¿De verdad que se animaron a pasar «Guapo sin grupo», un tango tan incorrecto que despertó rechazos hasta en 1983, cuando el progre argentino se limitaba al gorilismo y a leer a Mafalda, y la corrección política aún no era ni siquiera un proyecto? ¿Error, omisión, o cambio de paradigma?
(Ya que últimamente nos visita mucho el fantasma de Brecht, me parece que la letra de ese tango tiene algunos puntos de encuentro con la balada del proxeneta, que es ligeramente anterior: las cachetadas, la descripción del guapo como un tiburón, un delincuente que siempre anda sueldo, y un bacán, que es otro sinónimo de cafishio. Está también presente la nostalgia por un tiempo infernal que la protagonista recuerda como el paraíso.)