Creo que es un paralelismo muy bueno Norberto.
Si yo agarro una trompeta e intento improvisar algo, soy un barrabrava del jazz, y si la agarra Louis Armstrong y se pone a improvisar, es Gandhi. Pero sin negar el talento natural de Armstrong, ¿cuánto trabajo duro, cuántas largas horas de ensayo habían detrás de esa espontaneidad genial?
¿Cuánto sudor y lágrimas habían detrás de los perfectos y elegantes movimientos de Julio Bocca, que parecían dibujados sin ningún esfuerzo, y que lo colocaban en una situación ideal para que, aplicando su genio, pudiera crear nuevas variantes? Sin el esfuerzo, el genio no hubiera podido manifestarse.
Zitarrosa decía en una canción "me gusta de vez en cuando perderme en un bordoneo". De ese "perderse" muchas veces encontraba grandes canciones, pero eso era posible porque, además de su inspiración, primero había dominado con perfección magistral la técnica de la guitarra tras años de esfuerzo.
Como conclusión, creo que el esfuerzo que hagamos para mejorarnos y educarnos interiormente en un cierto sentido, a partir de un objetivo que colocamos como central en nuestra vida (el crecimiento espiritual para Gandhi, cantar al sentir popular en Zitarrosa, etc) crea las condiciones favorables para que nuestra “espontaneidad” en ese sentido sea cada vez mejor y más natural.