Lamentablemente no coincido del todo con vos Daniel. Y tal vez tu personalidad te juega una mala pasada al ningunear o despreciar la observación que te hago. Examinalo en tu interior porque a veces "el ego" que vos decís es muy sutil. Y en vez de reconocer que puede aprender algo que no sabía o que no reflexionó o dio importancia, sobre algo que cree que ya tenía claro (y sobre todo algo que usa todo el tiempo, constantemente, la palabra "ego" en este caso), prefiere ningunear la observación, diciendo: "bueno, lo que pasa es que eso no es importante, lo importante es lo otro, por ende todo lo que dijiste no tiene ningún valor o es muy secundario", etc., etc. "En cambio lo que yo dije sí", etc., etc. Fijate porque es notoria la astucia de esa personalidad (a la cual vos llamás ego) para camuflarse y reafirmase a sí misma, contra toda cosa que intente menoscabarla. Y a lo que voy es que para nada puede despreciarse el infinito valor y poder de la palabra, del verbo. Los seres humanos han olvidado la importancia del Verbo, y de que el Verbo fue quien creó todas las cosas. La palabra es el vehículo del pensamiento (la inteligencia, el Logos), el vehículo del Espíritu en este mundo y más allá. ¿Querer despreciarlas, ningunearlas, decir que son superfluas? Nunca, jamás, ni en arte, ni en ciencia, ni en filosofía, ni en mística, ni en espiritualidad, ni en religión. Más aún, es en religión y espiritualidad, donde cobran un mayor sentido, preponderancia y relevancia. El usar una palabra y no otra. La minuciosa y detallada escogencia entre una y no otra. Y claro, si uno es algo ignorante, cualquier palabra le viene bien, es lo mismo, como los jóvenes de hoy que utilizan cuatro o cinco palabras, no importa qué circunstancia. No mates la palabra, porque matás el significado, y si matás el significado, matás el espíritu que está detrás del símbolo, matás el ser. Hoy se desprecia la riqueza del lenguaje y su uso con propiedad. ¿Por qué? Porque la mayoría es bastante ignorante y poco leída y nada estudiosa. Entonces molesta que alguien utilice palabras más propias o que corrija a otro sobre la pertinencia de un vocablo o término. Es un ataque brutal que a uno le señalen esto, un duro golpe al "ego" (como vos le decís) y bueno, obvísimo que va a encontrar el subterfugio para negar algo que para nada es superfluo y entonces dirimirlo como vano, para quedar al margen o a salvo. Insisto, en el uso de la palabra "Ego" para referirse a la personalidad, no hay algo inocente, sino algo tremendo, poderoso, descomunal, metafísico, trascendental, un esfuerzo de la personalidad (o como quiera llamársele a esa ilusión interior persistente) para apropiarse, en referencia a sí misma, una palabra muy muy valiosa: la palabra "Yo", pletórica de substancia, y en idiomas mucho más poderosos que el castellano, desde el punto de vista espiritual: el latín y el griego.
Pienso que, como explican en determinadas lineas, el místico es el paso anterior al ocultista. Tal vez no te ha interesado, ni has sido llamado al paso del Ocultismo. Por eso para vos una palabra resulta superflua, da lo mismo. Para el ocultista eso jamás ocurre, la más mínima palabra tiene poder, y mucho. Ahora que lo pienso, en el cristianismo y el budhismo (misticismo o religiosidad) eso también es importante, crucial. Jesús, por ejemplo, dijo:
"De la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo de su mal tesoro saca cosas malas. Y yo os digo que de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado."
No es menor la importancia, significado, profundidad, alcance, implicancias, y consecuencias de las palabras Daniel, a menos que quieras ningunear, o minimizar la observación que con toda generosidad intenté realizarte, para de algún modo, disimuladamente, no sentirte menos (disimuladamente). Muejeje.
Mariano C. el sábado, 17 de septiembre de 2016 a las 06:01 PM
en La venganza será terrible del 07/09/2016 dijo: