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1 de Octubre de 2009

maldiciones y maleficios en la mitología griega

Transcripción automática

0:00:00 Hablaremos de maldiciones y maleficios en la mitología griega.
0:00:06 Así que, atención, imagínense la ira de los dioses,
0:00:12 provoca maldiciones con muertes violentas, castigos, qué más que eso.
0:00:19 En general, los dioses castigaban de distintas maneras, pero
0:00:25 a veces eran muy prolongados esos castigos, los suplicios que imponían eran muy prolongados.
0:00:33 Otras veces preferían mandar a la ruina a toda una ciudad por culpa de un tipo.
0:00:38 Un tipo, ponerle el rey de la ciudad, se mandaba una macana y los dioses condenaban
0:00:45 a toda la ciudad para de ser hambre durante siete años.
0:00:51 A veces los dioses perdonaban, pero pocas veces.
0:00:54 Empecemos con nuestro catálogo de maldiciones, castigos, maleficios, qué se dio.
0:01:00 Empecemos por los Heráclidas. Eran no solo los hijos de Heracles,
0:01:04 sino todos sus descendientes hasta la última generación.
0:01:08 Parece que los Heráclidas, después de la muerte de Heracles,
0:01:11 vivían alejados del Peloponenso, que era el país originario de Heracles.
0:01:15 Habían sido un tirinto de Heracles.
0:01:18 Y pensaron en volver.
0:01:20 Y varias veces, en distintas generaciones, intentaron hacerlo,
0:01:24 pero siempre le salían mal, casi todos morían en el intento.
0:01:28 Primero les dio batalla de Euristeo, más tarde Echemos, el rey de Tegea,
0:01:33 y había un oráculo que había dicho que los Heráclidas
0:01:38 podían volver al Peloponenso después de la tercera cosecha.
0:01:41 Entonces ellos lo esperaban tres años y volvieron.
0:01:44 Y resulta que habían interpretado mal el oráculo, como suele ocurrir.
0:01:48 La tercera cosecha era la tercera generación, en realidad.
0:01:52 Tiempo más tarde, después de haber sido derrotadas las dos primeras expediciones,
0:01:58 apareció entonces Hilo, miembro de una tercera generación,
0:02:02 dispuso una flota, empezó a reunir un ejército,
0:02:06 pero otra maldición cayó sobre ello, no la anterior.
0:02:12 La causa fue la siguiente.
0:02:14 Un día vieron acercarse al campamento a un adivino llamado Carno.
0:02:20 Era un hombre que venía con intenciones amistosas.
0:02:24 Sin embargo, los Heráclidas no querían escuchar más profecías de nadie,
0:02:28 estaban podridos de profecía, porque temían nuevas malas interpretaciones y nuevas desgracias.
0:02:36 Este es uno de los Heráclidas, llamado Hipotes.
0:02:38 Atravesó a Carno con una jabalina como churrasco de croto.
0:02:42 Craso error, se levantó una tempestad que dispersó y desbarató la flota.
0:02:50 A todo esto, el hambre se abatió sobre el ejército.
0:02:54 Desesperado Hilo volvió a consultar a un oráculo.
0:02:58 Parece que cuando no sabían qué hacer, consultaban a los oráculos, tal como sigue ocurriendo.
0:03:04 Este oráculo reveló que las calamidades eran efecto de la cólera divina
0:03:09 y equivalían a un castigo por la muerte del adivino, cuya alma se vengaba de ese modo.
0:03:15 El oráculo agregó, de un momento, cuando se estaba haciendo,
0:03:19 es el oráculo, es Benicua.
0:03:23 El asesino debía ser desterrado por 10 años, el Pibete, como se llamaba Hipotes,
0:03:31 y que había matado a Carno.
0:03:33 Y además, para que terminen todos estos tormentos, deben encontrar como guía de la expedición
0:03:39 para volver al Peloponeso a un ser que tenga tres ojos.
0:03:47 Por suerte las cosas se resolvieron rápido.
0:03:50 Se expulsó a Hipotes y poco más tarde se presentó ante los Heráclidas
0:03:55 un ser con tres ojos.
