Amigo Norberto: creo que no es que "las cosas más importantes de la vida sean imperceptibles". Si hablamos de "cosas" necesariamente deben ser perceptibles, de lo contrario no podrían llamarse "cosas". Deben ser perceptibles ya sea por los sentidos físicos (si hablamos de objetos materiales) o por el intelecto (objetos conceptuales). Lo que dice el Principito (y han dicho todos los grandes maestros espirituales de una forma u otra) es que LO ESENCIAL no es perceptible, porque es ANTES DE (y causa de) todo el mundo perceptible, de todas las “cosas”.
Naturalmente el camino por el que se llega a lo esencial no es el científico. Un científico no puede (y no debe, en tanto científico) certificar la existencia de una “entidad” (por llamarla de alguna manera) que él no puede capturar con los sentidos (ni siquiera con la ayuda del más sofisticado instrumental técnico) ni conceptualizar de modo alguno. No se puede llevar un trozo de Dios a un laboratorio para experimentar con él, decía alguien que no recuerdo.
De hecho, los maestros nos dicen que no podemos “conocer” lo esencial, o la Realidad Última, sino que sólo podemos “realizar” o más bien “ser” la Realidad.
Ésta no es una cuestión de fe, como erróneamente se han encargado de difundir muchas iglesias. Creo que la fe en algo trascendente puede ser una ayuda al comienzo del camino espiritual (aunque decía el gran Swami Vivekananda que uno debería ser ateo mientras no haya realizado a Dios, y quién soy yo para contradecirlo) pero todos los maestros han dicho que la culminación necesariamente debe ser la realización directa de la Realidad Absoluta.
Tras lo cual habremos llegado “al final del juego” como decía Sri Ramakrishna; habremos alcanzado el sentido de la vida.