Transcripción automática
0:00:00 Muy bien, tal como habíamos prometido, contaremos algunas leyendas relacionadas con el lugar
0:00:11 llamado Montecacino. Hablaremos primero del fundador de Montecacino, que era San Benito,
0:00:19 Benito de Núrcia, que había nacido en el año 480 en Roma. En el año 529, en Montecacino,
0:00:30 este señor Benito, su apellido, no lo ha resumido, se dio una parte de su propiedad para fundar
0:00:42 un monasterio de acuerdo con una regla que él mismo ideó. Y deó una regla y dice, bueno,
0:00:49 aquí está, aquí está, aquí está, campo es mío, funden un monasterio y se murió,
0:00:54 chao.
0:00:55 La regla Benito.
0:00:56 Se murió incluso ahí en el monasterio. Cuentan que en la víspera del día de su muerte,
0:01:01 en el año 543, dos religiosos de los que estaban en el monasterio tuvieron una visión.
0:01:12 Si les apareció un largo camino iluminado por infinidad de antorchas, camino que se
0:01:21 extendía hacia el oriente y luego subía al cielo. Curioso que se tendiera hacia el oriente.
0:01:30 El camino del cielo, el camino de la muerte, siempre en dirección a occidente, conforme
0:01:35 a las mejores tradiciones de los mitos solares. El caso es que este camino se extendía hasta
0:01:41 el oriente y luego subía al cielo. Un personaje apareció en esa visión, se presentó ante
0:01:49 los dos monjes y les hizo saber que muy pronto Benito se remontaría por aquel camino al
0:01:57 paraíso.
0:01:59 ¿Qué hicieron los monjes?
0:02:01 Enseguida fue uno y se lo contaron a Benito.
0:02:04 Yo de Benito, dice, estábamos ahí afuera, se nos apareció un camino, etcétera, etcétera,
0:02:08 y nos dijo que en cualquier momento cantás para el carnero.
0:02:14 Me imagino que al tipo no le habrá satisfecho mucho, que le hablaran de su muerte, por más
0:02:22 que le garantizaran el cielo.
0:02:24 La cuestión es que al día siguiente, quizás para no desautorizar visiones ajenas, Benito
0:02:32 se murió.
0:02:33 Cuando los de la orden, a los que llamaremos benedictinos, se quedaron solos sin el fundador,
0:02:44 en el monasterio se gestó una creencia, que sería la primera de esta noche.
0:02:51 La creencia que dicen que cada vez que se está por morir uno hay un ruido nocturno
0:03:00 que ellos llaman el golpe de San Benito.
0:03:04 Cuando alguien va a morir, los benedictinos oyen un golpe, le llaman el golpe de San Benito
0:03:10 y esa es una creencia.
0:03:13 Unos treinta años más tarde, cuando los lombardos invadieron la zona, algunos de los monjes
0:03:19 de Monte Cassino huyeron a Roma.
0:03:24 Se hicieron de los lombardos y se llevaron la copia de aquella regla que había escrito
0:03:31 Benito, que era un reglamento para los monjes, reglas de conducta, o sea, cómo tenían que
0:03:37 comportarse.
0:03:39 Y en Roma, al ver aquel reglamento, muchos religiosos quedaron impresionados.
0:03:44 Se impresionaban fácilmente.
0:03:46 Y desde así comenzó a promoverse la regla benedictina, incluso como norma de todo el
0:03:53 monaquismo, como norma de todos los monjes de Occidente.
0:03:58 Regla que dice que los monjes debían pasar el tiempo entre el trabajo manual y la lectura
0:04:03 de obras sagradas.
0:04:05 Y eso cuando no estaban asistiendo a los servicios.
0:04:08 Debían practicar constantemente el silencio.
0:04:14 Mascullar era el peor pecado.
0:04:18 Los monjes solo podían tener consigo dos túnicas.
0:04:22 Un cuchillo, un tintero y unas tabletas para escribir que no sé lo que se da.
0:04:28 Eran plumbas.
0:04:29 Fuera de eso no existía la propiedad individual.
0:04:33 Los lechos eran revisados a diario en busca justamente de posesiones privadas e ilegales.
0:04:41 Se castigaban las infracciones, aquellas reglas mediante el retiro de la comunión.
0:04:47 Es decir, la excomunión.
0:04:50 El abate y los hermanos más ancianos y más sabios trataban luego de que te escomulgaban
0:04:57 de reconciliar al escomulgado.
0:05:00 Entendí primero, te escomulgaban.
0:05:03 Después venía el abate y decía, che, dale, que se yovan.