0:03:57 Era Óxile, el rey de Elide, que era tuerto y venía montado en un caballo.
0:04:02 ¡Ah, bueno!
0:04:06 Pero si venía por el agua de la metáfora ya hubiéramos encontrado mucho.
0:04:15 Vale, así vale ese.
0:04:17 Y parece que valía.
0:04:20 Por fin los Heráclidas pudieron formar su flota,
0:04:23 la maldición se extinguió,
0:04:25 derrotaron a los Peloponesios,
0:04:28 se instalaron en las tierras de Heráclis
0:04:30 y comenzaron nuevas luchas, pero en otras historias.
0:04:33 Otro que sufrió una terrible maldición,
0:04:36 atención amigos de esta emisora,
0:04:40 fue Ydomeneo.
0:04:42 Era un rey decreta, hijo de Deucalión y nieto del rey Minos.
0:04:47 Fue un héroe que sobresalió incluso en la Guerra de Troya,
0:04:51 mandaba la flota cretense con ochenta naves.
0:04:56 Cuando la guerra terminó y regresó de Troya a Creta,
0:05:01 esta flota de Ydomeneo se vio asotada por una tempestad,
0:05:05 una de las tantísimas tempestades que asotaron a los aqueos
0:05:10 en sus regresos a las distintas regiones de la era después de la guerra.
0:05:15 Parece que los vientos no se detenían nunca y ya estaban perdidos.
0:05:20 Y en un momento, pensando que todos molirían antes de arribar a Creta,
0:05:24 Ydomeneo ofreció sacrificar al primer ser humano que encontrara
0:05:28 en su reino si llegaba sano y salvo.
0:05:31 Ese al primero, le dijo a los dioses,
0:05:34 al primero que encuentre te lo sacrificó o posidón,
0:05:39 sería el Dios del mar.
0:05:41 Sucedió, llegó el tipo sano y salvo a Creta,
0:05:44 la primera persona que se presentó fue su hija.
0:05:50 Y ya que no podía dejar de cumplir la promesa,
0:05:52 Ydomeneo hizo un simulacro de sacrificio.
0:05:55 Y el Dios del mar posidón no creyó en el simulacro
0:06:00 e inmediatamente se produjo en Creta una epidemia.
0:06:04 O sea, para castigarlo y domeneo,
0:06:06 epidemia para todos.
0:06:08 No, señor, dijo, pues Dios, epidemia, epidemia, epidemia.
0:06:11 Chao, se morían gente que no tenía nada que ver con el asunto.
0:06:16 Los dioses somos así, decía posidón.
0:06:21 Cuando los cretences se enteraron
0:06:24 acerca de las razones de la epidemia,
0:06:27 primero pensaron que era por el clima,
0:06:30 que era por falta de higiene,
0:06:32 por un mosquito,
0:06:34 y después se enteraron de la verdadera causa,
0:06:37 que ninguna de esas cosas, ni microbio, ni germen espatógeno,
0:06:40 ni nada, sino que justamente era porque
0:06:44 Ydomeneo no había sacrificado a su hija como correspondía.
0:06:48 Y decididos a aplacar el enojo del Dios,
0:06:51 expulsaron a Ydomeneo de aquellas tierras para siempre.
0:06:54 Y ese fue el destino del héroe de Troya.
0:06:57 Aunque no sabemos finalmente qué pasó con la epidemia.
0:07:00 ¿Qué pasó? No, no, no dice.
0:07:03 Casi posidón consideró a saldada las cuentas.
0:07:07 Acerca de los cretences se refiere otra maldición.
0:07:11 Una vez le tocó a Ydomeneo ser árbitro
0:07:14 en un concurso de belleza
0:07:16 que disputaban tétis y medea.
0:07:19 Ydomeneo eligió a tétis, yo hubiera hecho lo mismo.
0:07:26 Pero esto enojo a medea, imagínese, siempre la que pierde se enoja.
0:07:30 Medea, acá entre nosotros, era una bruja de lo peor.
