No, no digo que la respuesta de Dolina revele egolatría, lo que revela es que él cree (creencia que es ampliamente predominante) que "es" un ego, es decir, una personalidad, un complejo cuerpo/mente finito, limitado, cambiante, perecible.
Esa creencia (equivocada, falsa) es la fuente y origen de todas las angustias y preocupaciones que aquejan a la humanidad (una vez que se han satisfecho las necesidades más básicas) y que se manifiestan en Dolina de una manera quizás más aguda que en la mayoría, debido seguramente a su mayor capacidad intelectual, como se puede apreciar en el resto de la entrevista, en la cual predomina el pesimismo, el dolor, la angustia ante paso del tiempo y ante la muerte. Su gran inteligencia le impide, muy razonablemente, creer en una persistencia de ese ego cambiante y relativo (que él cree ser) más allá de la muerte.
La angustia de Dolina es la que todos tenemos que enfrentar en algún momento de nuestra evolución espiritual, cuando nos hacemos plenamente conscientes de nuestra propia finitud. Es la angustia del príncipe Siddharta Gautama en el palacio de su padre, rodeado de lujos y placeres, y al mismo tiempo totalmente impedido de disfrutarlos, profundamente angustiado por las amenazas de la enfermedad, la vejez y la muerte a la vuelta de la esquina. "Si no fuera por la muerte, yo sería feliz" dice en un momento. Es necesario un salto audaz, como el que dio Siddharta para transformarse en el Buda, el iluminado, o más precisamente "el que ha despertado". No es necesario, como Siddharta, abandonar el palacio e internarse en los bosques, ni someterse a austeridades extremas. Pero sí se necesita algo así como subirse al pupitre (como en "La Sociedad de los Poetas Muertos") y contemplar la vida desde otro punto de vista. Desde abajo, desde el ego, todo se ve limitado, finito, cambiante, relativo, efímero. No hay solidez, no hay un punto de apoyo firme. Las promesas de las diferentes iglesias de una vida eterna parecen difusas, inconsistentes, cuando no directamente absurdas. Todo lleva al pesimismo y a la desesperanza.
Quizás desde otra perspectiva, veamos la vida como es en realidad: infinita, ilimitada, absoluta...
Y entonces tal vez, como Siddharta, despertemos!