Así como hace unos días expresaba mi solidaridad con Norberto por haber sido gratuitamente destratado en este foro, ahora siento que debo quebrar una lanza por Mariano.
Me siento aun más habilitado para hacerlo cuando discrepo absolutamente con su opinión sobre este tema en particular, y cuando otras veces he discrepado con él tanto en el fondo como en la forma en que expresa sus opiniones. Sin embargo, respeto sus opiniones como las de cualquier otra persona, y las respeto tanto más cuanto más alejadas de las mías se encuentren.
Siento por Dolina y por todos los integrantes y ex-integrantes de LVST que he llegado a escuchar, un reconocimiento a su calidad artística y una gratitud por tantos buenos momentos que me han brindado. Sin embargo, tengo claro que son seres humanos como todos nosotros, con luces y sombras, defectos y virtudes, errores y aciertos. Creo que no es bueno elevar a ninguno de ellos a la categoría de dioses y colocarlos en una especie de Olimpo donde estén más allá de toda crítica. Puedo aceptar, y eventualmente también puedo hacer, críticas a la labor artística de cualquiera de ellos, en la medida de que, en el acierto o en el error, sean hechas desde la buena fe y el leal saber y entender de cada uno.
No creo que ninguno de nosotros sea dueño de la verdad, ni esté investido de una superioridad divina que le permita dar una opinión absoluta y definitiva sobre ningún tema, menos aun en cuestiones tan opinables como son las valoraciones artísticas. En consecuencia, creo que deberíamos emitir nuestras opiniones con humildad, y tener por los demás, y por sus opiniones, respeto y consideración.