0:07:33 Dijo, todos los cretences son unos embusteros,
0:07:37 y maldijo a la raza de Ydomeneo,
0:07:40 condenándola a no decir jamás la verdad.
0:07:43 Tal es el origen de un proverbio conforme,
0:07:46 al cual todos los cretences son mentirosos,
0:07:49 y así comienza la célebre paradoja de Epiménebes,
0:07:52 con el siguiente argumento.
0:07:55 Todos los cretences miemten.
0:07:58 En muchas oportunidades, posidón,
0:08:00 Dios del mar, también llamado Netuno en Roma,
0:08:03 ha hecho sufrir de ser a ciudades enteras.
0:08:06 Vamos a ver lo que pasó con él en Argos.
0:08:09 ¿Qué tal? Argos.
0:08:12 El Dios se había enojado terriblemente,
0:08:16 porque en la división de las distintas influencias,
0:08:20 Argos fue atribuido a Era y no a él.
0:08:23 Y entonces, por tal motivo, decidió dejar a Argos sin agua.
0:08:27 Una cosa como la que hubo entre los santos.
0:08:30 Argos.
0:08:32 Tiempo más tarde, a Mimone,
0:08:35 la más hermosa de las 50 hijas del rey de Libia, Danao,
0:08:39 las famosas Danaides,
0:08:42 acompañó a su padre, a Mimone,
0:08:45 a Argos para que éste se adueñara del trono.
0:08:48 Se estableció Danao en el trono de Argos
0:08:51 y envió a sus hijas en busca de agua.
0:08:54 Yo ya no buscaría agua que tengo así.
0:08:57 A Mimone partió con sus hermanas, que sé yo,
0:09:00 y luego de una larga caminata,
0:09:03 ella se quedó dormida en medio del campo.
0:09:09 Las otras hermanas se fueron, pero ella se quedó ahí.
0:09:12 Mientras dormía, surgió un sátiro
0:09:15 que trató de poseerla por la violencia.
0:09:19 Dice, cuidado, la joven llamó en su ayuda
0:09:22 a Pozidón, Pozidón.
0:09:25 Pozidón, Pozidón.
0:09:27 El dios se presentó al instante.
0:09:30 Aquella se porque no tenía fe, era porque tenía mala voluntad.
0:09:33 Repelió al sátiro con un golpe de tridente,
0:09:36 y entonces a Mimone, como agradecimiento,
0:09:39 otorgó a Dios lo que le había negado al otro.
0:09:42 Con razón aparecía entarrámpido lo dios.
0:09:48 Y así fue como Pozidón completamente enamorado de a Mimone.
0:09:51 Le reveló la existencia de la fuente del lago.
0:09:54 Y, por lo tanto, lo dios se quedó en su ayuda.
0:09:57 Y, por lo tanto, lo dios se quedó en su ayuda.
0:10:00 Mimone le reveló la existencia de la fuente del herna
0:10:03 para que consiguiera agua.
0:10:06 Poco más tarde, y más enamorado aún,
0:10:08 porque ya le había agarrado fuerte,
0:10:11 comenzó a agujeriar con su tridente las rocas
0:10:14 para que el agua fluyera de ellas y regara nuevamente
0:10:17 a la ciudad de Argos.
0:10:19 Eso fue un beneficio, verdaderamente.
0:10:22 Siempre contamos aquí.
0:10:24 Vale la pena contarla de nuevo.
0:10:26 La hemos rememorado hace poco.
0:10:28 Cuentenos que por lo menos te iba a decir...
0:10:31 La maldición que la mujer de Minos le echó a Minos.
0:10:34 Minos estaba cansado con Pacify,
0:10:37 una señora que marcaba unos 35 la milla.
0:10:40 Minos, el rey de Crepta,
0:10:43 supuestamente el constructor del laberinto,
0:10:46 o aquel que contrató a Deda lo que fue el constructor del laberinto.
0:10:51 Minos tenía un gran número de aventuras amorosas.
0:10:54 La mujer sí que se había tomado un gran número de aventuras amorosas.
0:10:57 La mujer se enojo.
0:10:59 Y le echó una maldición espantosa.
