Marca de tiempo 23:48:
Dolina —Tiene derecho a decir que hay como cuatro termos, el une adentro del otre.
Barton —Sí, señor.
Dorio —Pero el último *terme no es de acero inoxidable.*
Dolina y Dorio ya se burlaban del lenguaje inclusivo casi diez años antes de su imposición definitiva.
PD: No hay nada importante en las cursivas del primer párrafo; solo puse mal el guion bajo. Aunque ahora mirándolo bien, accidentalmente puede que sí. Mmmm... me voy, me parece que en el curso me están dando mucho Freud. Es malísimo para la salud.
Mariela, con respecto al fallido de las cursivas, solo puedo decir que sería preciso aclarar ese desplazamiento de la libido sobre un ideal, porque una de dos —o el desplazamiento de la libido se efectúa una vez más sobre una imagen, sobre una imagen del Yo, es decir, sobre la forma del Yo, a la que se llama Ideal, porque no es semejante a la que está actualmente allí, o a aquella que allí ha estado— o bien se llama Ideal del Yo a algo que está más allá de la forma del Yo, que es propiamente un ideal, y que se acerca más a la idea, a la forma. ¿Cuál es mi deseo? ¿Cuál es mi posición en la estructuración imaginaria? Esta posición sólo puede concebirse en la medida en que haya un guía que esté más allá de lo imaginario, a nivel del plano simbólico, del intercambio legal, que sólo puede encarnarse a través del intercambio verbal entre los seres humanos. ¿De qué otra cosa hablamos cuando evocamos una realidad oral, anal, genital, es decir, cierta relación entre nuestras imágenes y las imágenes? Hablamos justamente de las imágenes del cuerpo humano, y de la humanización del mundo, su percepción en función de imágenes ligadas a la estructuración del cuerpo. Los objetos reales, que pasan por intermedio del espejo y a través de él, están en el mismo lugar que el objeto imaginario: lo propio de la imagen es la carga por la libido. El Ich-Ideal, en tanto hablante, puede llegar a situarse en el mundo de los objetos a nivel del Ideal-Ich, o sea en el nivel donde puede producirse esa captación narcisística. En efecto, generalmente, la condición para que algo exista para un sujeto es que haya Bejahung, esta Bejahung que no es negación de la negación. La pulsión libidinal está centrada en la función de lo imaginario. ¿Qué sucede cuando esta Bejahung no se produce, y nada entonces se manifiesta en el registro simbólico? ¿Eh?
Es la hora, Mariela. Son 90.000 pesos. No, ni obra social ni tarjeta de débito ni billetera virtual, solo efectivo; eso de andar emitiendo facturas y pagando impuestos es un embole, los psicoanalistas no podemos perder tiempo en esas pavadas. Sí, ponelos sobre la mesa ratona, yo no toco el dinero. Prontito por la salida, que tengo otro loco en puerta.
(Juro que no inventé nada, solo copié y pegué de un diccionario de psicoanálisis. Mi único aporte al texto original se limitó a la última interjección.)