Bizet, James Randi, Die Zauberflöte, Martin Gardner, la terquedad de la inteligencia sesgada, los investigadores paranormales que eligen ignorar la prestidigitación, muchas de las cosas que hacen que me sienta como en casa (en el supuesto de la existencia de un lugar como ese). Estoy perdiéndome demasiadas cosas buenas.
De paso, los últimos audios de DavidV (a quien vuelvo a agradecer su colaboración) terminaron de convencerme de que LVST es algo que solo puede suceder en un pasado aún cercano, pero irrecuperable; este tramo, por ejemplo:
https://venganzasdelpasado.com.ar/posts/trucos-para-un-cumpleanos-feliz
es un delicioso catálogo de incorrecciones del que se puede destilar crueldad, sarcasmo, perversión, cinismo y felicidad (durante todo el bloque, aunque en especial a partir de la línea de tiempo 16:53). En este presente, sería imposible decir cosas como esas sin ofender mortalmente a millones de almitas de cristal. (Quizá pueda interpretarse como un avance moral, pero también como una abolición forzada de los límites entre la realidad y la ficción humorística). Fue por eso que me despedí definitivamente de los programas actuales, que me provocaban sentimientos que iban desde la más profunda melancolía hasta la más santa indignación (sí, me refiero a las pusilánimes exenciones de responsabilidades de Patricio Barton y a los deplorables covers del TSN).