Encontrá todos los archivos de audio en MP3 del programa de radio La Venganza Será Terrible de Alejandro Dolina

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juanmanuel.acero

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En Venganzas del Pasado desde el domingo, 24 de marzo de 2013 a las 10:34 AM


juanmanuel.acero

juanmanuel.acero el jueves, 17 de diciembre de 2015 a las 01:26 PM en La venganza será terrible del 15/12/2015 dijo:

A propósito del uso en Español de la palabra "valor" tanto como sinónimo de "coraje" como en referencia "lo que una cosa o persona vale" en referencia a una escala de valores cualquiera, Dolina dice en algún momento del programa que los vikings compartían esa identidad entre coraje y valor, pero que "quizá" en su idioma el término "valor" no significaba las dos cosas: el término en Old English (o "anglosajón", como gustaba de llamarlo Borges) para el coraje, o para el valor (ya fuere como sinónimo de "dignidad" o "nobleza", o en términos económicos), era "worth" (pronúnciese "werd", aproximadamente, alargando la e), con la grafía "weorþ". Esta palabra, con la creciente "latinización" del inglés a partir de la invasión normanda, fue quedando circunscripta al "valor" en cuato a la dignidad y a la nobleza de un individuo (si el Cid Campeador hubiera sido inglés, el poema bien pudiera haberse referido a él como "a man of worth"), haciendo lugar a dos palabras de indudable raíz latina que empiezan a aparecer en el período posterior a la invasión normanda (y el gradual paso del Old English, la lengua del Beowulf, casi completamente sajona en su forma, al Middle English, la lengua de Chaucer, con fuerte impronta del francés de los vencedores de Hastings): una, la palabra "courage" para el valor físico, y la otra, "value", referida tanto al valor material como a los valores morales.

juanmanuel.acero

juanmanuel.acero el domingo, 24 de marzo de 2013 a las 10:47 AM en La venganza será terrible del 19/03/2013 dijo:

Ejerzo la docencia ("consejos vendo y para mí no tengo"), y en varias oportunidades me ha sorprendido escuchar, de varios colegas, juicios de valor (respecto de algún estudiante en general aventajado) de un tenor parecido a "es inteligente, pero su actitud... ". La idea detrás del comentario es que, a la hora de dejar traslucir una (supuesta) superioridad intelectual respecto de la media, la persona objeto del comentario resulta pedante. Va de suyo que, si yo no tengo razón (es decir, si mi criterio no resulta conforme con la realidad observable) cualquier refutación que se me brinde me hará, en principio, daño. Está en mí, ante ese daño (a todo el mundo le gusta tener razón, o mejor dicho, a nadie le gusta equivocarse por equivocarse) reaccionar positivamente o, si no, reclamar respeto por mi error. Ese respeto, como bien explica Dolina, parece consistir (para el común de la gente) en un derecho inalienable a vivir en el error. En general, también, ese error es hijo de la pereza intelectual: analizar una cuestión es siempre más demandante (en términos de esfuerzo intelectual) que aceptarla como artículo de fe. Ese principio, según se extrae de la historia del Hombre de Kennewick, lleva fuerza de ley: si intenta convencer a alguien de algo, hágalo pasar por artículo de fe, no intente dar razones. Porque esas razones son vistas como una falta de respeto, como una pedantería o una compadrada, por parte de aquellos lo bastante temerosos del esfuerzo mental de contrastar cualquier percepción propia con la realidad externa. Es decir, de aquellos que tienen miedo a salir de sí mismos.