A propósito de gobernantes y gobernados, me pareció pertinente transcribir un pasaje (pidiendo disculpas por la extensión del mismo) de “Caminos de Bendición” de James Allen:
“X - Todas las personas cosechan el resultado de sus propios pensamientos, palabras y acciones, y sufren por sus errores.
Y – Si eso es así, y si nadie puede escapar del castigo por sus malos actos, ¡cuánto sufrimiento aguarda a algunos de nuestros hombres en el poder!
X – Ya sea que un hombre esté o no en el poder, mientras viva en la ignorancia, cosechará dolor y sufrimiento.
Y – Mire por ejemplo a Z, un hombre totalmente malo, entregado completamente al egoísmo y a la ambición. Sin duda grandes sufrimientos aguardan a un hombre tan falto de principios.
X – ¿Cómo sabe usted que es tan malo?
Y – Por sus obras. Cuando veo a un hombre haciendo el mal, sé que es malo, y yo no puedo ni siquiera pensar en Z, porque ardo de indignación.
X - ¿Qué mal está cometiendo él?
Y – Toda su política es mala. Arruinará al país si continúa en el poder.
X – Pero mientras que hay una gran cantidad de gente que piensa de Z igual que usted, también hay otra cantidad de personas que lo ven como bueno y capaz, que aprecian sus cualidades, y que ven su política como beneficiosa y útil para el progreso nacional. Él debe a esa gente la importante posición en que se encuentra. ¿Son ellos también malos?
Y – Ellos están engañados y confundidos. Y eso hace a Z aún más malo, ya que usa sus talentos con tanto éxito en engañar a otros para lograr sus fines egoístas. Odio a ese hombre.
X - ¿No es posible que usted esté engañado?
Y - ¿En qué forma?
X – El odio es auto-engaño; el amor es auto-iluminación. Nadie puede verse a sí mismo o a otros con claridad hasta que abandona el odio y practica el amor.
Y – Eso suena muy hermoso, pero es impracticable. Cuando veo un hombre haciéndole mal a otros, engañándolos y confundiéndolos, debo odiarlo. Es correcto que lo haga. Z es un hombre sin ninguna conciencia.
X – Puede que Z sea o no lo que usted cree que es, pero aún si lo fuera, de acuerdo con sus propias palabras, usted no debería condenarlo sino sentir compasión por él.
Y - ¿Por qué dice usted eso?
X – Usted dice que él no tiene conciencia.
Y – Es absolutamente así.
X – Entonces podría decirse que él es un incapacitado mental. ¿Odia usted al ciego porque no puede ver, o al mudo porque no puede hablar, o al sordo porque no puede oír? Cuando el capitán ha perdido el timón o rompe su brújula, ¿lo condena usted porque estrella su barco contra las rocas? ¿Lo hace usted responsable por la pérdida de vidas? Si un hombre carece totalmente de conciencia, no tiene ninguna forma de guía moral, y todo su egoísmo le debe parecer a él, necesariamente, como bueno, correcto y apropiado. Z puede ser malo para usted, pero, ¿es él malo para sí mismo? ¿Considera él su propia conducta como mala?
Y – Ya sea que él se vea a sí mismo como malo o no, él es malo.
X – Si yo lo viera a usted como malo a causa de su odio hacia Z, ¿estaría yo en lo correcto?
Y - No.
X – ¿Por qué no?
Y – Porque en tal caso el odio es necesario, justificado y correcto. Existe la ira justificada, y el odio justificado.
X - ¿Y existe también el egoísmo justificado, la codicia justificada, la vanidad justificada? Yo estaría totalmente equivocado si lo viera a usted como malo, porque usted está haciendo lo que está convencido que es correcto, porque usted ve su odio hacia Z como parte de sus deberes como persona y como ciudadano; sin embargo, hay un camino mejor que el del odio, y es el conocimiento de este camino mejor lo que me evita a mí odiar a Z como lo hace usted, porque sin importar lo equivocada que me pueda parecer su conducta, no es equivocada para él o para sus partidarios; además, todas las personas cosechan lo que siembran.
Y - ¿Cuál es, entonces, ese camino mejor?
X – Es el camino del Amor; es el dejar de ver a otros como malos, sin importar lo que piensen, digan o hagan. Es un estado del corazón sereno y pacífico.
Y - ¿Usted quiere decir que se puede alcanzar un estado en el que uno no se enoje cuando ve a otra gente haciendo el mal?
X – No, no quiero decir eso, porque mientras un hombre vea a otros como malos, continuará enojándose con ellos. Yo quiero decir que se puede alcanzar un estado de conocimiento calmo y de amor incondicional en el que no se vea ningún mal contra el cual enojarse, en el que se comprenden las distintas naturalezas de los hombres y mujeres, cómo son impulsados a actuar, y cómo cosechan, de acuerdo a sus propios pensamientos, palabras y acciones, los resultados correspondientes de sufrimiento o felicidad. Alcanzar ese estado es ver a todo el mundo con compasión y amor.
Y – El estado que usted describe es muy elevado – es, sin dudas, un estado muy hermoso, pero es un estado al que lamentaría llegar; y quisiera estar muy lejos de un estado mental en el cual no pueda odiar a un hombre como Z, con un odio intenso.
Queda claro de esta conversación que Y veía a su odio hacia Z como algo bueno, justo y necesario. Del mismo modo, todas las personas ven lo que hacen como bueno, justo y necesario. Las personas creen en las cosas que practican habitualmente. Cuando se abandona completamente la fe en algo, deja de ser practicado. La libertad individual de Y es igual a la de otra persona, y tiene derecho a odiar a otro si lo desea, y él no abandonará su odio hasta que descubra, por el sufrimiento y la angustia que eso conlleva, cuán equivocado y ciego está, y cómo, al albergar y alimentar en su corazón sentimientos tan negativos, se está dañando a sí mismo antes que a otros.”