0:11:02 Yo se digo que todas las mujeres con las que el rey Minos
0:11:05 comenzó a encontrarse morían devoradas
0:11:07 por escorpiones y serpientes que le salían del cuerpo,
0:11:10 justamente en el mejor momento del asunto.
0:11:13 ¿Por qué se?
0:11:15 ¿Qué se?
0:11:17 Es horrible, ¿no, doctor?
0:11:20 Lo libró de aquella maldición procris,
0:11:23 una señora que consincuió
0:11:25 en compartir su lecho a cambio de un perro
0:11:28 que tenía Minos.
0:11:30 Era un perro que no dejaba escapar la pieza que perseguía.
0:11:33 Y una jabalina que jamás cerraba el blanco.
0:11:36 Es decir, verdad, procris.
0:11:39 Conocía el antídoto
0:11:42 que la libraría del peligro de unirse a Minos.
0:11:45 Tenía unas hierbas que le había dado a la maga Circe.
0:11:48 La hermana justamente le me dea recién nombre a toa bruja.
0:11:51 Bueno, la mujer
0:11:53 la muchacha logró su cometido,
0:11:55 pero como los celos de pacifá,
0:11:57 eran muy violentos,
0:11:59 se fue de la corte para siempre.
0:12:01 Pero una maldición brava esa,
0:12:03 la que sufrió el rey Minos.
0:12:05 Igual la mujer de Minos
0:12:09 también tuvo aventura,
0:12:11 ¿saben con quién? Con un toro.
0:12:15 El le dio oposidón recién nombrado
0:12:17 para vengarse a andar a saber
0:12:19 que falta de piedad, de piedad,
0:12:22 de pacifá.
0:12:24 La continuó a enamorarse de un toro.
0:12:26 En los toros que salen del mar
0:12:28 son siempre atributos de posidón.
0:12:30 Ya había un toro blanco,
0:12:32 que se dio,
0:12:34 y parece que la Minalubio hoy se enamoró del toro.
0:12:36 ¿Latónico el amor?
0:12:40 Entonces, así que ya no sabía cómo hacer
0:12:42 para seducir al toro.
0:12:44 Disculpe, me quedo en el detalle.
0:12:46 Esta sobofilia del modo tan desvergonsado,
0:12:48 siendo que hay niños en las salas,
0:12:50 y entonces la Minalco
0:12:52 crocó,
0:12:54 el toro nada.
0:12:58 pacifáis, pensó lo que yo había pensado.
0:13:00 Para mí que a este le gustan las vacas.
0:13:02 Y en natural, escúcheme.
0:13:06 Estéticamente,
0:13:08 al toro le gusta algo de la de Jesus.
0:13:10 Entonces le dijo Adéralo,
0:13:12 que su esposo Minos había contratado
0:13:14 para diseñar el laberinto,
0:13:16 que le construyera
0:13:18 una vaca falsa,
0:13:20 con no sé qué materiales,
0:13:22 que pareciera una vaca
0:13:24 y adentro se puso ella,
0:13:26 cuando vino el toro,
0:13:28 mú, mú, mú, que se oye yo,
0:13:30 y fueron felices los tres.
0:13:32 ¡Qué cosa!
0:13:34 Bueno, última
0:13:36 maldición.
0:13:40 Me gusta esta.
0:13:42 Es breve, pero muy dramática.
0:13:44 Más dramática que la anterior.
0:13:48 Camblistes
0:13:50 era un rey de Lidia.
0:13:52 Estaba enemistado con un tal Yardano,
0:13:54 que aseguraba ser él el rey de Lidia.
0:13:56 Entonces que surge una enemistad.
0:13:58 Cuando vos sos el rey de Lidia,
0:14:00 y viene un tipo y el rey de Lidia es yo.
0:14:04 Parece que, bueno,
0:14:06 Yardano tenía poderes mágicos.
0:14:08 Y Mercedes un maleficio
0:14:10 indujo a Camblistes
0:14:12 a padecer
0:14:14 un hambre
0:14:16 imposible de mitigar.
0:14:20 El tipo andaba
0:14:22 duro y hambriento.
