No Hornets, déjeme, yo que ni prendo la tv para no ver las noticias policiales…
Trato de encontrar algún costado humorístico a la siniestra estadística con que nos impactó Mariano.
Es claro que la violencia no es patrimonio exclusivo masculino, ¿quién tenía alguna duda de eso? También es indudable, creo yo, que el hombre está más condicionado natural y culturalmente hacia comportamientos agresivos directos, lo cual se podría comprobar fácilmente si alguien se tomara el mismo trabajo que Mariano para hacer la lista de crímenes masculinos contra mujeres (yo preferiría que nadie se tomara ese trabajo, creo que ya está claro el concepto).
Digo "directos" porque hay una agresividad que no es directa ni física, que tiene que ver con pensamientos, palabras y actitudes agresivas, con faltas de respeto, expresiones de odio, actitudes soberbias y prepotentes, discriminaciones por raza, género, religión, opción sexual, opción política, etc, que todos vemos y asimilamos en nuestro entorno, en la calle, en la cancha, en la política, en diarios y revistas, en la radio o la tv, en la multitud de influencia que recibimos hoy (foros, redes sociales, mails, whatsapps, etc), que no aparecen en las estadísticas pero que están latentes y que crean el clima propicio para que una chispa pueda desencadenar la violencia directa en aquellos individuos más predispuestos a ella.
La cuestión de quién es más víctima que quién creo que es una cuestión mal planteada.
Como dije antes, no creo que sea válido el esquema simplista de víctima/victimario, más bien creo que ambos, hombres y mujeres, somos víctimas de nuestro común condicionamiento animal, el gran obstáculo a superar por la humanidad para alcanzar la plena realización de sus potencialidades (y necesidades) espirituales.
Aunque no parezca (música de violines por favor), por la misma fuente de la cual proviene, en el fondo de su corazón la humanidad tiene hambre de amor, y de amor infinito. Por ahora tiene que alimentarse con cáscaras vacías, pero (aunque tampoco parezca) eso va cambiar, el ser humano, hombres y mujeres, van a tender, por imperativo evolutivo, hacia la trascendencia de su herencia animal, o lo que es lo mismo decir, de su egoísmo, o mejor aun, de su ego-centrismo. No va a ser cuestión, claro está, de un año o dos, ni de una década o dos. Es un largo camino de regreso a casa.
Para acelerar este proceso, yo creo que sería más positivo, en vez de elaborar estadísticas criminales, tratar de hacer algo por superar la violencia en el mundo.
Por ejemplo (y eso es lo único que realmente depende de nosotros) tratar de superar la violencia en nosotros mismos, en nuestros corazones.