Al programa hay que disfrutarlo como salga. Dolina no es Dios ni es tan genio. Muchas de sus reflexiones y más que nada de sus decires están teñidos de falsa modestia y de un aire de superioridad. Muchas veces es demasiado taxativo.
Coincido en que el programa no deja de ser un hecho artístico, como bien dice Claudio parafraseando la metáfora del asesino y el asesinado. Pero a la vez opino que desde el vamos se nota que cuando el Negro está de mal humor es muy difícil de sobrellevar y la cosa se pone densa. A veces el fluir viene exclusivamente de Barton, y a veces ese mismo fluir que podría ser rico y sabroso se ve cercenado por la autoridad con que Dolina corta el discurso.
Recuerdo ahora un episodio donde Dolina hablaba de coladores absolutos: en un extremo el más restrictivo y en el otro extremo el más permisivo. "Y en el medio está la verdad", dice Barton, a lo que el Negro responde "NO. Qué va a estar la verdad? Los matices están en el medio". En su momento me pareció bárbara la reflexión, pero después de pensarlo un poco creo que Barton tenía razón, que justamente la verdad está en los matices, que la verdad no es absoluta.
Se equivoca Dolina en su interpretación del principio de conservación de la masa, en la indivisibilidad de las partículas subatómicas (la física está llena de matices), y se equivoca seguido en su juicio sobre la inteligencia de los demás. Sin embargo lo escucho y lo seguiré escuchando porque de vez en cuando hace a un lado su autoritarismo intelectual y surge la genialidad.
Creo que Barton es muy inteligente, que la mayoría de los temas que trae son interesantes (la teatralidad en la vida cotidiana, las preguntas de la publicidad callejera, la eficacia del piropo en el cortejo...) También creo que sin un Barton que equilibre el permanente acuerdo de Gille y Dolina o del Coco e Idem, el programa sería un reverendo embole como lo fue el de ayer (25-02) hasta que llegó él.
Barton aporta la necesaria inocencia para que el programa no caiga en el humor fácil y no creo que su humor sea previsible. Barton aporta la dosis de genialidad que a veces tenemos todos los mortales de porquería que no pertenecemos al Olimpo donde habitan los Dolinas de este mundo. Y espero que siga, que aguante, porque es de mediocres renunciar por un error de Dios.
Saluditos