Creo que con un poco de esfuerzo y con su aporte invalorable Mariano llegamos a los 200 comentarios fácil en esta entrada.
Ud siempre con ese ego (o "yo", o como quiera denominarlo) tan sensible y presto a ofenderse con facilidad.
En ningún momento he tratado de ningunear o despreciar ni a ud ni a nadie, sólo le decía que las cuestiones de nombre no son tan importantes en el mundo espiritual, y que las palabras, definidas como han sido para un conocimiento finito y muy apropiadas para tratar con experiencias sensoriales o conceptos intelectuales, son totalmente inadecuadas cuando queremos acceder a la Realidad absoluta e infinita.
Ya que cita a Jesucristo, recuerde que ni siquiera él pudo articular una sola palabra cuando Pilatos le preguntó "¿qué es la verdad?".
Por otra parte, si ud ha leído a un estudioso hinduísta de la talla de Paul Brunton sabrá bien que los términos orientales, generalmente sánscritos (que son los más usados en la terminología de la literatura espiritual) son prácticamente intraducibles a lenguas occidentales. Cualquier traducción le hace perder riqueza, connotaciones e implicancias, por lo cual generalmente se dejan sin traducir. Personalmente prefiero sin dudas los textos en que no intentan traducir "Atman", "jiva", "samsara", "karma" o "samadhi".
Creo que de tanto frecuentar textos de maestros espirituales ("de tanto andar entre malandras", diría Dolina), unido a ciertos cambios imprescindibles que debemos hacer en nuestro mundo mental y espiritual (recuerde que teoría y práctica deben ir de la mano, de lo contrario no hay avance posible) uno tiene que llegar a cierta percepción intuitiva de lo que nos quieren transmitir estos maestros, que va más allá de las palabras.
Le digo aun más: creo que los que hacen énfasis en las palabras y las definiciones exactas y definitivas ("sus" palabras) son los falsos maestros. Los maestros verdaderos como que piden disculpas por usar herramientas tan imperfectas para transmitir la realidad que ellos conocen por experiencia directa, pero no tienen otras para de alguna manera u otra atraer a las personas ignorantes hacia la Verdad (en realidad, "experiencia" es también una pésima palabra para definir el conocimiento directo de la Verdad, que va más allá de toda experiencia sensorial).
El maestro verdadero justamente es el que no nos ata a sus palabras. Buda se negaba a decir nada sobre el Nirvana o sobre cualquier cuestión metafísica, sabedor de que cualquier cosa que dijera se iba a usar luego como objeto de veneración en sí mismo, y perdería contenido y significado. Por eso, sólo decía: "yo les doy los instrumentos, les doy el bote y los remos, pero uds tienen que remar para llegar hasta la otra orilla, y entonces conocerán por sí mismos la respuesta a todas las preguntas que me hacen".
Como comprenderá este tema me apasiona y me siento tentado a seguir escribiendo, pero si sigo con estos comentarios kilométricos Juan me va a echar del foro (decisión que contaría con mi total apoyo).
Le mando un gran abrazo.