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0:00:00 Hablaremos esta noche de la venganza de Arthémis.
0:00:06 Vamos a ver qué pasa con este tema. Este programa se llama obviamente más o menos así, parecido a la venganza de Arthémis.
0:00:15 Hay que decir que Arthémis es la más vengativa de todas las diosas griegas, es la vengadora.
0:00:22 Y es también la diosa de la caza, con zeta, diana para los romanos.
0:00:29 Hermanita de Apolo, fueron mellizos, Apolo y Arthémis, y Arthémis nació primero, es decir, fue la menor.
0:00:36 Usted sabe que se considera en ciertas jurisprudencias que el mellizo que nace primero es el menor,
0:00:44 porque se entiende que la píldora metida en segundo lugar, en un tubo, es la que sale primero.
0:00:50 Como se ve tenían una idea de la anatomía femenina, muy parecida a la del tubo de vainillín,
0:00:57 o a la del paquete de pastillas. ¿Cuál es la última pastilla? Bueno, es una vieja cuestión filosófica.
0:01:06 Pero Arthémis, que nació primero, ayudó en el parto de su hermano.
0:01:12 Nació e inmediatamente a Sendosa, se puso a ayudar en el parto de su hermano Apolo.
0:01:18 Aprendan algunas de ellas que tienen 20 años y dicen,
0:01:21 ay, todavía soy chica para decidir lo que voy a hacer en la vida, qué sé yo.
0:01:25 Esta tipa no terminaba de nacer y ya estaba ayudando en un parto.
0:01:30 El partero.
0:01:31 Claro. Bueno, era protectora de los niños pequeños, Arthémis, de todos los animales que maman y también de los que lloran.
0:01:39 Pero esencialmente era cazadora de venados.
0:01:43 Algunos la identificaban con la Luna, decían que Arthémis era redondamente la Luna.
0:01:48 Era patrona de los partos, pero ella era quien enviaba a las mujeres esas desagradables enfermedades que hacían morir de parto a tantas en aquellos años en Grecia.
0:02:00 Pero su principal virtud era la venganza, era vengativa.
0:02:06 También era codiciosa.
0:02:08 Cuando tenía muy pocos años, el padre Zeus, su padre, le preguntó qué regalos le gustaría.
0:02:18 Ella era hija de Zeus y de Leto.
0:02:21 Arthémis le pidió timidamente los siguientes regalos que pasó a leer.
0:02:26 Te ruego que me concedas la virgilidad eterna.
0:02:30 Es un regalo que yo no pediría.
0:02:32 Y me des tantos nombres como a mi hermano Apolo.
0:02:36 Que me des un arco y flechas.
0:02:39 El cargo de llevar la luz.
0:02:42 No es un mal cargo.
0:02:44 Una túnica de caza asafranada con bordes rojos que lleguen hasta las rodillas.
0:02:52 Me dio desparejo los regalos.
0:02:54 Y me dio al fin que me des 60 jóvenes ninfas oceánicas, todas de la misma edad, como damas de honor.
0:03:02 Y 20 ninfas fluviales para que cuiden de mis borsiguíes y alimenten a mis abuesos cuando salga de cacería.
0:03:12 Y quiero además todas las montañas del mundo.
0:03:16 Quería mucho.
0:03:18 Realmente, dame cualquier ciudad que quiera elegir para mí.
0:03:22 Solo una.
0:03:24 Con todo lo que me diste antes para que quiero más.
0:03:27 Zeus le dijo, te entreas todo eso y todavía más.
0:03:31 No una, sino 30 ciudades.
0:03:33 Te nombro guardiana de los caminos y de los puertos.
0:03:37 Y en fin, la diosa permaneció eterna, vente virgen y joven.
0:03:42 Cosa que no dependía del regalo de Zeus, sino de su naturaleza misma, porque los dioses eran eternamente jóvenes.
0:03:49 Se comparece porque manjaban ambrosía y escabiaban néctar.
0:03:53 Y con eso se mantenían fenómenos.
0:03:55 Pero con el tiempo se convirtió, como hemos dicho, en una diosa vengativa y caprichosa.
0:04:03 Contaré algunas venganzas.
0:04:06 El dios fluvial al feo, si me permiten la literación.
0:04:11 Dios fluvial al feo.
0:04:14 Hijo de Tétis se atrevió, si me permiten, a enamorarse de Artemis.