0:05:08 En alguna ocasión, cuando había que atender a algún escomulgado, se usaba el flagelo.
0:05:14 ¿Qué quiere decir flagelo, el látido?
0:05:16 Pero más allá de las famosas reglas de San Benito, en Monte Cassino parece que sucedía
0:05:22 algo muy interesante.
0:05:24 Y aquí hay otra creencia, la segunda.
0:05:29 Todo y esto lo opinaba incluso el Papa Gregorio, todos los que morían en Monte Cassino conseguían
0:05:36 la salvación.
0:05:37 Atención, lo repito.
0:05:40 Si vos te morías en Monte Cassino, no podías irte al infierno.
0:05:45 Por más que fueras un degenerado, no ibas al infierno.
0:05:55 Bueno, esta orden religiosa que aseguraba la salvación eterna se extendió muy pronto
0:06:01 a otras naciones cuyos reyes se persuadieron de que era muy conveniente proteger a una
0:06:08 institución que les aseguraba un sitio en el paraíso sin mayor esfuerzo.
0:06:14 Así, en las gestas del rey de Agoberto aparece como fundando unos edificios y declarando
0:06:25 los extensiones subsidiarias del monasterio de Monte Cassino.
0:06:33 Y entonces, él tenía pensado morirse ahí.
0:06:37 Y efectivamente se murió ahí de Agoberto.
0:06:40 Se quedaba muy lejos de Monte Cassino, pero él dijo, estos edificios son subsidiarios
0:06:44 de Monte Cassino.
0:06:45 Una embajada, digamos.
0:06:47 Y algunos dicen que no, porque para morirse y para salvarse hay que ir a Monte Cassino
0:06:53 al verdadero.
0:06:54 Bueno, no a las imitaciones que construyó Agoberto.
0:06:59 Un caso opuesto al de Agoberto es el de Carlos Martel, nombre de cantor, ciertamente, porque
0:07:05 es una mezcla de Carlos Gardel y Julio Martel.
0:07:09 Una mezcla imposible por otra parte.
0:07:11 Bueno, algunos entendidos aseguran que fue condenado Carlos Martel en cuerpo y alma por
0:07:20 haber dado a sus caudillos sitios, venedictinos, locales venedictinos, en recompensa por sus
0:07:29 servicios.
0:07:31 El obispo de Lyon llamado Osser estando un día orando y parece que se le apareció un ángel
0:07:42 y lo condujo a los infiernos.
0:07:45 Y así vio a Carlos Martel en medio de espantoso fuego.
0:07:50 Así que efectivamente, si este hombre lo vio, está comprobado que Carlos Martel está en
0:07:57 el infierno.
0:07:59 Condenado.
0:08:00 Al regresar de su travesía, el obispo de Lyon, contó la revelación que tuvo a Bonifacio,
0:08:09 que era el obispo de Maguncia.
0:08:10 El che, sabe lo que me pasó?
0:08:11 Dice, estaba rezando.
0:08:13 Viene un ángel, me llevó al infierno y adivinaba a quién vi ardiendo a los perros.
0:08:18 No, Julio Martel.
0:08:21 No, a Carlos Martel.
0:08:27 Qué cantor le hice.
0:08:29 Bueno, entonces, Bonifacio, que era el obispo de Maguncia, pidió que se abriera el sepulcro
0:08:36 de Martel para ver si el cuerpo estaba ahí, para ver qué pasaba.
0:08:40 Si abrió el sepulcro y vieron que en el fondo estaba quemado el sepulcro y que salió de
0:08:48 él una gran serpiente entre una nube de humo gedeondo.
0:08:54 No, no faltaba nada.
0:08:56 Vale, basta con ser malo, decía.
0:08:59 Eso, si alguna duda teníamos acerca de la condena de Carlos Martel, aquí ha sido disipada.
0:09:10 Finalmente, para cerrar este informe, la historia que nos interesaba.
0:09:15 A ver, todo esto que he contado no tiene importancia, pero esto sí.
0:09:19 Había un señor llamado Carlos Taliaferre, que era un pecador consumado.
0:09:25 Había nacido en 1546 en la Toscana.
0:09:29 Taliaferre era ladrón.
0:09:33 Participaba en peleas de todo tipo, generalmente como consecuencia de discusiones de Tabor.
0:09:40 Por los dados había matado a un hombre, pero en la disputa parece que quedó mal herido.
0:09:49 Entonces, entirado de las bondades de Montecacino, Taliaferre emprendió el viaje hasta allí.
0:09:56 Quería entrar y morir en aquel sitio.
