Es como ud dice, Enoch, Uruguay que en su tiempo tuvo una cultura propia importante (aunque siempre un poco afectada de europeísmo) ha pegado un bajón en las últimas décadas, y cada vez se consumen más productos culturales de otros países, en un proceso que con la globalización sólo puede seguir creciendo.
Con nuestros hermanos mayores argentinos es indudable que hay una simbiosis cultural desde siempre. Recuerdo de chico que mi abuela se reía (y lloraba) con las viejas películas en blanco y negro de Sandrini o Pepe Arias, que acá el canal oficial pasaba casi todas las tardes. Ahora el consumo se ha extendido a programas de entretenimiento, telenovelas, programas de chismes, de análisis político, noticieros, etc.
Y también se ven muchos más programas norteamericanos, series por ejemplo. Hay que reconocer que, nos guste o no la mentalidad social que reflejan, son productos más elaborados (“The Big Bang Theory” es una genialidad). Capítulo aparte para “Los Simpson”, no sólo una genialidad sino una feroz auto-crítica de la sociedad norteamericana, mucho más ácida que cualquier otra que se le haya hecho desde afuera.
En definitiva, creo que estamos todos más o menos igual, tampoco se crea que porque andamos con el mate por la calle (sobre todo cuando cumplimos con el ritual de caminar por la rambla) tiramos manteca al techo.
El problema no es la globalización. Como creo que ya se imaginará lo que le voy a decir, el problema es el estado mental y espiritual del ser humano que genera la cultura que luego se globaliza, y la única solución posible es tratar de cambiar ese estado de cosas desde adentro (de nosotros mismos).