0:04:21 Estos tipos, estos dioses fluviales, cuando se enamoraban, no eran como uno que es cuidadoso y atento.
0:04:30 Directamente perseguían a la mina y cuando la mia no quería, cosa que ocurría en contadísimas ocasiones como ésta, casualmente.
0:04:39 Unas personas que había resuelto mantenerse virgen eternamente.
0:04:43 Bueno, en ese caso la mujer huía y el tipo te perseguía.
0:04:47 Bueno, éste la perseguió por toda Grecia.
0:04:50 Debió ser algo digno de verse.
0:04:52 Artemis por delante, al feo por detrás.
0:04:55 Y cansada de huir, se metió con otras ninfas, amigas de ella.
0:05:00 Y las obligó a ponerse barro en la cara y ella también se puso barro.
0:05:05 Al feo entró y vio a veinte minas todas con la cara embarrada y no reconoció aquella de la cual estaba enamorado.
0:05:13 Mal.
0:05:14 Mal al feo, porque un verdadero enamorado, reconoce a la mina de la que se enamoró por más barro que en la cara se pusiere.
0:05:21 Y si el tipo se equivoca, bueno, mala suerte.
0:05:24 Un buen enamorado vaya elige.
0:05:26 Y si no era la mina, bueno, no importa.
0:05:29 Seguimos adelante con el amor.
0:05:31 Por algo sirá, dice el enamorado.
0:05:35 Ahí está.
0:05:38 Y ustedes me dirán, se ve que usted ha hecho eso en toda su vida.
0:05:42 Que ha elegido, ha decidido cuál era su amor entre personas que tenían la cara llena de barro
0:05:51 y por pura corazón, habiéndose equivocado si vio adelante, y yo les diré que se mete entera.
0:05:58 No se mete en mi vida.
0:06:00 Hay que elegir.
0:06:01 Hay veinte.
0:06:02 Uno no sabe cuál es.
0:06:03 Le digo una.
0:06:04 Y si no es, quédate veinte, treinta años con ella y después volvamos a ver si hay otras.
0:06:12 Eso es lo que hace un buen enamorado.
0:06:14 Bueno, al feo desengañado se retiró de la persecución para siempre.
0:06:20 Artemis exigía a sus compañeras la misma castidad que ella practicaba.
0:06:28 Bueno, si vos sos compañera mía, tenés que ser también casta.
0:06:32 Y una vez el mismísimo Zeus, el padre de Artemis, se dujo a una de las ninfas que la acompañaba.
0:06:39 Se llamaba Calisto, la ninfa.
0:06:42 Calisto con S, ya que Calisto con X es el nombre de un señor.
0:06:47 Y cuando Artemis vio que Calisto estaba embarazada, se enojó muchísimo y la convirtió en una osa.
0:06:56 Miren qué enojo.
0:06:57 Esto no sería nada, porque después llamó a la jauría de perros que tenía y se los largó a la osa.
0:07:04 Zeus, apiadándose de Calisto, la convirtió inmediatamente en una constelación muy conocida en el Inminferio Norte
0:07:14 e invisible en el Inminferio Sur, la osa mayor.
0:07:18 Parece que el cielo, antes de estas historias, estaba completamente desierto de estrellas.
0:07:24 Había una o dos sueltas por ahí.
0:07:26 Las constelaciones fueron apareciendo cuando los dioses, para acomodar aquellos a quienes mataban por una u otra razón,
0:07:33 los convertían en constelaciones y los metían ahí con una especie de embajada paraguaya de la mitología griega.
0:07:41 A otro que le fue mal con Artemis fue nuestro amigo Acteón, que un día estaba por ahí cerca de... no sé dónde.
0:07:48 Y la vio a Artemis, baneándose en un arroz de nuda.
0:07:57 Se quedó Acteón mirando y la diosa se dio cuenta y dice, te me estás piabando.
0:08:03 Y para que luego él no se jactase ante sus compañeros, que ella se había mostrado desnuda en su presencia,
0:08:13 lo transformó en un ciervo.
0:08:15 Y entrando en la duda de las posibles jactancias de un ciervo, en este caso era un ciervo con C,
0:08:24 por más que aquí no está escrito así, le echó la propia jabrilla de sabuesos para que lo despedazara.