0:10:00 Ya vio que estaba listo y dice, bueno, ahí me muero. Cuantimeno no voy a limpiar.
0:10:06 Dice la crónica que llegó a la abadía hecho un despojo.
0:10:11 Los abates vieron aquel hombre.
0:10:18 Y cerraron la reja.
0:10:21 Debieron venir y cerraron la reja.
0:10:23 Mirá si serán.
0:10:28 Y eso que no sabían que el tipo era un malandra.
0:10:31 Pero igual cerraron, porque eran malos.
0:10:34 Taliaferre pidió que lo dejaran pasar, pero le negaron el pedido.
0:10:38 Y lo dejaron moribundo afuera.
0:10:40 Abramén decía el tipo.
0:10:44 Hasta que se cansó y no insistió más.
0:10:48 Y realizó el siguiente movimiento.
0:10:50 Pasó un brazo a través de la reja para ver si con solo una porción de su cuerpo,
0:10:56 dentro de un lugar tan santo, conseguiría el cielo.
0:10:59 Y así murió, con un cacho de él mismo, dentro de Montecacino.
0:11:06 Jamás conocenemos su destino, pero hay evidentemente dos teorías.
0:11:14 Yo adecribo a la primera, que es decir que se salvó.
0:11:18 Primero, para que un tipo sárga o se considere fuera de Montecacino,
0:11:24 y me remito a las reglas de la FIFA, tiene que estar...
0:11:37 Tiene que estar totalmente afuera, totalmente afuera de la casa que garantiza su salvación.
0:11:42 Así que si tenía un pedazo adentro, el brazo es que estaba todo adentro.
0:11:50 Lo que está en la línea está adentro.
0:11:54 Así que salvago el hombre y todos los guitarristas.
0:11:56 Pero algunos dicen que no.
0:11:58 Que si salva la parte que estaba adentro,
0:12:02 o sea que el brazo debe andar lo más horondo en el paraíso,
0:12:07 entre los bienaventurados,
0:12:09 y el resto de Taliáferre, manco en el infierno.
0:12:14 Manos suentes, hombre, claro.
0:12:16 O puede ser también, dicen algunos,
0:12:19 que todavía está Taliáferre en el purgatorio,
0:12:22 a la espera de una resolución favorable del Tribunal de Pena.
0:12:28 Así que, es todo un asunto.
0:12:34 Y bueno, ¿una salvación parcial puede ser?
0:12:38 No, es una salvación parcial.
0:12:43 La mitad es el cielo, la mitad el infierno.
0:12:47 Pero si la salvación es por la fe, el tipo demostró por lo menos.
0:12:52 El tipo demostró largamente, sí.
0:12:54 Y después que le cuesta, salvelo.
0:12:56 Ya está, uno más, uno menos, escúcheme.
0:12:58 Es más, una error ahí arriba, vamos.
0:13:00 Bien, esto es todo lo que tenía que decir.
0:13:03 ¿A quién podemos dedicar esta recordación de este lugar?
0:13:07 De perdón, que es Montecacino.
0:13:10 Yo creo, creo Alejandro, que debemos pensar
0:13:12 en el fundador de Montecacino, de San Benito,
0:13:15 que es uno de los grandes padres de la iglesia, así se lo llama,
0:13:19 y que ha colaborado en la invención del purgatorio,
0:13:21 que era una cosa que no había antes.
0:13:23 Y el tipo un día escribió, bueno, ¿qué hacemos con lo que está en la mitad de camino?
0:13:26 Claro, lo que es.
0:13:27 Los que votan en Blanc, digo, bueno.
0:13:29 El purgatorio.
0:13:31 Claro, purgatorio, y se queden ahí, y después vemos.
0:13:33 Después de hacer una vuelta, vemos qué pasa.
0:13:35 Entonces, y además, San Benito tiene una bella historia.
0:13:38 Alejandro, que es que a San Benito se lo considera el patrón
0:13:42 de los espeleólogos, de los aventureros, de bueno, mucha gente.
0:13:46 Y parece que tenía una en particular condición
0:13:50 que lo hacía inmune a los venenos.
0:13:52 Y se cuenta que una vez los monjes, que tanto lo adoraban, admiraban y querían,
0:13:55 trataron de envenenarlo.
0:13:57 Y cuando lo ofrecen en la copa con veneno, el extender su mano
0:14:00 extiende también una medalla, que portaba consigo con la cruz,
0:14:03 y la copa estalla en mil pedazos.
0:14:05 A partir de ahí se empieza a pensar en esta medalla.
