Una vez llegó un marido que había llevado a su esposa,
0:08:57 y, bueno, una gran efervesencia,
0:09:01 el hombre se llamaba Jonathan Pike.
0:09:04 Al poco tiempo de su llegada su carpa fue rodeada por una multitud turbulenta,
0:09:09 y los hombres le dijeron, señor, aceptaría mostrarnos a su esposa.
0:09:14 No recordamos siquiera a qué se parecen las mujeres.
0:09:19 Y Pike debió aceptar que la dama fuera expuesta, como si se tratara de un animal de fea.
0:09:25 Por suerte, pronto llegaron a California cientos de prostitutas.
0:09:29 Llegaban por San Francisco,
0:09:33 y desde el puerto le enviaban a los capitanes señales en Morse,
0:09:38 preguntándose si había mujeres a bordo,
0:09:41 y si la respuesta era positiva, era importante estar prevenido porque se armaban muchos líos.
0:09:48 Bueno, algunos aventureros hicieron ricos, otros no, tuvieron que ir a Montana,
0:09:53 a probar suerte también a Nevada, donde había minas de plata.
0:09:58 Y la dispersión comenzó cuando el gobierno se le ocurrió monopolizar
0:10:03 la explotación del oro que se había descubierto.
0:10:06 Así que, bueno, San Francisco progresó mucho con esto.
0:10:15 Ahí empezaron las casas de madera, mejor dicho las casas de material, las calles de afaltados.
0:10:23 Bueno, progreso, pero hubo otras fiebres del oro, unos 40, 50 años después,
0:10:29 fueron todos allá, a Klondike, ahí en el Chucón, en el Áscar, en Canadá.
0:10:35 Y ahí también, pero duró poco, se acabó el oro, y se tuvieron que ir.
0:10:41 Y acá en la Argentina.
0:10:43 Acá fue en San Luis, no?
0:10:45 No, yo recuerdo lo del Cabo Vírgenes.
0:10:48 Ah, el Cabo Vírgenes.
0:10:49 El Cabo Vírgenes, allá por 1800 y 1880 y tanto, apareció un rumanos llamado Julio Popper,
0:10:58 además fue notable asesino de indios, que descubrió, no, el Cabo Vírgenes consiguió una concesión.
0:11:08 Una patente, claro, sí.
0:11:10 Y entonces solo él buscaba, ahí no era una fiebre del oro.
0:11:15 Entonces puso una compañía, y el oro estaba en la playa, el mar lo dejaba en la playa,
0:11:22 pero entonces el tipo agarró y construyó una especie de lavadoras de arena,
0:11:30 subían la arena de la playa, las máquinas, les llamaban cosechadoras de oro.
0:11:36 Y bueno, lavaba la arena y en la arena había oro.
0:11:40 Ahora, ese oro se había ido depositando a lo largo de milenios en esa arena, pero no era tanto.
0:11:50 Y no sería tan buena caridad tampoco, supongo.
0:11:52 No, la máquina se acababa, no era bastante buena, pero ya quedaron en total en unos 10 años 600 kilos de oro.
0:11:59 No es tanto.
0:12:00 No es tanto.
0:12:01 Y después no hubo más, se acabó.
0:12:04 Y no es que el mar lo seguía trayendo, lo traía, pero en cantidad de sínfima.
0:12:09 Tenía que esperar otros, los milagros.
0:12:13 Y además, siempre aquí valió más la pena sacar el oro, digamos, el otro oro.
0:12:19 Sí, yo de manera, no?
0:12:22 Póper, yo voy a establecer allí, en Cabo Vírgenes y en Tierra del Fuego,
0:12:31 una especie de compañía parecida, muchas que hubo aquí, donde acuneaba monedas, vendían estampillas,
0:12:41 una cosa así.
0:12:43 Un día merece la pena que hablemos especialmente, pues no tiene tanta importancia como el haber encontrado oro,
0:12:53 sino la clase de cosas tremenda que hacemos así.
0:12:57 Hablaremos un día.
0:13:01 Estaba pensando, Alejandro, cuando empezó, no más.
0:13:03 Maneras de conseguir un país.
0:13:05 Yo digo, porque aquí estaba interesante.
0:13:07 Uno piensa y hay un relato semejante, allá por finales del 18, Tomas Jefferson adopta, dos muchachos, Luis y Clark,
0:13:17 y los educan, eran dos muchachos de familias muy pobres, los educa y un buen día.
