¿Cuántos libros estimás haber leído, Mariela? Conozco muchas personas aficionadas a la lectura, pero muy pocas (quizá ninguna) con intereses tan variados; además, casi todas excluyen deliberadamente temas arduos de verdad (epistemología, ciencias duras, por ejemplo), en los que vos te movés con toda comodidad.
En otro orden de cosas, ya no se puede levantar una baldosa de la vereda sin encontrar debajo de ella un experto en macroeconomía. La calle se volvió intransitable.
(Cada día que pasa, creo descubrir un nuevo punto de contacto entre el psicoanálisis y la teoría monetarista; por ejemplo: el fenómeno X es invariablemente monocausal, excepto cuando no lo es. En caso de duda, la opinión de la autoridad competente será ley; si el comisario postula que «el órgano eréctil viene a simbolizar el lugar del goce, no en sí mismo, ni siquiera en forma de imagen, sino como parte que falta en la imagen deseada: de ahí que sea equivalente al (-1)^1/2 del significado obtenido más arriba, del goce que restituye, a través del coeficiente de su enunciado, a la función de falta de significante: (-1)», entonces es así, macho. Lo mismo con la economía.)
Respecto a los nietzscheanos (en especial a los franceses), Nicholas Taleb, el filósofo liberal que me hizo comprender que los liberales no son necesariamente monstruos sedientos de sangre de esclavos, escribió:
Para el primer Nietzsche, estaba lo apolíneo frente a lo dionisíaco; para el Nietzsche más conocido, estaba el Übermensch, algo que sus lectores interpretan de un modo que los define. Para un estoico moderno, un individuo superior suscribe un sistema noble de virtud que determina la elegancia de su comportamiento y la capacidad de separar los resultados de los esfuerzos. Todas estas distinciones tienen como objetivo alargar la distancia que media entre nosotros y nuestros parientes entre los primates. (Sigo insistiendo en que, cuando se trata de la toma de decisiones, la distancia entre nosotros y esos primos nuestros cubiertos de pelo es mucho más corta de lo que pensamos.)
¿Por qué me dedico a escribir estos necios comentarios este día, a esta hora, en estas circunstancias? Porque puedo.