0:08:32 Así que el tipo sufrió el mismo día dos males, verse convertido en un ciervo y que lo despedazaran,
0:08:39 lo cual es menos, un poco menos, si es que a uno lo han convertido antes en un ciervo, porque sentís como si despedazaran a otro, ¿viste?
0:08:52 Yo quería contar la venganza que es la que más me gusta de Artemis y es esta.
0:08:57 Había una princesa llamada Cometo, disculpen ustedes, llamaba Cometo, que vamos a usar.
0:09:03 Princesa de Patras, a la muchacha la amaba también un muchacho de Patras llamado Melanipo.
0:09:10 Melanipo y cometo parecen dos payasos, como hemos dicho en alguna otra ocasión,
0:09:15 pero eran un hermoso joven y una princesita que se llamaban muchísimo.
0:09:20 Yo Melanipo, yo cometo. Yo las dos cosas decía otro, primero Melanipo y después cometo, total.
0:09:30 Pero los padres de cometo, que también tenían lo suyo, se oponían a esta unión, quizás para evitar las chances como las que acabamos de hacer.
0:09:39 Entonces los dos amantes tenían que encontrarse en secreto.
0:09:45 Y tuvieron la mala idea de ir a tener un encuentro clandestino o muchos encuentros clandestinos,
0:09:52 ahí mismo en el santuario de Artemis.
0:09:56 Y los tipos se ponían a transar todas las noches, que hace cometo, que hace Melanipo.
0:10:00 Artemis enteró y dijo, ¿qué están haciendo? Ahí en el santuario.
0:10:05 Ya lo ves, cometo.
0:10:07 Y entonces como venganza la diosa envió una peste al país.
0:10:12 Así era.
0:10:13 Se apestaron todos por culpa de dos tipos que se encontraban a cosechar el beso que crece en la penumbra,
0:10:20 justamente ahí en el santuario de Artemis.
0:10:22 Entonces la gente fue a consultar al oráculo, que es lo que se hacían estos casos.
0:10:27 Consultaron al oráculo de Delfos y el oráculo reveló la causa del enojo de Artemis.
0:10:34 El único modo de aplacar el enojo es sacrificar a los culpables, dijo el oráculo.
0:10:41 Pero dijeron todos, ¿no?
0:10:43 Yo agregué esto.
0:10:44 Sí, encodo.
0:10:45 Pero me supuse que habrían dicho, eh.
0:10:48 En fin, a los pocos días cometo y Melanipo fueron sacrificados.
0:10:52 Los mataron directamente.
0:10:54 Y la peste se detuvo.
0:10:57 Y después siguió la cosa porque el sacrificio no se detenía así.
0:11:04 No era solamente sacrificar a los culpables.
0:11:07 Todos los años había que sacrificar a la muchacha más hermosa de Patras
0:11:13 y al joven más hermoso de Patras.
0:11:16 Se elegía la reina de belleza de Patras y el premio era que te liquidaban,
0:11:21 no como los concursos que se yo de Mateico.
0:11:24 Es claro, no, no como ahora los concursos de belleza.
0:11:27 Esto me parece impresionante de dramatismo.
0:11:30 Ser la más hermosa te conducía a la muerte.
0:11:34 Es una trágica y dramática poesía.
0:11:37 Imagínese usted ser un joven de Patras y desear la belleza.
0:11:42 Pero claro, no tanto.
0:11:44 Un poquito, no más.
0:11:45 Un poco, no más.
0:11:46 Es tan difícil desear algo, pero no tanto.
0:11:49 Es casi imposible.
0:11:50 Cuando uno dice, pero no tanto, es que ya no lo desea.
0:11:54 Y aunque el precio sea la muerte, me parece que es preferible desear todo.
0:12:00 Desear hasta el final.
0:12:02 ¿Y vamos a desear una mujer, pero solo los martes y los jueves?
0:12:05 Bueno, que eso es.
0:12:07 Lo que hayan los miércoles y viernes.
0:12:10 Y así siguieron todos los años sacrificándole a lo mejor de Patras.
0:12:15 Hasta que un día apareció en Patras un jefe aqueo que venía de la guerra de Trosa.
0:12:22 Se llamaba Eurípilo.
0:12:24 Y Eurípilo se había ganado como botín de guerra un cofre misterioso.
0:12:30 Cuando el tipo abrió el cofre, Eurípilo, se volvió un poco loco y también consultó al oráculo.
0:12:37 Y el oráculo le dijo, se te va a pasar la locura, hermano,
0:12:42 cuando estés en presencia de un sacrificio desacostumbrado.