0:14:07 El San Benito es una medalla que ha hecho gran fortuna,
0:14:10 más fortuna ha hecho la Santa Madre Iglesia vendiendo la de reproducciones después, ¿no?
0:14:13 Sí, pero también, digamos, que la invención del purgatorio
0:14:18 sirvió para aumentar mucho la recaudación.
0:14:21 Y aquí uno podía rezar con las almas del purgatorio
0:14:26 y comprar inulgencias y acorder el tiempo de permanencia
0:14:31 en sus muertos queridos.
0:14:33 Bueno, el asunto es que en esta medalla había varias letras aparentemente sueltas,
0:14:38 pero una de ellas estaba la famosa fórmula Wader Retro Satan.
0:14:42 ¿No? Que se retrocede Satanás, que mi alma no sea víctima del dragón, etcétera, etcétera.
0:14:48 Medalla aquí servía para que, si uno estaba muy sometido a los embates del maligno,
0:14:54 mostrando la medalla, esa pudiera safar.
0:14:56 No hay que confundir este San Benito con San Benito del Palermo,
0:14:59 que es el nuestro, el de los negros, digamos,
0:15:01 pero que vino como mil años después y todo lo demás.
0:15:03 Por eso creo que también hay que pensar
0:15:05 en que quizás gracias a este destino hablábamos con ustedes,
0:15:08 antes del programa Alejandro, el a suerte de Monte Cassino, ¿no?
0:15:11 Fundado allá por el año 500, como decía usted,
0:15:13 y que llegado que fue el siglo XX, reconstruido bulta remoto, se cayó,
0:15:17 hubo un combate de un lado 80 mil hombres y el otro lado 150 mil.
0:15:22 La famosa batalla de Monte Cassino.
0:15:24 La Segunda Guerra Mundial.
0:15:25 Hubo unos malvados que a través de una enorme flota de aviones,
0:15:29 B-17, los bombardeiros, se lo cargaron.
0:15:31 ¿Y saben quiénes eran esos?
0:15:33 Bueno, los aliados, tengo malas noticias.
0:15:35 Los nazis, que son los malos, siempre como todos pensamos,
0:15:37 habían logrado salvar algunos libros y llevarlos al Vaticano.
0:15:40 El asunto es que esa casa, la casa de Monte Cassino,
0:15:43 siempre una y otra vez vuelve a crecer, a erigirse desde las cenizas,
0:15:46 y no por milagro, sino por el trabajo de los hombres,
0:15:49 que quizás en algún momento de sus villas,
0:15:51 enfrentados al pecado, enfrentados al maligno,
0:15:53 piensan en aquellas paredes que los vieron a hacer,
0:15:57 que los vieron a crecer, y saben que en el fondo,
0:15:59 el mejor refugio del alma está en aquella vieja casa.
0:16:02 Y vieja casa...
0:16:04 vieja casa...
0:16:13 vieja casa, es el balcecito que escucharemos
0:16:16 inmediatamente en la voz de Don Edmundo Rivero.
0:16:35 Vieja casa, con techo de teja,
0:16:39 tu puerta pintada de verde botella,
0:16:43 tu ventana refluida entre rejas,
0:16:46 testigos de coplas, de amor y promesa.
0:16:50 Tiene el patio rodeado de plantas,
0:16:54 te engobre el follaje de un viejo parral,
0:16:58 era la tibia verdeando de mudo,
0:17:01 recuerda las cosas que no volverán.
0:17:07 Vieja casa de barrio Santelmo,
0:17:11 tu recuerdo el tibia salió a hogar,
0:17:15 y de lejos me llegan las hombres,
0:17:18 queridas entonces por donde estará.
0:17:22 Y en mis ojos tan raros de pena,
0:17:25 todas las rimas tiernas quemando al rodar.
0:17:44 Vieja casa, con muros de adobes,
0:17:47 recuerdo de infantes con los años mejores,
0:17:51 vida blanca, color de inocencia,
0:17:54 el alco sin sombra, depenido de los de él.
0:17:58 Que no tal que me traes vieja casa,
0:18:02 y si vas a ser niño, volver a jugar,
0:18:06 olvidarme que existe en el mundo
0:18:09 el cielo sin sueño de la realidad.
0:18:15 Vieja casa de barrio Santelmo,
0:18:19 tu recuerdo el tibia salió a hogar,
0:18:23 y de lejos me llegan las voces,
0:18:26 queridas entonces por donde estará.
0:18:30 Y en mis ojos tan raros de pena,
0:18:33 todas las rimas tiernas quemando al rodar.
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