Amigo Dedo: al igual que Enoch, le doy la bienvenida y coincido con la sugerencia que él le dio: quédese un tiempo y meta el mismo de vez en cuando. Nos hará bien a todos. Siempre es bueno tener un dedo a tierra, por decirlo así.
Acá encontrará esa mezcla milagrosa de sabihondos y suicidas que se puede encontrar en cualquier cafetín de Buenos Aires o de Montevideo (qué loco, las imágenes poéticas que se me ocurren).
No sé si sabe que ud es portador de un nombre ilustre: la revista “El Dedo” en mi país (Uruguay) fue una revista de culto y un símbolo durante los últimos años de nuestra dictadura, contribuyendo desde el humor a acelerar su caída definitiva.
Bueno, y ahora lo dejo porque es la hora en que voy a la fuente a contemplarme un rato (siempre llevo flotadores por las dudas).