Yo también pensé en esa metáfora boyero-capilar, pero como hombre deconstruido y en vías de extirpación quirúrgica de masculinidad tóxica y patriarcalismo no dije una sola palabra. No, señor, no insista; ahora me volví feminista woke.
¿Puedo decir sin que suene a lágrima o reproche (Borges, déjeme un rato en paz) que creo que la realidad argentina se volvió algo triste? No lo digo solo por las privaciones económicas (que me rozan , pero que aún no me dan derecho a quejarme por respeto a quienes la pasan mal de verdad) o por un futuro inmediato que parece prometer más injusticia y opresión (como bien señaló Mariela, la hombruna Laura Richardson vino a decirnos que si no le regalamos pacíficamente nuestros recursos naturales, nos manda a los Marines para que nos rompan los dientes, y encima ninguno de los cobardes miserables que se hacen los guapos hablando de soberanía en los discursos se animó a contradecirla), sino también porque parece que los grandes acontecimientos sociales se limitan a asuntos del orden de que Duki presentó algo en alguna parte o que se entregó el Premio Martín Fierro al mejor actor protagonista en miniseries sobre cría de aves de corral en departamentos monoambiente. Quizá sea solo una impresión personal que no debería aspirar a generalización.
Como fuera, algo me levantó el ánimo: buscando material para un ciclo de cine, vi una película que se llama «La conspiración del canguro» (Die Känguru-Verschwörung), una sátira de 2022 que tiene como tema central uno de mis odios favoritos: la conspiranoia. Reconozco que al principio no esperaba mucho más que un producto de molde de comedia norteamericana promedio, pero quedé sorprendido por el aire a película de Monty Python (de hecho, tiene referencias muy explícitas a «La vida de Brian», por ejemplo). Como casi todas las producciones alemanas recientes, es una película muy politizada (hacia la izquierda), pero todo lo que puede sonar excesivamente panfletario u obvio queda intencionalmente disimulado por el surrealismo o el distanciamiento de Brecht (esa técnica teatral de la que tanto gusta Dolina). Otro tema presente es la conexión entre pseudociencias, ocultismo, racismo y ultraderecha; hay algunas referencias a la raza Vril (algo que mencionó aquí Mariela hace tiempo) y a Madame Blavatsky, entre otros motivos recurrentes entre esos grupos extremistas. Nunca me animo a recomendar nada, pero esta película me pareció divertidísima e impecable en su realización.