En este momento no me interpela el abordaje de las narrativas de la deconstrucción de LVST porque me encuentro articulando dispositivos transversales para gestionar los estereotipos disruptivos del discurso hegemónico de Dolina con una perspectiva empática que no problematice el aquí y ahora de las disidencias sexuales. (Bah, en realidad estoy dándole con la sopapa al inodoro para destaparlo. ¿Qué comieron, loco?)
Mariano C., gracias por recomendar el archivo del año 1999; me encontré con algunas gratas sorpresas. También siento simpatía por los programas completos, por las mismas razones que vos. Me perdí gran parte de esos programas porque en ese tiempo me dediqué a las tareas de sentar cabeza, formar una familia, bañarme casi todos los días, fingir hipócritamente que me gustaban cosas que en realidad detestaba, etcétera (proyecto que abandoné por falta de tiempo e interés, aunque también por cariñosas amenazas de muerte por parte de mi familia política). Yo le creo a Dolina cuando dice que se despierta con temor de estar viviendo aún en alguna época pasada, y que recién se tranquiliza cuando mira la fecha y comprueba que no es así.
Mariela, cité el trabajo de investigación (no sé cómo llamarlo) de Fernando Beresñak como ejemplo de pieza retórica diseñada para impresionar a un público que ni siquiera sospecha la mayoría de los temas tocados ahí, pero que aplaudirá a rabiar para no pasar por ignorante; además, tiene la habilidad de moverse entre la fringe science y el verso posmoderno sin que se note tanto. Es verdad que los límites epistemológicos y ontológicos del conocimiento científico actual dan lugar a críticas serias de la causalidad clásica y de las nociones de orden y aleatoriedad, pero eso es como volver a descubrir la pólvora. (Nada que Poincaré o Lorenz no hayan notado antes y mejor: por mucho que Víctor Laplace conozca el estado actual de todas las partículas del universo, nunca podrá predecir qué número saldrá mañana en la Lotería Nacional.) Por lo demás, las referencias al teorema de Bell, al experimento mental de Schrödinger (siempre tan mal traducido) y al principio de incertidumbre son innecesarios chantajes sentimentales; el finale presto con tutti de Hesíodo es para quedar bien con las autoridades, supongo. (No critico que especulen y divaguen libremente sobre esos temas; sí me opongo a que hagan pasar esa tarea poética o literaria por investigación científica profesional.) Sí, los muchachos son enrevesados, pero además son egocéntricos, insensibles, y hasta farsantes o fascistas cuando se les hace necesario para mantener el puesto. (¿Recordás a Lino Barañao y sus excusas para seguir siendo ministro durante el gobierno de Macri?)
Copito, te pido que releas mis aclaraciones posteriores (y tal vez no del todo innecesarias) a las referencias a Saxe. De todos modos, no me disgustaría tener motivos más concretos y legítimos de orgullo por el CONICET, pero ya es tarde para eso.