Hola a todos. Hace ya más de un año que descargo los programas de aquí porque me resulta más cómodo que escucharlos en vivo, aunque es la primera vez que escribo en el foro. Antes que nada, mil gracias a quien lleva adelante esta página. Para los seguidores de Dolina es una herramienta bárbara.
Pero lo que me motivó a participar, y disculpen que insista en un tema del que todos parecen estar fatigados, es la sorpresa que me produce tanto encono contra Jorge Dorio. Comparto casi la mayoría de los reproches que se le hacen: que interrumpe permanentemente, que gime todo el tiempo al micrófono, que coquetea demasiado con el límite de lo procaz, etc. Pero eso no debería anular sus muchas virtudes. No es frecuente contar en un medio de gran alcance con personas tan cultivadas y con tantas ganas de pensar y razonar y de compartir esas búsquedas intelectuales con el público. Es evidente que disfruta como nadie del programa y que admira profundamente a Dolina. Quienes lo acusan de pisarlo y de querer robarle protagonismo parecen no notar que eso es más producto de la ansiedad y del estímulo que le produce el pensar de Dolina que de la mala fe.
Hace muchos años, antes de la tan celebrada formación Dolina-Stronatti-Rolón, la combinación habitual fue Dolina-Stronatti-Rolón-Dorio. Y no recuerdo que la gente se quejara de él.
Aprovecho también para manifestar mi repudio, ahora que por suerte ha quedado atrás, a una costumbre que sí estuvo a punto de hacerme dejar de escuchar el programa y que todos dejaron pasar. Aclaro que a Dolina lo tengo en altísima estima y mi admiración hacia él es sincera y natural. Lo sigo desde hace más de dos décadas y siempre mi interesé por él en todas sus facetas (escritor, músico, pensador). Pero hubo un par de temporadas, no hace tanto, en donde el programa arrancaba con un largo y detallado catálogo de chicas que deseaban ser sus novias. Que no se entenda mal, todos deseamos que a Dolina le vaya bien en sus conquistas amorosas y que sea feliz. Pero realmente era agotador escuchar noche tras noche los mismos calcados comentarios y retruques alrededor de ese tema. ¿Era algo gracioso? No. ¿Era algo interesante? Tampoco. ¿Daba pie a una reflexión sobre el amor o las relaciones sentimenales? Nunca que yo recuerde. ¿Y entonces para qué?
Por suerte es una práctica que parece haber quedado en el pasado y por eso es que me permito, a la distancia, censurarla.
Saludos a todos y ojalá continúe este foro con este gran nivel de contertulios.