Acá hay mucho de interpretación... y la interpretación es taan subjetiva. La primera gran revolución, que signó la filosofía moderna fue la Teoría del Conocimiento: cómo conocemos y percibimos la realidad. La segunda gran revolución fue en el siglo XX y marcó la filosofía Contemporánea, fue el florecimiento de la hermenéutica, que es el arte y estudio de la interpretación. La primera dijo que todo era conocimiento y percepción y sin conocer eso nada se podía conocer. La segunda, la hermenéutica, fue descubrir que todo es lenguaje y símbolo, aún la percepción misma y que por tanto todo es susceptible de ser leído, incluso un árbol, una nube, una comida, un imperceptible gesto. (En virtud de esto puedo decir que todo es poesía y que todo es metáfora y símbolo, tal cual lo sabían los antiguos estoicos y herméticos). Todo es parte de un gran texto susceptible de ser leído. Esto es el Universo de la subjetividad que ya había descubierto la filosofía moderna mediante la Teoría del Conocimiento. Y en el plano de la percepción y de la interpretación todo es subjetividad. Por tanto no estén tan seguros de nada señores. La vida es solo un extenso libro o un infinito laberinto (bibliotecas y laberintos era lo único que veía Borges).
Para mí la vida de Dolina está signada por el desencanto. Dolina no es kirchnerista, entiendanló, aunque muchas veces se definió como peronista, de eso no quepa duda (tremendos problemas de definición). La razón por que apoya o apoyó indirectamente al gobierno es una suma de coyunturas bastante complejas que no se agotan en mera convicción ideológica. Pero siempre fue crítico y no puede dejar de ver la estupidez allí donde es tan palmaria (caso 678, que siempre fue crítico y otras cosas que por pudor y conveniencia calla). En el mensaje de la cortina hay una ironía simpática, que tiene más de una interpretación. Por ejemplo una forma sutíl o indirecta de un mea culpa o catarsis encubierta que se da en forma divertida o irónica. ¿Acaso alguien sacó el carnet de la interpretación correcta?. La duda de Rodolfo era sincera. La ponderación y sorna petulante de los que siempre saltan en cierto sentido, solo demostró suficiencia, y no la duda sana que es el principio de la sabiduría y de la posibilidad de aproximación a la verdad, si es que existe una cosa tal.