Rolón —Establece si va a trabajar con diván o no.
[...]
Dolina —Una cosa es con diván, y otra con silla. Tenía razón Popper, ¿eh?
Nina Hagen es indescriptible; además de ser una transgresora de verdad, no se entiende cómo puede hacer absolutamente lo que quiera con su voz, como en esta falsa entrevista; reconozco que me tomó algún tiempo entender que en «New York / N.Y.» cantaba solo una persona. También puede ser mezzosoprano de cualquier tipo (Weill y Hagen se llevan especialmente bien), contralto, hombre, todo le da lo mismo, lo hace sin despeinarse. Cuando Angela Merkel (a quien Hagen reprochó en televisión, a los gritos y a las puteadas, que el Estado alemán cometiera la hipocresía de aceptar la legalización de algunas drogas blandas y negar al mismo tiempo la financiación de tratamientos para adictos a drogas duras) se retiró de su cargo en el 2021, pidió a la banda de las FF. AA. que en la ceremonia de despedida tocaran tres temas, y uno de ellos fue precisamente «Du hast den Farbfilm vergessen». Cuando oigo hablar de espíritus libres (aunque no pueda existir algo como eso), pienso en Nina Hagen y en dos o tres sujetos más; la costumbre generalizada de reducirla a un personaje extravagante es muy injusto para sus extraordinarias habilidades artísticas y su feroz sentido del humor.
Hace 15 años que vivo en un pueblito con una sola panadería. Somos pocos, el resto son gallinas, perros, conejos. Hoy entro, pido pan, y la señora al ver mi acento me habla en inglés. Quiere saber de dónde soy. De Hungría, digo. Se pone contenta, soy la única húngara del pueblo.
A propósito, me pregunto en que andará Ana María Shua; supongo que ni ella ni Harwicz entrarán en los planes de Cora para apoderarse del mundo.
Buen nombre ese para una banda; nunca tuve una, siempre trabajé como músico sesionista, con el elevado fin artístico de ganar dinero para no morir de hambre. (La verdad es que me hubiera gustado conocer algo que me produjera mayor placer que hacer música, pero no tuve esa suerte.)
Eso sí, tomo la precaución de ayunar cada vez que Rolón expele un video; no pude encontrar ese en particular, pero supongo que en ese contexto, 2 menos 4 es igual a una botella de Klein, o a √-1, o a lo que se le ocurra al comisario de la mente en ese momento.
Ya que rozamos las pseudociencias avaladas por título universitario, envié este breve artículo sobre uno de los experimentos que realizó Daniel Kahneman para refutar indirectamente la validez de la ley de oferta y demanda a un fundamentalista de la economía monetaria:
Su respuesta fue: «Cuando las empresas se pelean por los trabajadores, el trabajador puede elegir y elige al que más beneficios le dé, no es tan difícil de entender».
Naturalmente, el trabajador es quien tiene el poder sobre las empresas. BlackRock, Apple, Vanguard Group, ¿quién los juna, perejiles?
"Que voy a revolear?!! El tiento solo?!!!!"
Tentadísimos!
Muy gracioso!!
Marca de tiempo 9:25:
Nina Hagen es indescriptible; además de ser una transgresora de verdad, no se entiende cómo puede hacer absolutamente lo que quiera con su voz, como en esta falsa entrevista; reconozco que me tomó algún tiempo entender que en «New York / N.Y.» cantaba solo una persona. También puede ser mezzosoprano de cualquier tipo (Weill y Hagen se llevan especialmente bien), contralto, hombre, todo le da lo mismo, lo hace sin despeinarse. Cuando Angela Merkel (a quien Hagen reprochó en televisión, a los gritos y a las puteadas, que el Estado alemán cometiera la hipocresía de aceptar la legalización de algunas drogas blandas y negar al mismo tiempo la financiación de tratamientos para adictos a drogas duras) se retiró de su cargo en el 2021, pidió a la banda de las FF. AA. que en la ceremonia de despedida tocaran tres temas, y uno de ellos fue precisamente «Du hast den Farbfilm vergessen». Cuando oigo hablar de espíritus libres (aunque no pueda existir algo como eso), pienso en Nina Hagen y en dos o tres sujetos más; la costumbre generalizada de reducirla a un personaje extravagante es muy injusto para sus extraordinarias habilidades artísticas y su feroz sentido del humor.
Mariela, sé que lo dije antes; entonces repito que la lectura de Ariana Harwicz fue una de las mejores cosas que me sucedieron en los últimos tiempos. Por supuesto que no se trata del chantaje sentimental de la afinidad ideológica —tal vez la trampa más peligrosa de todas—, sino de cosas como su talento para el microrrelato:
A propósito, me pregunto en que andará Ana María Shua; supongo que ni ella ni Harwicz entrarán en los planes de Cora para apoderarse del mundo.
Buen nombre ese para una banda; nunca tuve una, siempre trabajé como músico sesionista, con el elevado fin artístico de ganar dinero para no morir de hambre. (La verdad es que me hubiera gustado conocer algo que me produjera mayor placer que hacer música, pero no tuve esa suerte.)
Eso sí, tomo la precaución de ayunar cada vez que Rolón expele un video; no pude encontrar ese en particular, pero supongo que en ese contexto, 2 menos 4 es igual a una botella de Klein, o a √-1, o a lo que se le ocurra al comisario de la mente en ese momento.
Ya que rozamos las pseudociencias avaladas por título universitario, envié este breve artículo sobre uno de los experimentos que realizó Daniel Kahneman para refutar indirectamente la validez de la ley de oferta y demanda a un fundamentalista de la economía monetaria:
https://www.larazon.es/blogs/sociedad-y-medio-ambiente/biologia-de-la-normalidad/la-falacia-de-la-oferta-y-la-demanda-JP15923578/
Su respuesta fue: «Cuando las empresas se pelean por los trabajadores, el trabajador puede elegir y elige al que más beneficios le dé, no es tan difícil de entender».
Naturalmente, el trabajador es quien tiene el poder sobre las empresas. BlackRock, Apple, Vanguard Group, ¿quién los juna, perejiles?