No sé si los cientificos o la gente "sobresaliente" son "mas faciles de engañar"; lo que si sé, es que una vez engañado, tenés un aliado incondicional y posiblemente un hábil defensor por cuenta propia de tu causa/engaño.

Esto lo vengo pensando hace rato:
Una persona "común" puede ser tentada por varios discursos y puede cambiar de parecer dependiendo de lo que lo influencie, con algunas verguenzas internas quizás, pero nada que le impida aceptar alguna otra cosa en la que no creía hasta hace poco.

Una persona "inteligente" o "sobresaliente al resto" puede percibir y analizar (muchas veces mal como cualquiera) intentando acomodar su propio pensamiento (que ya de entrada era similar) al de las ideas elegidas y expuestas por su influencia. Acá una pequeña aclaración que no deberia ni tener que hacerse: los inteligentes tambien se equivocan, y mucho.

La diferencia: el "inteligente" defiende a capa y espada las ideas que lo influenciaron usando toda su inteligencia (y verborragia), ya que de lo contrario, estaría (bajo su propia óptica) "rebajandose a ser como los demas". Incluso cuando le estén demostrando cabalmente que está equivocado.
La causa se encuentra en el ego. El ego y la inteligencia son cosas distintas y muy emparentadas y suele haber en personas "inteligentes" un ego desmedido.

Por supuesto el ego no es solo cosa de "inteligentes" y mucha gente "común" defiende cosas indefendibles; me atreveria a decir que son más por justamente no poder cuestionar debidamente las cosas (a mi entender, la base de la inteligencia) pero estas personas pueden permitirse dejar la puerta entreabierta para dejar pasar alguna idea nueva o una que venga a tirar abajo sus creencias, por mucho que duela en principio, ya que no se autoperciben como "sobresalientes" con una supuesta imagen que mantener. Curiosamente, dejar la puerta entreabierta, es un rasgo de inteligencia.

En cambio, el "inteligente" no puede permitirse quedar rebajado a admitir su equivocación y dejar que su supuesta imagen (que no es más que lo que uno piensa que los demás piensan de uno) se desmorone, entonces comienza la mentira, el delirio y el autoengaño, en otras palabras, hay que ganar la discusión como sea o al menos mantener la posición. Curiosamente, mantener la posición cuando uno está dudando de sus propias ideas, es un rasgo de necedad.

A veces cuesta diferenciar inteligencia de ego. A veces cuesta diferenciar a un "comun" de un "inteligente".