Así que Barton es piscis, lo sospeché desde un principio. Como colega le digo, Patricio: no se preocupe, hay cosas peores en la vida, aunque en este momento no se me ocurre ninguna.
Confusión importante (aunque muy graciosa) es la de Dolina, haciendo la clásica ensalada astrología + místicos + energía + vibración + todopasaxalgo = hato de chantas y supersticiosos. Agregamos el reiki y el feng-shui, y estamos completos, cerrá y vamos.
Nuevamente le digo, mi querido Alejandro: tiene buena parte de razón, hay mucho chanta y mucha superstición. Hay muchas puertas allí, pero hay una (o tal vez más de una) que es la correcta. O tal vez todas son correctas, en la medida en que nos acerquen un poco más a la correcta. En fin, como quiera que sea, hay una puerta que le permitirá comenzar a entender quién es ud en realidad. Es donde encontrará las respuestas que necesita (y que ud busca, aunque busca donde no están, porque busca afuera) para comenzar a entender el sentido de la vida, y así, en particular, dejar de angustiarse tanto como se angustia por la muerte.
Creo que hay que darse un baño de humildad (enjabonando bien las partes donde se han adherido los prejuicios) y tratar de escuchar con atención lo que tienen para decirnos los grandes maestros. No para tratar de entenderlos intelectualmente; nunca se podrá entender así a un místico. El místico no es un filósofo, no elucubra hipótesis ni teorías. Ellos vienen de otra región del conocimiento. No llegaron a la fuente del conocimiento con el precario y limitado vehículo del intelecto, lo cual es una tarea imposible: el vehículo se desintegrará mucho antes de llegar. Como en la famosa metáfora de Sri Ramakrishna, es como si estuviésemos hechos de sal y nos zambulléramos en el océano con la intención de medir su profundidad. Nunca podríamos llegar al fondo del océano (o al menos, no de la forma en que entramos a él, como individuos separados).
Los místicos vienen de la fuente misma, porque se han hecho uno con la fuente. No ven la realidad a través del vidrio oscuro de la limitada personalidad e intelecto. Ven la luz directamente, sin velos. O mejor dicho: no “ven” la luz, SON la luz.
Las palabras de los místicos no son para ser razonadas ni discutidas, no son para decir “estoy a favor” o “estoy en contra”. Están mucho más allá del plano relativo (aunque tengan que expresarse, inevitablemente, en el plano relativo mediante el instrumento imperfecto del lenguaje humano). Con las palabras de los grandes místicos sólo pueden hacerse dos cosas: rechazarlas completamente como absurdas, o bien ser golpeados, avasallados y aniquilados por ellas como verdades evidentes, que no necesitan ninguna demostración.
Si tenemos mucha suerte, sentiremos al menos una vibración, o una energía. Es que al final, todo pasa por algo.