0:14:24 Y un día, ya después
0:14:26 de haber devorado casi todo lo que tenía
0:14:28 a su alcance,
0:14:30 que habían terminado los mancares,
0:14:32 que estaba cada vez mal desesperado,
0:14:34 y se comió a su esposa.
0:14:36 Señor, qué mal gusto.
0:14:38 Claro, después
0:14:40 yo horrorizó por lo que había hecho
0:14:42 y se comió así mismo.
0:14:44 De este modo quedó resuelto
0:14:46 aquel asiento.
0:14:48 Me gustó la historia de Cambliste.
0:14:50 Me gustó la historia de Cambliste.
0:14:52 Fui
0:14:54 al
0:14:56 este muchacho.
0:14:58 Al discotecario.
0:15:00 Al discotecario.
0:15:02 Me dudo.
0:15:04 Maldiciones, algo de maldición le dio.
0:15:06 No, qué disco me dio,
0:15:08 ni me acuerdo.
0:15:10 A ver, por qué me faltó contarle
0:15:12 contelo mejor.
0:15:14 No le conté lo mejor.
0:15:16 Después se lo cuento.
0:15:18 Se lo contará ahora.
0:15:20 Es muy breve la canción que viene.
0:15:22 Y resulta que
0:15:24 argos,
0:15:26 el tipo que tenía así en ojo,
0:15:28 recuerda,
0:15:30 tenía un amante,
0:15:32 un señor,
0:15:34 andaba con un señor,
0:15:36 este Dios de los muchos ojos.
0:15:42 no está aquí, pero yo lo sé.
0:15:44 Y se enamoró,
0:15:46 enamoró de un señor,
0:15:48 argos,
0:15:50 y dijo, bueno,
0:15:52 estoy enamorado de este hombre.
0:15:54 Pero el tipo este lo dejó.
0:15:58 ¿qué fue pasar?
0:16:02 el enojado
0:16:04 lo condenó a estar siempre dormido.
0:16:10 un día lo vi a dormir y no le gustó.
0:16:12 Y lo que condenó a
0:16:14 que ese sueño
0:16:16 tuviera lugar con los ojos abiertos.
0:16:20 Para mirarle los ojos.
0:16:22 ¿Por qué argos, que tenía así en ojo,
0:16:24 según algunos, 50, según otros,
0:16:26 amaba la visión de los ojos?
0:16:28 Los ojos eran lo principal
0:16:30 de una persona, de una mujer, de uno.
0:16:32 Y parece que el discotecario
0:16:34 también comparte eso.
0:16:36 Dice yo, lo primero que miro de una mujer,
0:16:38 o lo segundo, me dice...
0:16:40 Qué rigor, ¿no?
0:16:42 Son los ojos, y a veces lo tercero.
0:16:44 Cuando ya yo me estaba yendo.
0:16:46 ¿Se acordó?
0:16:48 Sí, se acordó.
0:16:50 Y entonces me dio la jota
0:16:52 que se llama los ojos de mi moza.
0:16:54 Vamos a escuchar a Gardel
0:16:56 cantar una jota
0:16:58 y todos podemos bailar esta jota.
0:17:00 Aprovechando que hoy aquí hay una muestra
0:17:02 de una de esas escuelas de danzas de español.
0:17:04 Y todas,
0:17:06 han venido aquí gracias por venir.
0:17:10 Todos vamos a bailar la jota. Adelante.
0:17:32 Son los ojos de mi moza.
0:17:34 Como el filo de urpunia.
0:17:36 Son los ojos de mi moza.
0:17:38 Son los ojos de mi moza.
0:18:52 Arrogito de mi anzea.
0:18:58 Así se puedo contar.
0:19:04 Arrogito de mi olcea.
0:19:10 Que por mi amor hoy la fiero.
0:19:14 Una lágrima de ramas.
0:19:20 Una lágrima.
0:19:26 Una lágrima de ramas.
0:19:30 Arrogito de mi alvea.
0:19:56 Arrogito de mi olcea.
0:20:26 Era Carlos Gardel.
0:20:28 En la venganza será terrible los ojos de mi moza.

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