Ufa... Y yo llego tarde, cuando ya está todo dicho.
Una cosa sí me llama la atención y es la siguiente. Uno esperaría que la audiencia de un programa como LVST, donde se hace humor por el absurdo y donde se habla de historia y mitología con una clarísima intencionalidad ideológica (de la parte musical no hablo porque ahí si que es natural que se dé una disparidad derivada del gusto de cada quien), digo, a priori cabría esperar cierta homogeneidad. Pero resulta que no. Resulta que al parecer los motivos por los que el programa gusta son bastante disímiles y que hay oyentes con lecturas bien diferenciadas. Oyentes muy diferentes, quiero decir.
Quizás ahí está el por qué del éxito de audiencia. La permanencia en el tiempo tal vez venga dada justamente por los cambios de dinámica -me remito a la cantidad de oyentes muy jóvenes con que cuenta el Negro- que a algunos les resultan difíciles de digerir y a otros nos parecen bien.
En fin, un comentario intrascendente. Y largo. Mi más sincera envidia a cierta dama y su poder de síntesis.
Abrazos