Daril: de acuerdo, pero yo no soy partidario de manejar una lógica víctima/victimario, más bien creo que ambos son víctimas de su condicionamiento animal.
El hombre impone todas esas presiones a la mujer, pero por otro lado también se impone otras a sí mismo: tiene que ser exitoso, tiene que ganar dinero, tiene que tener una buena casa, un buen auto, etc, para estar en condiciones de tener éxito con esas mujeres que se pusieron lindas para atraerlo. En esta lógica, las mujeres que tienen mayor éxito en su rol (de verse atractivas y sexys), es más probable que atraigan a una mayor cantidad de hombres que tuvieron éxito en el suyo (lograr una buena posición socioeconómica), y viceversa.
Tanto unos como otros tienen que esforzarse para luchar contra la competencia: las mujeres contra otras mujeres para tratar de ser más atractivas que ellas, y los hombres contra otros hombres para tratar de conseguir puestos mejor pagados, o de hacer negocios o empresas más exitosas.
En definitiva es la misma lógica que impera en todo el mundo animal. A decir verdad, el ser humano en su estado espiritual actual no es muy diferente de sus hermanos menos racionales. Los “mejores machos”, según ciertos criterios (fuerza física, capacidad para rechazar o escapar a los depredadores, habilidad para cazar y proveer alimento, etc) van a tener mejores posibilidades de conseguir a las “mejores hembras”, según otros criterios (atractivo físico y aspecto más saludable a los ojos del macho de la especie de que se trate). Con ese mecanismo que ya conocía Darwin, se logra que las siguientes generaciones sean cada vez “mejores” según esos criterios. Con lo cual se mantiene funcionando la famosa evolución de las mismas.
Se podría decir “así es la vida”. Es verdad, así es… en el plano material, dual, relativo, animal, ilusorio. Hay otro plano, el plano real, pero ya no quiero cansarlos más con los grandes maestros, capaz que luego la sigo.