Permítanme contarles algo: no tenía más de 15 años cuando empecé a escuchar a Dolina, intente inculcarles la costumbre a mis amigos pero fue en vano, ellos maduraban su adultez en un círculo que me parecía al memos ridículo y no dejó de ser todo un orgullo dar “cátedra” a mis compañeros de estudios a la mañana siguiente de que el negro nos regalara una reflexión de esas que te abren los ojos.
Con el tiempo, al ir formado una personalidad propia se aprende a discrepar con argumentos, a notar aquellas cosas en las ideas ajenas que no se avienen al ideal que queremos para nuestra sociedad. A discrepar con Dolina pero seguir aprendiendo incluso en la diferencia.
Uno de los refranes menos inteligente se expresa así: “si no tienes algo positivo para decir de alguien mejor no digas nada” y esto es de aquellas cosas que pertenecen a un circulo ridículo que atrapa a nuestras sociedades en la mediocridad.
No eran estos tiempos propicios para la discusión que se dio en estos días, el respeto al luto debería ser inquebrantable, tanto como el de las ideas ajenas cuando se dicen con el mismo respeto en circunstancias menos impropias.
En realidad solo estoy poniendo escusas a mi próximo comentario; en la interna Argentina los pro y contra Kirchneristas discuten temas que a los de afuera nos importan muy poco, y los temas que a mí me interesan, en relación al ex presidente, a ustedes no les interesa un carajo.
El silencio fueron mis condolencias para aquellos que estaban pasando un trance doloroso, porque no creo en palabras huecas que incluso pueden ir a trasmano de los sentimientos.
Claro que nadie aquí necesita ni mi aval, aceptación o complacencia, solo digo esto como saludo a un par de amigos que por aquí tengo.
Buen findes.