Quiero agregar algunas cosas sobre el tema del CONICET, como si pudieran interesarle a alguien.

1. El CONICET fue víctima de torpeza, pero también de malicia. Algunos cometieron errores por exceso de corrección política; les horrorizaba que alguien insinuara que ese gobierno cometía actos de discriminación, y actuaron en consecuencia; otros sencillamente dejaron hacer porque sabían que este día llegaría, y que el CONICET podría usarse finalmente como símbolo de todo el mal que producen la intervención estatal y el supuesto colectivismo de los gobiernos anteriores, como si alguna vez se hubieran preocupado por los intereses del país o por la CyT.
2. El físico teórico que mencioné en el mensaje anterior era kirchnerista insobornable; los ataques que sufrió le llegaron de su propio bando, durante un gobierno kirchnerista que ignoró militantemente sus pedidos de auxilio. Se asustó tanto por su familia y por él mismo que terminó vendiendo su casa en La Plata y mudándose a Londres, donde sigue trabajando en la teoría cuántica de campos.
   
3. Existe alguna evidencia (quizá circunstancial, pero dejo que eso lo investigue quienes deberían dedicarse seriamente al tema) de que esos grupos altamente organizados que impusieron la cultura de la cancelación, la obligatoriedad de la deconstrucción y del lenguaje inclusivo —entre otras prácticas coercitivas— fueron apoyados y acaso financiados por sectores tradicionalmente enemigos del desarrollo científico y tecnológico del país. Quizá lo hicieron como inversión política a futuro.
4. El presidente argentino actual y los movimientos alt-right en general se benefician políticamente con la decadencia del CONICET; además de ser una magnífica oportunidad para transferir recursos estatales al sector privado y encima quedar como reyes, les sirve para que muchos simpaticen ciegamente con sus planes de instalar el más feroz darwinismo social en todos los sectores de la sociedad.

Solo obviedades, cosas que se han dicho aquí mil veces. Así y todo, prefiero dejar en claro que no comparto ni una sola de las respiraciones de los gobernantes actuales, que participaron muy activamente en cada una de nuestras peores crisis como nación.