0:12:47 Por otra parte, los habitantes de Patras sabían que la obligación de sacrificar a los más hermosos todos los años
0:12:54 solo iba a terminar cuando un jefe extranjero presenciara el sacrificio.
0:13:00 Y justo cayó Eurípilo.
0:13:02 Y se le pasó la locura.
0:13:04 Y comprendió que ese era el sacrificio desacostumbrado que tenía que ver.
0:13:09 Y los habitantes de Patras comprendieron que ese era el jefe extranjero que iba a detener el sacrificio.
0:13:17 Y así terminó la venganza de Ártemes, que era una diosa vengativa,
0:13:22 pero ponía fin a sus venganzas.
0:13:25 Yo quiero llamar la atención, para terminar con esta charla,
0:13:29 sobre el necesario fin de las venganzas.
0:13:33 Como si ya no lo hubiera hecho gente como Shakespeare.
0:13:36 Que otra cosa es la tragedia de Romeo y Julieta, sino una venganza que no tiene fin.
0:13:41 En algún momento el perdón debe trabar la rueda de las venganzas eternas.
0:13:49 Lo malo de las venganzas es que son crecientes.
0:13:53 Si una venganza no se detiene, debe crecer.
0:13:58 Es necesario inferir al que nos dañó un daño superior.
0:14:04 Si toda venganza continuara, si el perdón no viñera a estorbarla,
0:14:09 no quedaría nadie en pie sobre la tierra.
0:14:13 De manera que después de hablar de Ártemes, dos cosas nos quedan.
0:14:18 La primera es esta, la necesidad de detener la venganza con grandeza.
0:14:23 Y la segunda, la perplejidad de ver cómo el amor, que es quizá lo más santo,
0:14:29 genera una venganza fundada en la petición de santidad
0:14:34 para algo que no es tan santo como el amor.
0:14:37 Por ejemplo, el santuario de Ártemes.
0:14:41 Todos sabemos que cualquier amor es más santo que el santuario de Ártemes.
0:14:46 De manera que yo convío a todos los cometos y melanipos que andan por ahí
0:14:51 a que sigan insistiendo en amarse, aunque sea en la prohibida sombra del santuario de Ártemes,
0:14:58 y aunque sepan que la venganza será terrible.
0:15:03 Hemos sido a la discoteca
0:15:11 y en atención a lo que le sucedió a Cometo, que era una princesa de patras,
0:15:20 se ha compuesto un tango que se llama como aquella princesa
0:15:24 y que canta esta noche para todos nosotros Hugo del Carril.
0:15:41 Hoy una estrella vez más adan, junto a la ruta de tu mirada
0:15:50 O me aflige tu quebranto, es que te quiero tanto
0:15:59 que me entristejo al haber pesería, vida mía
0:16:06 como a jueves el cielo de quimera
0:16:11 porque se dibujan tus soferas
0:16:16 he visto reflejada mi vida destrozada
0:16:21 por celos deseos de mi amor
0:16:29 como aquella princesa de librito de cuentos
0:16:36 apareciste un día deslumbrate el de luz
0:16:40 suera el tímido paje de una corte de mis sueños
0:16:45 un oso dios era el verso cuyo sueño era tú
0:16:53 como el tímido paje de librito de cuentos
0:17:00 una tarde temblando que contiaba mi amor
0:17:04 se empañaron tus ojos un sufiro y un beso
0:17:09 y esta pena tan dulce que no suene a los dos
0:17:15 Hoy una estrella que agoniza junto al soñar de tu vida
0:17:24 estás enamorada lo dice tu mirada
0:17:28 y en esta duda se consume el alma mía
0:17:33 pero mi fe se tranquiliza
0:17:38 o porque tú aliento mi acaricia
0:17:43 tus manos en mis manos mis labios en tus labios
0:17:47 y mentalmente una oración
0:17:54 como aquella princesa de librito de cuentos
0:18:01 apareciste un día deslumbrate el de luz
0:18:05 suera el tímido paje de librito de cuentos
0:18:10 suyo se era el verso cuyo sueño era tú
0:18:18 como el tímido paje de librito de cuentos
0:18:25 una tarde temblando que contiaba mi amor
0:18:29 se empañaron tus ojos un sufiro y un beso
0:18:34 y esta pena tan dulce que no suene a los dos
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