0:13:22 Tenían 22, 23 años, los tipos ya habían aprendido los movimientos de franceses y de ciencias que habían que aprender,
0:13:28 y tal, la famosa consigna, Go West.
0:13:31 Ustedes marchen para el oeste, y cuando vuelvan me cuentan todo lo que encontraron.
0:13:34 Son dos de los tipos que fueron más famosos en los comienzos en la historia de Estados Unidos,
0:13:38 y le hicieron, uno le dijo, bueno, encontramos tanto sí, y tanto el presidente dijo, no hay nada.
0:13:43 Y el chef, el person, entendió claramente cuál era el mensaje, no existía el ferrocardil,
0:13:47 y el chef, el francés, lo ocurrió, mandar globos y ver qué pasaban en el medio.
0:13:50 La nada que había eran muchísimas tribus indígenas y españoles.
0:13:53 Había españoles por todo lado.
0:13:55 Claro, bueno, en California estaban los españoles.
0:13:57 Claro, había habido un señor que es amigo, este programa que se desolto, que había cruzado todo el continente,
0:14:00 y eso la había el tipo.
0:14:02 Y el estilo, cuando él es concebido un país, de pronto se descubre el oro,
0:14:07 y el gobierno de Washington dice, bueno, emite una orden que es,
0:14:11 aquellos que vayan para decir que yo serás arreglador, y la tierra que rodeen será de ustedes.
0:14:16 Bueno, del mismo modo, nace después en otro momento el estado de Texas.
0:14:19 En California fue un estado independiente.
0:14:21 Algunos acá no habrán estudiado historia, pero habrán visto el zorro más de una vez.
0:14:25 En esa época se trata de la independencia.
0:14:27 En California como un proyecto cautivo de Washington, que después, bueno, termina con una bandera con un oso.
0:14:32 Eso por un lado.
0:14:34 Después, digo, el problema es cuando ese tipo de iniciativas se les acaba el mundo,
0:14:38 si eran la frontera, ¿qué empiezan a hacer ahí?
0:14:41 Empiezan a buscar otros territorios.
0:14:43 Y entonces, con la cosa de la Búsqueda de Oro, se aprovechaba para casarillos,
0:14:46 casar un mexicano, recorcer tecas.
0:14:49 Y ahí aparecen los fulano que son el emblema de la clase dominante de Estados Unidos,
0:14:53 los emprendedores, el comodoro Cornelius Vanderbilt.
0:14:57 Cuando salen las unas de andar en barco, el tipo dice, ¿qué hacemos?
0:15:00 Ponemos barco.
0:15:02 Cuando se hace el ferrocarril, ¿qué dice el tipo?
0:15:04 Montemos ferrocarril.
0:15:06 Y ahí aparecen, ¿sabes qué historia con esto de oro?
0:15:08 Los tipos que conseguieron el oro no pagaban impuestos.
0:15:10 No había ningún tipo de cosa de contribución federal.
0:15:12 Y a precio sería el llamado Rockefeller, que invierte negocio en los ferrocarriles.
0:15:15 Y hace mucha maguita que todos los juzgadores de oro juntos,
0:15:18 incluso que Vanderbilt había dado un préstamo.
0:15:21 ¿Y sabe qué hace el gobierno?
0:15:23 Lo que es lo que fue el reformopolio de una explotación.
0:15:25 Parece mentira, pero esta sería de concebir un imperio.
0:15:28 El asunto es que, digamos, a partir de ahí, yo disembino el progreso, unirme los canales,
0:15:34 un país que nació con las nobles ideas de la Revolución Francesa,
0:15:37 se transformó en una especie de monstruo, ha habido las riquezas que le pertenecían,
0:15:42 las que no le pertenecían, y les bastaba con decir,
0:15:44 esa tierra es mía con la excusa de importar progreso y todo lo demás.
0:15:48 Algo así como un gran pionero que de golpe se convirtió en unidas.
0:15:52 Y lo que quedaba era esa mano fértil,
0:15:54 que puedo trover un hombre cuando descubre algo,
0:15:56 no quedará nada más que un monstruo, boraz y repugnante,
0:15:59 algo así como el hombre con el brazo de oro.
0:16:02 Y el hombre con el brazo de oro es precisamente el nombre del tema que vamos a escuchar
0:16:11 por la Orquesta de la Eschenga.
0:16:18 La Orquesta de la Eschenga
0:16:48 La Orquesta de la Eschenga
0:17:18 La Orquesta de la Eschenga
0:18:36 Era la Orquesta delZetter en la Venganza
0:18:39 ¡Será terrible, el hombre del brazo de oro!
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