Crudo testimonio del terror que se vivía en la Rusia de Stalin. Esa genuflexión, esa sumisión abyecta son otro de los miles de ejemplos que se han filtrado a la censura y propaganda que desde el poder se ejercía durante ese, el más obscuro y sanguinario período de la historia (a excepción del de Mao). Ver que un artista, emblema mismo de la libertad, tenga que someterse y renunciar a su misma razón de ser, muestra lo horrible de cualquier totalitarismo. Las galileicas disculpas y falsos arrepentimientos de insignes músicos, representan vivo documento del impronunciable terror bajo el cual se vivía, disimulado tras impostada conformidad, cuando no trastocado en estupefacta perplejidad. Muestra de lo último es la película "La Confesión", basada en hechos reales, en que un camarada del partido no puede dar crédito cuando se ve acusado, encerrado, humillado y torturado por hechos que jamás cometió. Naturalmente que la obra emblemática para conocer el sentido y esencia del stalinismo es "1984" de George Orwell, radiografía perfecta de esta y muchas otras cosas.
Mariano C. el miércoles, 03 de febrero de 2016 a las 03:14 AM
en La venganza será terrible del 29/01/2016 dijo: