Capo Chancho, sabía que estabas por ahí agazapado. Un abrazo. Está bueno escribir acá cada tantos años cuanti más no sea para demostrar que aún estamos vivos. Estos son mis viejos y buenos compañeros de Venganzas del Pasado y reconforta cada tanto leerlos. Respecto a la veteranía sé que lo decís por el viejo Dolina y el pibe desubicado e irrespetuoso. Es cierto que al Negro lo escuché demasiados años y siempre se ganó mi respeto y admiración, y una gratitud que no tiene fin. Jamás se me ocurría ni soñando faltarle el respeto a una persona como él, que por otro lado siempre demostró ser un caballero y hoy es un hombre senecto, lo cual exige más motivo. Dolina es para mí un prócer. Desde que lo conocí casi nunca coincidí ni en la mitad de sus ideas con él, pero eso nunca modificó mi cariño y admiración, siempre creciente. Creo por el contrario que su leyenda crece con el pasar de los años. Por eso ciertas cosas como lo del muchacho ese hijo de la decadencia argentina, me generan gran indignación, no tanto por el muchacho en sí sino por el contexto que posibilitó que hayamos caído tan bajo, y que se vive en todos los ordenes de cosas. Justamente ese mismo contexto social, cultural e ideológico decadente del cual ese pibe es producto y contexto político que ese mismo pibe defiende al punto de no importarle intentar arruinar un espectáculo emblemático sólo porque alguien no hace o dice lo que a él se le canta el tujes que alguien tendría que decir o hacer. Cómo si Dolina le debiera algo. Y si no lo hace como él quiere molesta a todo el mundo y luego se encapricha y se va de la sala cuando no sólo no es el centro del mundo sino ni siquiera un arrabal.
Sólo le faltaba decir que al programa lo hacían con sus impuestos o que le devuelvan la plata que nunca pagó.